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Las burbujas en las que vivimos FLICKR
Hace unos días, escuchando un programa de radio de una emisora nacional, además de aparente calado progresista, el locutor comenzó a despotricar contra Internet, los programas y productos que consumen los jóvenes en las redes, criticando que hubieran desplazado su afición por la radio y la televisión hacia los infumables productos de internet. Aquello me irritó mucho, como suele ser habitual, cada vez que se ataca el medio de difusión sin analizar el contenido, los medios tradicionales se han tornado terriblemente endogámicos, me resulta muy curioso ver cómo el modelo de ataque hacia cualquier manera de expresión nueva se repite una y otra vez independientemente del contexto y la época. Si intento escuchar noticias en la radio, en cualquier emisora comercial, resulta un verdadero calvario, no conseguiré más de diez minutos de información trillada seguida de publicidad e interminables noticias deportivas y eso con suerte que no aparezca el comentarista de turno criticando a tal o cual político. Llegadas ciertas horas, prácticamente todas las emisoras al unísono comienzan a radiar interminables programas deportivos, con la profundidad de una hoja de papel puesta de canto. En la televisión el panorama es todavía más terrible, me fascina como los medios tradicionales acostumbran a comentar sucesos y noticias acaecidas en el entorno de la red, sólo cuando son negativos en su mayor parte o sencillamente sensacionalistas, intentando siempre dar una visión negativa, pese a que la red es un mundo de colosales dimensiones y millones puntos de vista, la obsesión por negativizar el medio como un enemigo me horroriza. De igual manera, que se maximizan los puntos negativos de la red y se extrapolan hasta el absurdo, los gobiernos y las naciones de medio planeta hacen lo posible por legislar en su contra, más allá de la lógica protección contra los abusos, pero bueno es lo normal, es lo que hemos visto en el mundo desde el principio de los tiempos, ahí quedan todas las cosas que se dijeron, por ejemplo contra la imprenta, la cual fue prohibida en el imperio otomano durante siglos, por el sultán Bayezid II, desde 1485 y durante casi 300 años, o también y hace no tanto tiempo, en un contexto muy distinto los furibundos ataques de la industria discográfica contra los radiocasetes de doble pletina, a los que acusaron de poder acabar con la música (..Y aun no sabían que les esperaba Napster... ¿qué irónico verdad?).
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