CINE Y SERIES |
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¿Te gusta escribir? Terminator, 1984 dirigida por James Cameron. Productoras Hemdale Film, Cinema 84, Euro Film Funding y Pacific Western / Distibuida por Metro-Goldwyn-Mayer y Orion Pictures Corporation.
A lo largo de la historia del cine y la literatura, la visión de la informática ha ido evolucionando y adaptándose a los tiempos, dejándonos tras de sí una curiosa estela de ideas, planteamientos y modelos que vistos desde la perspectiva del tiempo puede que a algunos nos hagan reír pero principalmente plantean un curioso abanico de cuestiones donde nos reflejamos a nosotros mismos y nuestra capacidad para poder predecir el futuro de nuestra tecnología así como las dudas éticas y morales que nos plantean más allá del puro hecho anecdótico.
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SHOWTIME
En este artículo me gustaría dirigirme a esas personas que no son muy cinéfilas, seriéfilas o cómo demonios se diga y que no han encontrado todavía el formato o la experiencia audiovisual adecuada que les motive, pero les voy a echar una mano a través de un camino un pelín raro con un relato sobre mi experiencia, comencemos... Hace ya casi 20 años que se estrenó esta mítica y polémica película bélica, pero aunque resulte obvio, el tiempo nos da la perspectiva necesaria para ver con claridad, y aunque esta cinta viaja a través del tiempo sin inmutarse como si hubiese sido estrenada ayer y su visionado en una gran pantalla puede seguir encogiéndonos el corazón, la respuesta a la mayor pregunta que nos plantea puede que comience ahora a revelarse frente a nosotros como un puñetazo en la cara.
A lo largo de los años, se han escrito miles de líneas sobre esta película y su influencia en la historia del cine es innegable, pero los actuales acontecimientos marcan una inesperada reflexión que nos obliga a ver esta película desde otra perspectiva, en una Europa que se desmiembra como un puzle en el que nadie aprecia el alto coste que llevó montarlo con unas piezas que nunca encajaron del todo y un planeta que sistemáticamente olvida, o más bien es forzado a olvidar las lecciones aprendidas. Al final de la película, ya en la actualidad, un anciano contempla una manta de cruces arropando el Cementerio Estadounidense de Normandía en Colleville-sur-Mer, Francia y le pregunta a su esposa: ”¿He sido un buen hombre?”. La pregunta posee una insoportable ambigüedad, y nos cuestiona si todo valía la pena, si estaba justificado, porque todos sabemos, nos guste o no, que la respuesta no depende de él, está aquí flotando entre nuestros actos como individuos y sociedad. |