Hoy comenzamos en Economía Social nuestra andadura en el campo de la política, pero no esperéis la típica publicidad mediática de uno u otro signo, aquí estamos para pensar y reflexionar, esto es la versión Hardcore. Desde luego esta disciplina es la base de nuestro mundo moderno… todo es política: la ciencia, la naturaleza, la educación, la cultura, la ley, la economía… toman el rumbo que el pensamiento político de nuestros dirigentes y las sociedades adoptan. Aquí esperamos mostrar todos los puntos de vista de una manera seria, argumentada e imparcial (buen oxímoron, contando que la política es de todo menos esto último), pero recordad, tanto si sois de un signo o de otro, ya lo dijo Tsun Tzu hace miles de años: ”…conócete a ti mismo y conoce a tu enemigo y en cien batallas nunca serás derrotado” Para iniciar esta nueva andadura hemos decido optar por un estudio a fondo de los nacionalismos desde un punto de vista que no os dejará indiferentes, buceando en la historia, los autores imprescindibles y buscando la argumentación necesaria para explicar los planteamientos, comencemos pues: Siglo XXI España, Autonomía y Ley Empezaré siendo claro en lo que voy a contar, para no llevar a equívocos respecto a mis consideraciones: La situación actual que vive España en el ámbito político y social es consecuencia de una larga concatenación de sucesos, comportamientos, políticas de distinto signo y la falta de actuación o contundencia en la aplicación de la Ley por parte de quien está llamado a hacerla cumplir o también todo lo contrario, con un exceso de celo en temas tangenciales a los intereses de la ciudadanía sobre todo desde el principio del siglo XXI. Todo ello conlleva una ruta de crispación y de indefinición al no poner orden ni barreras a la gente que no opera por el bien del Ordenamiento Jurídico y la totalidad de la ciudadanía, desde los distintos lugares que componen nuestro complejo ecosistema, repleto de matices y peculiaridades autóctonas. La sociedad y en concreto la clase política, debería ser responsable con respecto al principio de legalidad. Por ello, esta investigación trata sobre los orígenes de conceptos como “Nación”, “Estado” y “Soberanía” a partir de los tratados de filosofía política más relevantes y una reflexión sobre la recepción que han hecho de ellos los partidos políticos españoles. En los últimos años el movimiento independentista catalán ha tomado una preocupante dirección consecuencia de los acontecimientos políticos y sociales recientes, aunque casi todo el mundo parece tener respuestas sencillas, el nacionalismo y las causas de la actual situación son algo complejo que se debe estudiar de manera pormenorizada, para comprender porque hemos llegado hasta aquí. Imagen: Sergi Larripa Los objetivos sobre los que se moverá la investigación de estos artículos será realizar un repaso terminológico, de los principales autores, tanto político a nivel teórico, como sus efectos en la política española del presente siglo. También en próximos capítulos se realizará un análisis sobre la perspectiva que tienen los partidos políticos tanto de ámbito nacional como autonómico, sobre todo los nacionalistas, para analizar la idea del concepto “nación” y como es utilizada. Un punto importante: os aconsejo la lectura de los distintos volúmenes que cito, por muy amplio que sea este texto siempre es aconsejable complementar con la lectura de los distintos autores que desde el principio de la historia nos han ayudado a comprender mejor la evolución del pensamiento político. Benedict Richard O'Gorman Anderson (1936 -2015) Nacido en Kunming, China fue un gra estudioso del nacionalismo y de las relaciones internacionales además de uno de los más reconocidos especialistas sobre la Indonesia del siglo XX. De particular importancia en la teoría de Anderson es su insistencia en el papel de la literatura impresa y su difusión. El surgimiento del nacionalismo está para él estrechamente conectado al aumento del número de libros impresos y al desarrollo técnico de la imprenta en su conjunto. Wikimedia La principal idea de estos artículos, gira en torno al concepto nación y como es utilizado por las distintas fuerzas políticas españolas. En especial los partidos de implantación nacional (PP /PSOE / Ciudadanos / Podemos y la extinta UPyD) así como los de los de ámbito autonómico (BNG / PNV /PDECAT (antigua CiU, CDC) / ERC, etc…). Por ello, primeramente es preciso poder encuadrar determinados significados como, “Estado”, “patria”, “nacionalidad”, “comunidad”, “ciudadanía” y otros conexos de cara a que sirvan para propiciar la reflexión sobre el tema que más adelante trataremos. Percepción e Historia: Marcos de referencia Como propugna el mismo George Lakoff, en No pienses en un elefante: Lenguaje y debate político (2007), los marcos de referencia que estructuran nuestra percepción del mundo son tan importantes como una nueva adaptación, si ésta fuera menester, dentro de la sociedad en la que interactuamos con nuestros semejantes, una vía que habría que estudiar para entender cómo alguien sería capaz de apropiarse (intelectualmente hablando) de un concepto tan clave en politología como el de “nación”. De hecho se le dota de un significado que a veces no coincide con el aceptado por la Real Academia Española y se utiliza de una manera convenientemente trillada de cara a presentarlo como baluarte de una postura política concreta. Esto es posible porque se asientan en las corrientes ideológicas de determinados autores de cara a sustentar las argumentaciones partidistas, por lo que previamente, se debiera contar con un examen previo de qué teorías englobarían mejor dicha investigación. Algunas de las obras más relevantes para este cometido pueden ser, desde Las comunidades imaginadas de Benedict Anderson, donde explora el fenómeno del nacionalismo, hasta El Príncipe de Nicolás Maquiavelo donde se expondría la evolución del Estado moderno y la posterior incorporación del concepto de “soberanía” de Jean Bodin (Los seis modelos de la República), imprescindible para que Emmanuel-Joseph Sieyès en ¿Qué es el tercer Estado? estableciera el concepto moderno político de “nación”. George Lakoff (Berkeley, 1941) es un investigador norteamericano de lingüística cognitiva, profesor en la Universidad de California, Berkeley. Fue unos de los fundadores de la Semántica generativa en lingüística en la década de 1960, fundador de la Lingüística cognitiva en la siguiente década y uno de los investigadores de la Teoría neural del lenguaje durante la década de 1980. Wikimedia Tampoco habría que dejar de lado reflexiones histórico-políticas como la que esgrime Mercedes Vilanova en los capitulos 2 y 3 de la obra Historia del Mundo contemporáneo: de la revolución a la globalización, en los que se hace un repaso por las sociedades democráticas que con sus sucesos habrían dado como fruto la situación que viviríamos actualmente. Además, partiendo de la tesis de que nos encontraríamos en un estado de derecho regido por una serie de normas previamente estructuradas y aceptadas, sería menester acudir a diversos textos legales donde se emplean los conceptos que se vendrían a analizar a lo largo de dichas líneas. Documentos como la Constitución de 1978 ó el mismísimo Código Civil («BOE» núm.206, de 25/07/1889.) en los que se hace referencia a los aspectos de los que se estaría tratando. Además de sentencias del propio Tribunal Constitucional. Pleno, Sentencia 31/2010, de 28 junio de 2010. Nacimiento del Estado moderno y el concepto de “Nación”: El estado antes que la nación: Se podría decir que todo comienza con El Príncipe, esta gran obra clásica fue creada por el gran escritor, además de diplomático y filósofo político Nicolás Maquiavelo (1469-1527) y dedicado a Lorenzo II de Medici (1492-1519), estadista, señor de Florencia desde 1516 hasta su muerte, además de mecenas durante el Renacimiento italiano. A grandes rasgos, la idea principal en torno a la que giraría la obra, sería la de seguir la línea correcta a la hora de gobernar un Estado propio o conquistado, y la consideración de que es legítima cualquier actuación en la búsqueda del poder, al margen de lo moral, si viene acompañado de éxito. Pero no es esto por lo que es citado en este estudio, sino porque sus escritos en dicho siglo han servido para identificarle como uno de los padres del concepto “Estado” desde un prisma histórico-político, junto a Hobbes y a Locke, ya en el siglo XVII. El Príncipe de Nicolás Maquiavelo, una obra imprescindible para iniciarse en la comprensión de la política y la maquinaria del estado. Para entender mejor la política actual, muchas veces no hay nada como releer a los clásicos, pues poco nuevo hay bajo el sol. Wikimedia Hay que decir que Maquiavelo identifica la palabra “Estado” con un territorio en el que reside un pueblo y mantiene una interacción continua que les hace sentirse parte de un todo. Básicamente, los requisitos que vendrían a demandarse a día de hoy. La única pequeña diferencia que habría es que comienza mencionándolos con la nomenclatura “principado” debido a la realidad que el autor vivía en la Italia del Renacimiento con las ciudades-estado. Primeramente en la obra El Príncipe hace una primera división entre “estados hereditarios” y “estados nuevos”, los primeros, según Maquiavelo, son más fáciles de conservar debido a que el pueblo estaría acostumbrado a vivir dependiente de un linaje. Se necesitaría de muchos cambios para alterar el orden preestablecido o contemporizar toda una serie de cambios necesarios para que se dejase de sentir como suyo tanto al gobernante como al propio territorio. Los estados nuevos podrían ser de nueva creación o mixtos (estados nuevos adheridos a uno ya fraguado en el tiempo). Esto podría pasar si el pueblo se sentía disconforme con el gobernante que poseyeran en dicho momento, y desearan un cambio para una vida mejor de la que tenían, los factores que harían que dicho gobernante conservara ese tipo de principado de forma relativamente sencilla. Se trataba de borrar cualquier rastro de la dinastía anterior, lengua, religión y diversas costumbres; así como las leyes y normas que hasta ese momento estarán en vigor, de la misma forma, habría que tener en cuenta las diferencias existentes con el territorio adherido, debido a que, para hacer que se sientan importantes sería menester desplegar por dicha extensión de terreno durante un tiempo prudencial. Existiría una vía más económica y sería: la de la colonización. Sería un camino más diplomático y a medio-largo plazo. Ya que así no se dispendiaban muchas divisas pero se invertía en favores y privilegios para las personas influyentes de la región a modo de escudo social, a fin de evitar posibles alzamientos. Nicolás Maquiavelo (1469-1527) escritor, diplomático, funcionario público y filósofo político, también se le considera padre de la Ciencia Política moderna y una de las figuras relevantes del Renacimiento italiano, aparece aquí retratado por el pintor Santi di Tito. Wikimedia Era necesario atender a los posibles desórdenes que surgieran antes de que se hicieran grandes y fueran cada vez más descontrolados. Y de esta manera puede entenderse la forma de gobernar, bien rodeado de sabios que sean capaces de aconsejar mediante una forma de gobierno, bien en forma del personalismo y antojo del principal responsable del Estado en ese momento. Lo que se venía a manifestar es que conservar un territorio depende en gran medida de las virtudes que pueda poseer el príncipe, y no dejar nada al azar debido a lo mencionado anteriormente. Como seguía diciendo Maquiavelo, era menester que hiciera nuevas amistades y forjara un ejército a la altura del Estado en concreto que deseaba proteger y hacer frente a las necesidades de sus más fieles seguidores y ganarse el afecto de su pueblo. También incide en la forma de adquirir los territorios que poder anexionar, y menciona dos vías; por las armas o por fortunas ajenas, el que lo consiguiere por azares del destino o un golpe de suerte, significaba que no había invertido esfuerzo para obtenerlo, de manera que tenía muchas posibilidades de caer en desgracia y disgregarse. Si los oriundos del lugar decidieran rebelarse, era preciso buscar ayuda de formaciones extranjeras, de manera que se pudiera controlar la sublevación y poder hacer de nuevo con el control de la zona. El paso siguiente sería eliminar a los caudillos y convertir a los partidarios de la causa en amigos para restaurar el orden. En cambio, cuando se llegar al poder por medio del conflicto armado, es importante ser abanderado del sentimiento cruel de forma que se pueda instaurar un nuevo gobierno de forma rápida y consecuente con lo que se pretende aportar. Sin embargo, para mantenerse en la cúspide, recomendaba realizar movimientos diplomáticos de forma lenta y con tiempo para que se asimilara el cambio. De otra forma, no sería posible fraguarlo de una manera correcta. El posible afecto del pueblo en general, es algo indispensable si se pretendía un largo período de gobierno sin mayores sobresaltos que las posibles amenazas externa, de la misma forma que un principado que pretenda ser independiente, debe gozar de una fortaleza tal que no necesite ayuda de terceros en caso de guerra. Lo cual nos lleva al punto anterior, ya que debe formar un ejército que no le tema a ningún adversario a la hora de la confrontación. De la otra manera, la única vía de escape es la de sitiarse voluntariamente para evitar el conflicto armado en mayor medida. Existen tres tipos de tropas con las que un principado puede defenderse: propias, mixtas, auxiliares y mercenarias, Maquiavelo argumenta que las tropas mercenarias no salen rentables, ya que se encuentran en la posición de ofrecer un servicio por lo que puedan recibir y en función de la valentía que hubieren tenido. Pero que a la hora de la verdad no la demuestran y que tanto el territorio como el gobernante, acaban en la ruina. Lorenzo di Piero de' Medici (1492-1519) duque de Urbino, conocido como Lorenzo II de Médici para distinguirlo de Lorenzo el Magnífico (Florencia, República de Florencia, 1492 - Careggi, 1519) fue el señor de Florencia desde 1516 hasta su muerte víctima de la sífilis en 1519. Wikipedia. Nieto de Lorenzo el Magnífico y duque de Urbino, Nicolás Maquiavelo le dedicó su conocida obra El Príncipe. Wikimedia Con las tropas auxiliares se asume el riesgo de pedir ayuda a otro príncipe para que poder disponer de más soldados. Sin embargo, tanto si se gana como si se pierde, se puede quedar prisionero al no tener el beneplácito de dicho cuerpo anexionado, de manera que a las tropas mercenarias hay que tenerles prudencia por si se pierde, y a las auxiliares por si se obtiene la victoria, por lo que siempre es mejor tener unas tropas propias con el príncipe en persona a la cabeza, y capitanes con nociones de guerra que puedan desplegar a sus soldados. También entra a explicar un tipo de territorios únicos y que circulan por otro camino, los principados eclesiásticos. Según Maquiavelo, son estados felices y seguros por naturaleza, y que su existencia radica en basarse en antiguas instituciones, el político transalpino argumenta que en parte su grandeza radica en las campañas militares realizadas por devotos, por terceros. Funcionan de otra forma distinta a los estados de los hombres al ser gobernados por leyes superiores a cualquier ser humano. Administración de la Crueldad y la conservación del Estado Más adelante en su texto, Maquiavelo retoma la situación de cómo el príncipe debe ser capaz de administrar la crueldad en ciertos momentos, siempre que éstos le ayuden a conservar el Estado y hacer desaparecer el sentimiento de debilidad que pudiera rondar sobre su persona, la clemencia sería un recurso a utilizarse en momentos de paz. Sin embargo, en tiempos de difícil gobernabilidad, sería menester mostrar su vertiente más cruel. Ya que sería mejor ser temido que ser amado. Por otra parte, aconseja evitar siempre provocar el florecimiento del sentimiento de odio y procurar no ofender a los súbditos, aparentar bondad dentro de un margen, siempre que no se confundiera con debilidad, idéntica sería la forma en procurarse tener una imagen de hábil guerrero de cara a servir de imagen y semejanza entre sus soldados. El príncipe debía saber siempre y tener muy en cuenta el motivo por el cual se le ayudó a subir al poder. Ya que si era por un sentimiento de descontento será difícil invertir el proceso si alguna vez se volviese en su contra y por el contrario, si fuera a partir de un sentimiento de afecto, más fácil le resultaría conservarlo. Para ser querido y estar en alta estima con respecto al pueblo, considera menester que posea una imagen de ilustre en sus actos y recompensar públicamente a cualquier súbdito que realice un acto que ayude a fortalece el Estado, debe mostrarse amante de las virtudes y brindar seguridad a los ciudadanos para que realicen sus actividades comerciales, de manera que, represente una expansión económica del Estado, al mismo tiempo debe prestar atención a los gremios y reunirse con ellos. Para este gran filósofo político un buen líder, debe saber rodearse de ministros y gente de confianza que piensen más en el pueblo que en ellos mismos, como consejeros se debe escoger a un hombre con juicio propio y que no tema transmitirle al príncipe la situación tal y como es. Más cómodo pero menos práctico es rodearse de aduladores que den el beneplácito a todas las decisiones esgrimidas por el príncipe, así que dejaba claro que de no realizarse de este modo, podía traer problemas y la consiguiente pérdida del Estado. Como se puede ver en este acercamiento a Maquiavelo, este filósofo político es en cierta manera un “notario” , de lo que ocurría en la Italia del Renacimiento, por lo tanto ya nos presenta los atributos del Estado que surgía después de la fragmentación política que caracterizaba la Edad Media. Ahora esta nueva estructura, como se la ha visto, contaba con un funcionamiento permanente, ingresos regulares a través de una Hacienda dedicada a ello, ejército permanente y sobre todo, una cabeza, “el príncipe” que debía estar caracterizado por una firme voluntad de poder. Y llegó el concepto de “Soberania” Jean Bodin (1530-1596), también conocido en España como Bodino, era un destacado intelectual francés que desarrolló sus ideas en los campos de la filosofía, el derecho, la ciencia política y la economía, donde en Los Seis libros de la República tiene como misión reunir y enfocar en una misma dirección la política como disciplina científica al ser considerada hasta ese momento, “princesa de todas las ciencias”. Jean Bodin,(1530-1596) destacado intelectual francés que desarrolló sus ideas en los campos de la filosofía, el derecho, la ciencia política y la economía. Wikimedia El autor galo, se caracteriza por haber aportado a la teoría del Estado conceptos tales como el de soberanía, su trabajo se reúne en seis libros donde contempla todos los aspectos de la sociedad, desde la familia hasta el mismísimo ordenamiento jurídico, para poner de manifiesto la necesidad de la vía política cara a mantener un orden concreto. Para Bodín, la esencia del poder soberano está en la potestad absoluta de crear y derogar las leyes sin estar sometido a ninguna estancia. Es decir, soberano es el poder no limitado por ningún otro. El poder originario por algo que se crea una comunidad política. La obra comienza con una manifestación que deja poco margen a la interpretación; aduciendo que la República es un recto gobierno de varias familias. Pues bien, en la obra se asume el Derecho como parte indispensable para la realización de los fines políticos. Lo que le convierte como pieza básica de la construcción del campo de la política, de la misma forma que se concibe el derecho como emanación de la prudencia y la bondad de Dios. Una extensión del todopoderoso creador y eternamente vigilante de la sociedad misma. Prosiguiendo con lo mencionado, el Derecho se divide en dos grandes bloques: el natural y el humano. El primero se asume que se posee de modo innato por los seres humanos desde el origen, y sería justo teniendo en cuenta el prisma de bondad del que gozan las personas. El segundo, evolucionaría siempre que las negociaciones del hombre llegaran a buen puerto, ya que dependerían de la interacción y la convivencia como motor principal para su funcionamiento. Dentro del Derecho humano, debería distinguirse entre las normas sancionadoras y las que estarían desprovistas de las mismas. Las primeras serían las leyes, la equidad y la costumbre. De esta forma se nos presentaría el ordenamiento jurídico de la época, principalmente provisto de una sentencia del gobernante (principalmente el príncipe). Lo que le llevaba a asumir que todo dependía de la voluntariedad del ya mencionado, descrito dicho comportamiento como “voluntarismo radical”. De esta manera, se dirigían las miradas hacia el trono real, apreciando que si empezaba a existir una negociación hasta para incluso mediar en un Estado, la silla del gobernante también debería estar sujeto a ciertas normas. La idea simplificada sería que la tesis de Bodin tras el estudio de la nueva organización del poder que emergería con el Estado absoluto sería la esencia de poder soberano. En resumen el concepto de soberanía sería: poder originario no sometido a ningún otro poder, conforme Jean Bodin, pasa a formar parte de las concepciones del pensamiento político. Del Rey al pueblo: Continuando con nuestro devenir histórico Enmanuelle-Joseph Sieyés (1748-1836) político, eclesiástico, ensayista y académico francés, en la obra ¿Qué es el tercer Estado? nos hace un acto de reflexión acerca de la realidad que se vivía en Francia mediante una serie de obras relevantes que significaron un antes y un después en la perspectiva política. Su idea fundamental es que la soberanía pasa del Rey al pueblo. Plantea que el pueblo quedaría esterilizado debido a los intereses de los más privilegiados, lo cual, quedaría extrapolado como un tercer estado y con la idea plateada de nación, así que para poder construir un nuevo modelo de estado basado en un ordenamiento jurídico que ayudara a la sociedad a evolucionar, habría que otorgarle al Derecho un rol relevante. Enmanuelle-Joseph Sieyés (1748-1836) político, eclesiástico, ensayista y académico francés. Wikimedia La ley sin embargo, no vendría de una línea histórica, sino que nacería desde el principio de “amor al prójimo”, es decir de la ley natural, por lo que la libertad sería entendida como anterior a cualquier sociedad cimentada en una negociación entre hombres para la posterior convivencia. A partir de aquí, se asumiría que las leyes de los privilegios estarían consideradas por Sieyés como anti-naturales. Sieyés entiende que los privilegios sirven para invadir el espacio del prójimo y de barrera para evitar que el pueblo evolucione, ya que éste debería ser lo primero. En esta idea de la Ilustración se mantendría la igualdad de los hombres y la nula superioridad de unos pocos sobre el resto por derecho de nacimiento. Para evitar todo este caos y mirar hacia delante y sobre todo, que los cargos públicos no los detenten los nobles, Sieyés propondría la figura del empleado público, el cual debiera ser un puesto con un salario acorde a su rendimiento y siempre que la persona fuera digna de ello estableciéndose por una filosofía de méritos (meritocracia). Sieyés nos manifiesta que la recompensa no serían privilegios, ya que se caería en vicios del pasado, sino la retribución anteriormente mencionada y el sentimiento del servicio a la patria. Como se puede observar, estas ideas pueden verse truncadas por la tergiversación de unos pocos, interesados en gozar de ciertas comodidades, lo que se habría visto como un camino sin salida hacia la mejor versión de la nación. Este recorrido lleno de obstáculos habría dado como resultado una idea totalmente diferente de lo que debiera ser una nación en sintonía con el pueblo, dejando fuera al “tercer estado”, pues este sería incluso discriminado pese a ser la parte vital de la nación, ya que todos los esquemas ideados por los privilegiados, no hace más que ir en contra del concepto mismo de nación. Atendiendo al orden de ideas sobre la definición misma de nación, Sieyés afirma que es un cuerpo de asociados que viven bajo una ley común y están representados por la misma legislatura, lo que viene a sugerir que queda englobada a todos los habitantes que se encuentran en igualdad de condiciones bajo la ley, con lo que los privilegiados, tienen como opción dejar de lado sus privilegios o hacerse un lado. Para recuperar el estatuto que el pueblo merece, Sieyés, muestra los reclamos del mismo. Se comenzaría de esta forma a plantear el principio vital de las democracias actuales, y es la asunción de que la mayoría prevalece sobre la minoría. La obra del Sieyés excluiría cualquier privilegio y exigiría una representación según el territorio en relación con las nuevas regiones anexadas. Para que lo mencionado, llegara a representar algo tangible, la nación debiera funcionar según la ley. Desde aspectos como la tributación hasta la igualdad y libertad, serían pilares sobre los que se asentarían dichos fundamentos. Según Sieyés, la nación es libre, y como tal esta direccionada, no regida, por una constitución que es realizada por la nación misma, es decir por la sociedad. Sin embargo esta Carta Magna no se encontraría por encima del propio territorio, ya que la nación existiría antes que nada, y sin el propio Estado, no existiría la nación en sí. Es decir, para que exista la nación es preciso el pueblo, el territorio y el estado. Habría que recordar que esta idea de evolución también es propia de la Ilustración, para este caso lo humano evoluciona hacia las mejores formas de gobierno posibles, aquellas que lleven mejor representada la voluntad común, la del pueblo. Es menester recalcar que el autor galo, ve en la nación, el principio de todo y de ella nace todo. Siempre legal y fundamentada en las leyes escritas para hacerse cumplir, quedándose siempre por debajo del Derecho natural. Todo este esquema, cobra un aire de coherencia casi divina, coherencia que muestra el sistema político igualitario y legal como el pináculo de la historia humana, por ser este sistema el que mejor expresa la voluntad del Tercer Estado, es decir del pueblo. La nación, como ya se dijo, no está sujeta a la Constitución, sino que es el gobierno el que está sujeto a ella. Esta constitución debe ser generada por representantes extraordinarios que tendrán el poder que la nación, que poco a poco se vuelve sinónimo de pueblo, quiera darles. Estos representantes extraordinarios, que obtienen su poder parcial por voluntad de la nación. Obviamente con esto se estaría construyendo verdades que sustentaran todo un proyecto de nación que se muestra como una construcción natural y que termina por ser el pueblo mismo, la democracia, en todo el significado de la palabra se sustenta en esta idea, junto con las herramientas primigenias para sustentarla y mantenerla. Por lo menos teóricamente el modelo estaba montado, faltaría ver como se desarrollaría en la praxis, donde las ideas generalmente se quedan cortas. Y se estropeó el concepto: Aquí llegamos ya a otro de los grandes autores del pensamiento occidental, Johann Gottlieb Fitche (1762-1814) filósofo y padre del idealismo alemán, profesor de filosofía en la Universidad de Berlín y autor de Los Discursos a la nación alemana, cuyos escritos quedarían enmarcados dentro del nacionalismo teórico alemán y cuya obra contiene un mensaje principal diferente, un nuevo prisma donde convierte la lengua en un factor determinante para sentar las bases de un mismo territorio. Johann Gottlieb Fichte (Rammenau, 19 de mayo de 1762-Berlín, 27 de enero de 1814) filósofo alemán de gran importancia en la historia del pensamiento occidental, como continuador de la filosofía crítica de Kant y precursor tanto de Schelling como de la filosofía del espíritu de Hegel, es considerado uno de los padres del llamado idealismo alemán. Wikimedia Fitche pretendía impulsar la transformación del Estado y nación alemán con la puesta en práctica de un programa educativo que se extendiera a los aspectos de la nación alemana, y con ello, a todas las clases sociales que la habitaran. Lo que vendría siento una “educación nacional”, lo cual tenía cierta gracia en el momento de redactarlo pues lo decía en una Alemania ocupada en parte por las tropas de Napoleón. Entiende que los germanos como tribu han sufrido muy pocos cambios, la diferencia es que pueblos que hablan un mismo idioma, pueden tener que haber emigrado hacia otros territorios, lo que inevitablemente, va provocando el desarrollo de una evolución propia del mismo lenguaje. De una manera más general y de forma más específica Fitche realiza una comparación entre los fonemas pronunciados para emitir mensajes y el mismo sentimiento de pertenencia del que tanto se habla a la hora de establecer similitudes entre comunidades, también incide en que si se llama pueblo a un grupo de hombres que viven juntos, sufren las mismas influencias externas en su órgano de fonación y que continúan desarrollando su lengua en interacción permanente, aunque también habría que mencionar que el lenguaje en un pueblo no es el medio por el que se llega a un fin como pueda ser la de sentirse propio de una comunidad. Sino el fin mismo por el que se llegaría a ese nivel. Todo esto representaría una evolución al unísono, la cual se adaptaría ante cualquier novedad fonética traída de fuera por seres humanos aislados, llegándose a perder eslabones de la misma transformación lingüística que hubiere acontecido a lo largo del tiempo. Es por ello que, muchos antepasados se verían incapacitados de comunicarse al no conocer muchas de las derivaciones de la lengua, sin embargo, él mismo aduce que no se ha producido un lapsus de tiempo como para que dicha situación se produjera. De la misma forma, introduce un aspecto como el de suprasensible, refiriéndose a la concepción de “Idea”, o como en alemán se pronuncia “Getisch” que se entiende como el objeto que escapa al mundo de los sentidos, lo que viene a evocar un plano inmaterial y trascendente en cuanto a la claridad del conocimiento de la persona. Sin embargo, con la evolución de la lengua, vendría el sentimiento de pertenencia con respecto al grupo originario de humanos que comenzaron dicha práctica en comunión. Ya que si no se abre dicho círculo, los individuos solitarios no pueden aportar sus derivaciones fonéticas, lo que implica que se encuentran fuera del ámbito de influencia de la tribu. El pensamiento político desde siempre se ha visto reflejado o ha tenido su expresión en las distintas formas de arte, asimilando o hasta incluso a veces fagocitando ciertos autores. El caminante sobre el mar de nubes (1818), del pintor paisajista del romanticismo alemán Caspar David Friedrich. (1774-1840). Wikimedia
También puede ocurrir el orden inverso y que las nuevas olas de conocimiento en cuanto a la lingüística, sean capaces de dominar lo ya existente y original, de este modo, se vendrían perfilando nuevas generaciones que en el futuro adoptarían las medidas más desarrolladas aún conociendo las lenguas originales, lo que vendría a suscitar un sentimiento suprasensible con respecto a la lengua más extendida y evolucionada. Por todo lo citado Fitche entiende que: “sólo el alemán -sólo el originario y no muerto en un estatuto arbitrario- tiene verdaderamente un pueblo y un derecho a contar con un pueblo, y que sólo él es capaz del amor verdadero y racional a su nación.” Así que resumiendo, mientras que para la tradición francesa la nación pasaba por la voluntad del pueblo en constituirse en Estado dentro de un territorio y este será el concepto que prevalecerá hasta la creación de la Organización de las Naciones Unidas, para la tradición germánica la nación será algo objetivo cuyos orígenes hay que buscarlos en el pasado y es independiente de la voluntad de los ciudadanos, así que el conflicto estaba servido. Imagen de portada: Visión romanticista de la Batalla de Trípoli durante la Primera Guerra Berberisca. Se muestra el momento en que el héroe de guerra estadounidense Stephen Decatur luchaba cuerpo a cuerpo contra el capitán pirata musulmán. Pintor: Dennis Malone Carter – Centro histórico Naval, Departamento de Marina, Washington Juan Pablo Castillo Cubillo Temas relacionados: Economía Social, Sociedad, Juan Pablo Castillo Cubillo, Política. Reconocimientos y más información sobre la obra gráfica ADVERTENCIA: En este foro, no se admitirán por ninguna razón el lenguaje soez y las descalificaciones de ningún tipo. Se valorará ante todo la buena educación y el rigor sobre el tema a tratar, así que nos enorgullece reconocer que rechazaremos cualquier comentario fuera de lugar.
2 Comentarios
Aurelio Montaner
6/8/2017 22:17:01
Que gran artículo de introducción al concepto de Estado, es un gran esquema del análisis de los conceptos de nación, personalmente discrepo respecto a la dualidad presentada a partir de los autores alemanes y la definición a través de la lengua únicamente, aquí en Cataluña no es una cuestión de lengua, si no una desafección con un gobierno central y que desatiende a sus ciudadanos, una nación como dice ya Maquiavelo en su texto. debe ser atendida con diligencia e interés por sus gobernantes, no es una cuestión de si catalán o español, como quizás se pueda desprender de la división presentada, quizás me equivoco, pero esa es la sensación. Gracias
Responder
Jesus
16/8/2017 14:43:26
Muy buenas
Responder
Deja una respuesta. |