MODA Y SUPERVIVENCIA |
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En esta segunda entrega sobre orientación vamos a explicar los procedimientos básicos que no exigen de ningún tipo de instrumento especial o mapa, para que adoptemos unas bases sólidas y básicas en esta disciplina. Su utilidad resulta indispensable no sólo por razones de aventura o profesión, si no por razones excepcionales tanto en tiempo de paz como de guerra y como puedan ser desplazamientos en barco, avión, desplazamientos en montaña, zonas boscosas, desiertos, zonas extremadamente frías o polares, desplazamientos por zonas aisladas o de difícil desplazamiento. Al igual que en tiempo de guerra, sirve para guiar a grupos dispersos que se refugian en una zona huyendo de la persecución enemiga, bien como civiles para huir del conflicto o como militares para reorganizarse y continuar la lucha o bien obligados por circunstancias de avería en el transporte. Son increíblemente sencillos y han servido para salvar la vida a miles de personas en múltiples ocasiones, muchas veces estas nociones básicas pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte, el éxito y el fracaso. Sea cual sea la razón, veamos los medios: La orientación por el Sol El sol en el horizonte aparece aproximadamente por el este (recordemos en que hemisferio nos encontramos), va elevándose hasta alcanzar una altura máxima en cuyo momento el astro señalará el Sur, para luego de descender y ocultarse por él Oeste, el tiempo que tarda en realizar este recorrido son 12 horas en las épocas del año y zonas donde son iguales la duración de los días y las noches. En la imagen podemos ver las horas de salida y puesta del Sol en España, así como la duración del día solar con referencia a los meses del año, cuidado con las horas!, pues se refieren a las solares y no a las oficiales que varian con los distintos ajustes que se realizan a lo largo del año, como medio de ahorro energético.
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O porqué no deberías confiar tanto en tu GPS, si realmente aprecias tu vida. PIXABAY
Hace unas semanas, salí con un amigo a practicar un poco de montañismo en la Sierra de Teruel, era una tarde agradable y apacible, casi cálida para la época, nos detuvimos junto a un camino, a consultar nuestro viejo y plastificado mapa, en eso estábamos cuando vimos acercarnos un viejo todo terreno que transitaba por dicha vía, se detuvieron junto a nosotros y nos preguntaron muy amablemente sí teníamos algún problema o necesitábamos ayuda, a lo cual respondimos que no muy agradecidos, pudimos ver que eran dos hombres mayores, con el atuendo típico de protección civil, con esos chillones escuditos naranja fosforito que parecen dibujados por un diseñador en estado alucinógeno, probablemente voluntarios que habían salido al campo a realizar alguna actividad rutinaria o de entrenamiento y continuaron su camino. Media hora más tarde, nos los encontramos cerca de un barranco, estaban tomando unos apuntes y realizando fotografías, de nuevo muy amablemente nos volvieron a saludar y comenzamos una pequeña y distendida charla, sobre todo en relación a las bellas vistas que ofrecía la cima del Javalambre por aquellas fechas, la conversación transcurría como os podéis figurar dentro de los aburridos cánones que marca la lógica cortesía cuando dos grupos aislados se encuentran en mitad de la montaña, hasta que en un momento dado el hombre que aparentaba más edad del grupo me pregunto: -¿No lleváis GPS?, ¿Sólo lleváis el plano? Le explicamos que por supuesto llevábamos GPS, de hecho por partida doble en el teléfono junto con un Garmin rugerizado (reforzado) de bolsillo, por si las moscas, pero que nos gustaba más tirar de mapa y entretenernos trazando rutas e identificando lugares en la vieja cartulina, para así practicar y no perder la costumbre. Aquel hombre, sorprendido asintió con la cabeza, una extraña visión de asombro recorría su rostro como si acabara de encontrar marcianos que sorprendentemente hablarán su mismo idioma, sin venir a cuento comenzó a despotricar contra esos malditos cacharros de una manera furibunda que al principio yo no llegaba a comprender ni por asomo, comenzó a relatarnos casos de su larga experiencia y la de conocidos suyos, incluidos miembros de la guardia civil y cuerpos de rescate donde estos aparatos más que ayudar, contribuyeron a la tragedia o a poner en riesgo a sus usuarios a causa de la fe ciega en la tecnología. |