TECNOLOGÍA Y CIENCIA |
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Continuando nuestro viaje semanal por las noticias de ciencia más interesantes que han hecho su aparición en los últimos días, esta vez nos vamos a centrar en los últimos hallazgos y avances en el campo de la medicina, empezando por un sorprendente avance en la lucha contra el dolor, procedente, precisamente de uno de los insectos que más miedo nos produce: las arañas. Veneno de tarántula contra el dolor de las quemaduras El dolor es el medio que tiene el cuerpo para alertarlos de que algo no marcha bien, para que esto suceda nuestro cuerpo está repleto de terminaciones nerviosas especializadas en transmitir el dolor, llamadas nociceptores las cuales, al detectar un golpe o una quemadura, se activan enviando la información en forma de impulso eléctrico hasta nuestra médula espinal, donde otras neuronas interpretarán la información para reenviarla al cerebro donde se entenderá como dolor. Aquí es precisamente, en este punto intermedio, donde un equipo internacional de investigadores ha demostrado que una de las toxinas presente en el veneno de las tarántulas desactiva el canal que usan dichas neuronas para transmitir el dolor al cerebro. Si éste hallazgo prospera, ayudará a mejorar por ejemplo los tratamientos contra el dolor producido por las quemaduras, uno de los más intensos, desagradables y difíciles de tratar. José Vicente Torres encabeza un estudio del Imperial College of London. que acaba de publicarse en The Journal of Molecular Medicine, donde se ha centrado en el dolor de las quemaduras ya que es un dolor extremadamente intenso y duradero. Resulta tan problemático que puede llegar a continuar incluso durante diez o quince años después de producirse la herida e incluso a ir en aumento. Pese a ello las opciones para combatir el dolor relacionado con las quemaduras, a día de hoy siguen siendo escasas y con efectos secundarios. Nav 1.7, el interruptor del dolor Puestos manos a la obra, el objetivo de este estudio era bloquear el Nav 1.7, un canal de sodio descubierto en la década de 1990, el cual actúa como un interruptor molecular de las neuronas, que según la intensidad del impulso eléctrico, transmite o no al cerebro la señal de dolor. La importancia de este canal de sodio es determinante a la hora de transmitir el dolor al cerebro hasta el punto de que en caso que tal transmisor este alterado (una mutación genética) puede producir en el paciente un dolor constante y crónico o todo lo contrario una insensibilidad frente al dolor. En este estudio se aplicó un veneno procedente de la tarántula peruana, Thrixopelma pruriens (concretamente protoxina II) comprobando en ratones que se reducía significativamente la transmisión del dolor a la médula espinal de manera similar a como actúa la morfina, pero sin los negativos efectos secundarios que produce, incluida la dependencia y la pérdida de efectividad asociada al habituamiento que se produce con el tiempo. El problema ahora reside en que está toxina, no vale para ser usada clínicamente, aunque el éxito reside en haber demostrado que es posible bloquear el canal de sodio Nav 1.7 y así poder reducir el nivel de dolor en los pacientes con quemaduras. Pero ahora ya existe una diana terapéutica clara donde probar nuevos compuestos que permitan desactivar el canal de sodio y así combatir el dolor de las quemaduras. Las transfusiones de sangre ayudan a pacientes de Alzheimer Vayamos ahora a una de las enfermedades más problemáticas y qué más alarma ha desatado cuando llegamos a la última etapa de nuestra vida: el Alzheimer. El 4 de noviembre de este mes se presentó en la décima conferencia Ensayo Clínico sobre la Enfermedad de Alzheimer, en la ciudad de Boston, el estudio basado en la hipótesis de Tony Wyss-Coray, profesor de Stanford e investigador senior del Sistema de Cuidado de Salud de Palo Alto para Veteranos. Las investigaciones realizadas por el equipo de Wyss-Coray observaron que algunos factores en la sangre de ratones jóvenes pueden rejuvenecer los tejidos cerebrales y mejorar el desempeño cognitivo en ratones viejos. Tras esto en Los Angeles, la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford presento un estudio sobre pruebas realizadas, que apuntan en la dirección de que las transfusiones de plasma sanguíneo de personas jóvenes a pacientes con Alzheimer moderado pueden producir mejoras en las condiciones de estos últimos. Para dichas pruebas la universidad realizó transfusiones de plasma donadas por personas entre 18 y 30 años, tras lo que se observó en esta fase inicial de la investigación que las transfusiones de sangre procedentes de estos jóvenes permitieron a los pacientes recordar las horas a las que debían tomar sus medicamentos, preparar sus propios alimentos o pagar sus facturas. Sharon Sha, profesora clínica asociada de Neurología y Ciencias Neurológicas de Stanford y principal investigadora del estudio explicó lo sorprendida que se encontraba al ver resultados tan significativos en una prueba inicial con una duración de tan sólo cuatro semanas, durante las que se realizaron las transfusiones de plasma. Ahora bien, no debemos cantar victoria todavía, las transfusiones de sangre no son el mito de la eterna juventud ni el secreto para curar todas las enfermedades como a veces hemos visto en la literatura fantástica. El propio investigador advirtió que es mucho más fácil curar enfermedades en animales pequeños y "un millón de veces más difícil hacerlo en humanos". Es tan solo un pequeño ensayo, pero ya es un paso adelante más, que nos da esperanzas para combatir esta terrible enfermedad. Inmunoterapia, cáncer y flora intestinal Vayamos ahora a otra de las enfermedades con más frentes abiertos en la actualidad: el cáncer. Donde en la misma semana se han presentado varios interesantes estudios en la lucha para combatirlo. Comenzaremos con dos nuevos estudios, publicados por la revista Science que demuestran que las bacterias intestinales influyen en la respuesta de tratamientos que ayudan al sistema inmunológico a combatir el cáncer. Uno de los trabajos afirma que los antibióticos reducen la efectividad de esta terapia y el segundo revela que ciertas bacterias frenan la progresión de los tumores. El papel de la flora intestinal va tomando con el paso del tiempo una gran importancia en numerosas enfermedades, entre ellas, el cáncer. Los dos estudios informan sobre cómo los microbios que viven en el tracto digestivo humano pueden influir en la respuesta del cáncer a la inmunoterapia, lo que abre una nueva vía para mejorar su tratamiento. Las dos investigaciones nos sugieren que mantener una flora intestinal saludable ayudaría a combatir diversos tumores. Por un lado, Bertrand Routy y su equipo, del centro francés de investigación Gustave Roussy, estudiaron la influencia de los antibióticos en los pacientes con cáncer de pulmón o riñón sometidos a un tipo de inmunoterapia que activa el sistema inmunitario para atacar los tumores, llamada anti PD-1. Observaron que los pacientes que habían tomado previamente antibióticos para tratar algún tipo de infección presentaron una supervivencia menor que aquellos que no consumieron, al analizar la flora intestinal los investigadores descubrieron que la mayor abundancia de la bacteria Akkermansia muciniphila se asociaba con una mayor supervivencia. Para comprobar su teoría los investigadores realizaron ensayos con ratones tratados con antibióticos a los cuales se les administró oralmente suplementos con bacterias que aumentaron la eficacia de las células inmunitarias. Por otro lado, en el segundo estudio, los investigadores de la Universidad de Texas y el centro del cáncer MD Anderson de Houston, en EE UU observaron que los pacientes con melanoma que responden mejor a la misma inmunoterapia PD-1 poseen mayor diversidad de microbios intestinales y abundancia de ciertas bacterias que facilitaban la supervivencia de los pacientes En las conclusiones, publicadas el 2 de noviembre en la revista Science, observaron que los pacientes cuya flora intestinal estaba enriquecida con las bacterias tenían más probabilidades de responder al tratamiento y presentaron un mayor índice de supervivencia libre de progresión, donde presentaban más tiempo en el cual la enfermedad no empeoraba durante el tratamiento y posteriormente. Sin embargo advirtieron todo lo contrario en los pacientes cuyos microbiomas se enriquecieron más con las bacterias del orden Bacteroidales, donde la enfermedad mostró un avance más rápido. Posteriormente los investigadores trasplantaron a ratones libres de gérmenes los microbios de los pacientes que respondieron al tratamiento, comprobando que obtenían resultados similares a los observados en humanos, es decir los ratones que recibieron trasplantes de pacientes con buena respuesta frente al cáncer tuvieron un crecimiento tumoral reducido, así como una mayor densidad de células T beneficiosas y niveles más bajos de células inmunosupresoras. De todo esto, como mínimo, los investigadores nos alertan sobre el gran peligro que conlleva la automedicación tomando probióticos u otros fármacos sin control. Nos jugamos mucho. 4 genes implicados en el cáncer de páncreas Siguiendo en la lucha contra el cáncer nos vamos a centrar ahora, en otra interesante investigación, publicada en la revista JAMA Oncology, esta vez de la Universidad de Rochester (Estados Unidos) donde se han puesto de manifiesto las alteraciones de cuatro genes como principales responsables de la supervivencia de los pacientes con cáncer de páncreas. En la actualidad este cáncer es uno de los que posee peor pronóstico, localizado además en una difícil para su tratamiento, hasta ahora, de hecho no estaba del todo establecida una relación entre los patrones genéticos y la progresión de los tumores en esta zona, esto estaba causado en parte por la elevada mortalidad y la rápida evolución que tienen desgraciadamente estos diagnósticos. Precisamente a causa de esto, la gran envergadura de este trabajo ha sido muy relevante ya que incluyó a 356 pacientes con adenocarcinoma de páncreas, el subtipo más frecuente, que podía ser operado. Los investigadores para realizar su trabajo extrajeron ADN del tumor y del tejido sano de alrededor, para proceder a su secuenciación, centrándose en los genes KRAS, CDKN2A, SMAD4 y TP53. Tras analizar la información se observo que los pacientes con tres o cuatro de estos genes mutados tenían una peor supervivencia libre de enfermedad, es decir, el tiempo transcurrido entre la cirugía y la recaída, y una peor supervivencia general, que es el periodo desde la cirugía hasta la muerte, en comparación con los pacientes con sólo uno o dos genes alterados. Aram Hezel, jefe de la División de Hematología/Oncología en Wilmot, señala como la investigación ayuda a comprender mejor las características moleculares del cáncer de páncreas y como afectan al pronóstico individual, ofreciendo más información sobre cómo realizar el seguimiento de los pacientes a la vez que diseñar futuras investigaciones. Si bien los pacientes que tienen la oportunidad de someterse a una cirugía como parte del tratamiento tienen a menudo una mayor esperanza de vida, mientras que algunos pacientes obtienen mejores expectativas cuando pueden recibir quimioterapia antes de la cirugía, pero aún y así, gracias a una información molecular personalizada, se podría mejorar su conocimiento de la enfermedad en cada caso concreto y de manera personalizada. La batalla de la ciencia y los investigadores como podéis ver no se detiene, así que para finalizar estas pastillitas, os aconsejamos esta semana la entrevista realizada por Federico Kukso a uno de estos brillantes investigadores: el argentino Luciano Marraffini para la agencia SINC. Él fue quien descubrió cómo las bacterias utilizan CRISPR en defensa propia, cortando el ADN de sus invasores. Ahora prosigue sus investigaciones, estudiando las bacterias para entender esos otros sistemas alternativos. Marraffini, nacido en 1974, recientemente ha sido galardonado con el prestigioso Premio del Centro Médico Albany en Medicina e Investigación Biomédica 2017 por su papel en la creación del sistema de edición genética que comparte con Emmanuelle Charpentier, Jennifer Doudna, Feng Zhang y Francisco Mojica. Es un investigador fascinado por las bacterias, concretamente por dos especies: dos de los patógenos humanos más comunes: Staphylococcus epidermidis, presente en la piel; y Streptococcus pyogenes, responsable de la faringitis bacteriana y otitis media, a las que utiliza como modelo para estudiar el famoso sistema inmune bacterial: CRISPR. Los avances e implicaciones de CRISPR en la sociedad vienen del lado de la aplicación, CRISPR tiene un gran potencial para corregir enfermedades genéticas y ya ha sido bautizado como el descubrimiento del siglo. Sin duda una gran entrevista que os aconsejamos encarecidamente. Hasta la próxima pastilleros.!
Francisca Aguilar
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