CINE Y SERIES |
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Atención, por una vez, este reportaje contiene de manera inevitable lenguaje vulgar, soez y ofensivo aunque solo en esta ocasión, nos tememos que resulte imposible obviarlo, inevitable dentro del contexto, así que perdón de antemano.
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Hace ya casi 20 años que se estrenó esta mítica y polémica película bélica, pero aunque resulte obvio, el tiempo nos da la perspectiva necesaria para ver con claridad, y aunque esta cinta viaja a través del tiempo sin inmutarse como si hubiese sido estrenada ayer y su visionado en una gran pantalla puede seguir encogiéndonos el corazón, la respuesta a la mayor pregunta que nos plantea puede que comience ahora a revelarse frente a nosotros como un puñetazo en la cara.
A lo largo de los años, se han escrito miles de líneas sobre esta película y su influencia en la historia del cine es innegable, pero los actuales acontecimientos marcan una inesperada reflexión que nos obliga a ver esta película desde otra perspectiva, en una Europa que se desmiembra como un puzle en el que nadie aprecia el alto coste que llevó montarlo con unas piezas que nunca encajaron del todo y un planeta que sistemáticamente olvida, o más bien es forzado a olvidar las lecciones aprendidas. Al final de la película, ya en la actualidad, un anciano contempla una manta de cruces arropando el Cementerio Estadounidense de Normandía en Colleville-sur-Mer, Francia y le pregunta a su esposa: ”¿He sido un buen hombre?”. La pregunta posee una insoportable ambigüedad, y nos cuestiona si todo valía la pena, si estaba justificado, porque todos sabemos, nos guste o no, que la respuesta no depende de él, está aquí flotando entre nuestros actos como individuos y sociedad. |