CINE Y SERIES |
|
Cuarta entrega de: La consolidación de una edad de oro o cinco razones absurdas para no perderse esta serie. HBO
El 12 de septiembre de 1980, se estrenó en la NBC una mini serie basada en la novela homónima de James Clavell publicada en 1975, llamada Shogun y dirigida por Jerry London , la acción se desarrollaba en el Japón feudal del año 1600, algunos meses antes de la batalla crucial de Sekigahara, a través de las vivencias del marinero inglés John Blackthorne (interpretado por el actor Richard Chamberlain) cuyo papel está basado libremente en William Adams, al igual que el acceso al shogunato del daimyo "Toranaga" (trabajo de un Toshirō Mifune en estado de gracia) ,esta vez inspirado en Tokugawa Ieyasu). Fue un completo éxito, que dio lugar a la realización de otras series, pero lo que tiene de especial y por lo que estamos hablando de ella aquí es por un hecho que a día de hoy puede resultar irrelevante, pero que no lo fue ni mucho menos para la época, podemos considerar que Shogun, fue la primera serie que afrontó con valentía varios límites de la televisión americana como el lenguaje soez, la violencia explícita y el sexo, tanto visualmente como en los diálogos, visto hoy en día, quizás nos parezca una serie casi infantil, pero en su momento aquello no fue una broma. Hacía dos décadas que Kirk Douglas, se había enfrentado a la caza de brujas y Dalton Trumbo había firmado el guión de Espartaco (1970) , pero todavía faltaban muchos años para poder expresar muchas cosas con libertad, sobre todo en la televisión donde estábamos todavía a años luz de poder alcanzar cierta madurez. Si una serie ha alcanzado esta libertad expresiva a día de hoy y actúa como referente es Juego de Tronos, sin quitar ningún mérito, por supuesto a House of Cards, Broadwalk Empire o la mismísima A dos metros bajo tierra. Por supuesto que no sólo en los últimos años hemos visto toda clase de escenas, comportamientos, actitudes y visiones de cualquier cosa en cine y televisión, pero siempre a pequeña escala o como obra independiente o menor, donde podremos encontrar cualquier trama posible, o cualquier escena por perturbadora que nos parezca, bastaría con citar cintas clásicas como Pink Flamingos de John Waters (1972), El imperio de los sentidos (1976) de Nagisa Oshima, o la mismísima La sal de la Tierra (1954) de Herbert J. Biberman para presenciar la accidentada lucha del séptimo arte por la libertad de expresión.
5 Comentarios
Atención: Pese a que no hemos querido desvelar la trama de la serie, es posible encontrar algún spoiler necesario para el análisis HBO
JUEGO DE TRONOS - Capítulo 2 - La acción en tiempos del CGI Debido a las derivas de nuestro país, había pospuesto temporalmente el segundo capítulo, pero, ya, por fin, continuando con esas razones absurdas y triviales para ver esta serie, ¿qué tal si nos centramos en la mejor de todas? 2- La acción Desde la creación de la televisión, si algo la diferenciaba "a primera vista" de su aparente hermano mayor, eso era la espectacularidad, los requisitos técnicos hacían realmente difícil el rodaje solvente de escenas de gran acumulación visual en movimiento, de una acción realmente solvente o sencillamente de efectos especiales, todo se limitaba, seamos sinceros a una cuestión económica, pero que, admitámoslo ha cambiado completamente gracias a la irrupción de los ordenadores en el campo de la cinematografía y la televisión. Atención: Pese a que no hemos querido desvelar la trama de la serie, es posible encontrar algún spoiler necesario para el análisis HBO
Aunque anunciamos que nuestro segundo artículo sobre Juego de Tronos, iba a versar sobre la acción en dicha serie, la actualidad política en España nos ha llevado a que adelantemos el número 3: la política, es que somos humanos y no nos podíamos resistir a la tentación tras las noticias sobre las convulsas relaciones internas de cierto partido y el tejemaneje que hemos vivido estos días en la política española. Todo esto nos lleva a adelantar esta absurda razón para ver la serie, pues sí apreciados lectores, si realmente quieren un buen resumen de las tramas políticas en Juego de Tronos, tan solo cojan los periódicos y lean un ratito, porque realmente no sabríamos distinguirlas. Las comparaciones en los últimos días entre esta serie y la política nacional, han sido constantes y no es casualidad, resulta asombroso como una serie que se desarrolla en un mundo medieval de fantasía ha sabido describir de una forma tan perspicaz la política y las intrincadas relaciones del poder. En apariencia puede resultar menos profundo de lo que ustedes piensan, pero lo cierto es que si nos centramos en analizar el trasfondo, veremos de una complejidad increíble que a decir verdad, tampoco estábamos seguros que fuera intención del autor, (George R.R. Martin, y quizás un poco más de su adaptación por parte de D.B. Weiss), cuando la creó, pero aquí ya los expertos en literatura dirán algún día... HBO
Capítulo 1 Aunque teníamos serias dudas de por donde teníamos que comenzar la andadura de esta sección, pues encontrar una representante digna y destacada, de esta edad de oro que viven las series de televisión era una tarea difícil (a su lado han quedado maravillas como Breaking Bad, The Leftovers o American Crime), al final, hemos decidido que si una de ellas aúna la mayoría de ingredientes, esa es la que vamos a despedazar. Basada en las novelas de R.R. Martín y adaptación de D.B. Weiss, el universo de la serie, ya ha sobrepasado los textos originales, llevando al autor a estirar su prolífica saga en pos del beneficio económico y la alimentación de sus fans (o quién sabe si en su cabeza todo estaba organizado de alguna manera similar), la cuestión es que parece ser que la serie está cerca de su fin, pero solo el tiempo lo dirá.... Más allá de su desenlace, si una serie ha aunado prácticamente todos los factores para distinguirse: éxito de crítica y público, espectacularidad, actores carismáticos, trama profunda e interesante, reconocimiento a lo largo y ancho del planeta, interesantes dobles lecturas y transcender así misma, esa ha sido esta canción de hielo y fuego. |