CINE Y SERIES |
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A comienzos del siglo XXI, parecía que la ciencia iba a impedir escapar de la acción de la justicia al criminal ¿verdad?: ADN, GPS, video vigilancia, inspección de pruebas microscópicas, etc, toda una serie de técnicas precisas e irrefutables. Pero quizás sea todo lo contrario, un camino perfecto para culpar al inocente. Curiosamente esta película ha ostentado la cima en una curiosa lista en Google, con el paso de los meses y sin demasiada difusión aparente: el número de enlaces denunciados por citas y críticas de la película… y no precisamente malas ha crecido sin parar. Es habitual que muchos pequeños blogs y páginas que contienen publicidad (o no) se salten “ligeramente” los derechos de copyright para incluir imágenes, escenas y enlaces a un film, pero no suele ser un problema para nadie, las productoras obtienen difusión que se traduce en expectación y ventas, la página visitas y publicidad… todos ganan ¿Entonces? ¿Por qué tantos enlaces que citan a la película han sido retirados, superando la habitual media? Obviamente no vamos a empezar con absurdas conspiraciones, ni tonterías innecesarias, tan sólo hay que deducir las razones incómodas para citar a la película y ponerla en un contexto… Esperemos no estar pronto en esa lista, por suerte no vendemos nada ;-)
Desde hace unos años el cine Coreano está sobresaliendo de manera fulgurante, su capacidad para narrar historias sin los habituales complejos del cine occidental, una técnica más que cuidada y una capacidad sin límites para activar los mecanismos que nos mantienen pegados a la pantalla sin las habituales triquiñuelas Hollywoodienses que se repiten hasta la saciedad, han hecho que el cine coreano este derrotando a sus poderosos rivales (por llamarlos de alguna manera) orientales, como son las producciones Chinas y Japonesas. La película está dirigida por Park Kwang Hyun, el mismo realizador de esa pequeña maravilla tan poco conocida que es "Welcome to Dongmakgol “ (2005). En este proyecto reúne de salida un gran elenco de actores y una gran producción, que la transforma en un éxito en Corea tras recibir a más de 2,5 millones de espectadores durante su exhibición en cines en el mes de Febrero y que poco a poco se ha ido extendiendo por todo el planeta, aunque esta vez no ha gozado del reconocimiento de esa maravilla que es por ejemplo “Train to Busan” (Estación zombi [2016-Yeon Sang-ho]) o la impresionante crítica social a golpe de machete y cuchillada trapera de “Snow Piercer” (El rompe nieves [2013, Bong Joon-ho]). Pese a todo, la película merece un puesto de honor por el valiente planteamiento de su trama, dura y complicada, en las que los coreanos no se cortan ni un solo pelo y si tienen que contar una historia siniestra, terrible y espeluznante, lo hacen sin perder el sentido del humor y la naturalidad de contarlo mientras se beben una cerveza y sorben de la forma más sonora posible un cuenco de fideos.
Porque esta es la mejor baza de la película, pues nos cuenta una realidad demoledora en forma de fábula híper-tecnológica, divertida y trepidante, llena de acción y humor pero donde al final vemos que siempre estamos en manos de otras personas que manejan los hilos, que tan solo somos de espectadores de una realidad fabricada y luego puesta delante de nosotros, arropada por las garantías que ofrece la ciencia y la tecnología para erigirse como verdad incontestable. La película nos lo cuenta esta vez (¡cuidado! A partir de aquí hay un poquito de spoiler de los primeros minutos) en forma de caso de asesinato, todo comienza como un espectacular pero típico thriller, donde terceros manipulan las pruebas, para acusar a la persona que ellos han elegido. En esta ocasión el pobre implicado para cargar con el mochuelo, es un joven adicto a los videojuegos (en los primeros 10 minutos de película, se nos presenta una espectacular fantasía de su mundo digital que habré el interés del espectador hasta el punto que parece que nos hayamos equivocado de película, inmersos en esas fantásticas y sobre humanas batallas que se reviven en los videojuegos de acción en red). Pues bien, mientras que en los videojuegos es un afamado líder invicto, respetado por sus compañeros, en la realidad tan solo es un joven en paro, que apenas tiene dinero para nada, con tan solo un grupo de amigos en las redes que no ha visto jamás en persona y una madre que lo adora pero que trabaja duramente para mantener a los dos. Hasta aquí su exitosa vida. Pero una noche se encuentra un teléfono junto a su silla en un ciber-café, una joven le llamará para pedirle que se lo lleve a su casa a cambio de un poco de dinero y cuando despierta al día siguiente, comenzará la pesadilla: esa joven está muerta, la policía irrumpe en su casa y le acusan de violarla y asesinarla. Tiene todas las evidencias en su contra, el arma en su habitación, sangre en sus manos, pruebas irrefutables: ADN, restos biológicos, grabaciones en el lugar del crimen... Nadie le puede librar de la cárcel. Por si fuera poco, los medios de comunicación se harán eco de todo, transformándole en un sádico enemigo público nº1.
A partir de este momento la idílica fantasía juvenil que nos muestra el director se transforma en un infernal drama carcelario, trasladado al zenith del esperpento, al principio el director juega con nosotros y el cine que hemos visto, pensamos que todo es un video juego, que en algún momento despertará de la pesadilla y volveremos a ese espectacular y heroico comienzo como en cualquier película occidental más. Pero no, las palizas y el maltrato se suceden, tanto por parte de los presos, como de los funcionarios, no hay posible defensa, un mafioso disfruta haciéndole la vida imposible, es violado, su madre muere desesperada… una fuga a toda costa y poder averiguar que ha sucedió es ya la única solución, nada más importa. A partir de aquí comenzará una espectacular y original guerra personal junto a sus anónimos compañeros en el ciber-espacio por lograr limpiar su nombre y desenmascarar a los verdaderos asesinos, pero lo que se encontrarán superará todo lo que pudieran imaginar… y hasta aquí os puedo leer. Desde un punto de vista estético y técnico la película presenta una factura impecable, el amor por la fotografía en el cine asiático queda patente una vez más, los escenarios sucios y viejos de los suburbios se entremezclan con las deslumbrantes luces preciosistas de las urbes postmodernas herederas del ciberpunk y la tecnología más puntera. Las escenas de acción no tienen secretos y la trama se desarrolla sin descanso pero sin marear al espectador, confundido por estas regiones del planeta, sin saber si esta presenciando, como ya es habitual, por otro lado en esta clase de cine oriental, una película que se toma en serio a si misma o si tan solo se ha perdido el control del guión en favor de unos resultados dramáticos histriónicos, espectaculares sin más o directamente infantiles.
Es aquí justamente donde esta y otras cintas orientales brillan con su luz propia, mezclando relatos complejos y valientes, tramas difíciles y polémicas con el mejor cine de acción y entretenimiento para adolescentes. En este cine todo vale, todo se entremezcla y el espectáculo cómico y pirotécnico sirve como caballo de Troya para presentarnos un mundo donde tan solo somos espectadores de unas verdades manipuladas pero hábilmente certificadas por la ciencia y la tecnología. Construyendo la verdad irrefutable El 6 de octubre del año 2000 la cadena CBS estrenó CSI, una serie centrada en torno a un grupo de peritos forenses y criminólogos que trabajaban en la ciudad estadounidense de Las Vegas (Nevada), investigando las escenas de los crímenes y resolviéndolos quirúrgicamente con la ayuda de la más avanzada tecnología, escudriñando en los más mínimos detalles y rastros. Obtenían pruebas indiscutibles apelando a la ciencia más avanzada y demostrando la eficacia de la ciencia forense para resolver cualquier crimen desde un plano meramente empírico. La serie fue automáticamente un éxito, la original fórmula suscitó tres secuelas, CSI: Miami (2002-2012), CSI: Nueva York (2004-2013) y CSI: Cyber (2015-2016) además de influir colateralmente en varias series posteriores relacionadas con la investigación criminal, como Bones o NCIS. Lo cierto es que desde el principio estas series recibieron duras críticas por representación del procedimiento policial, considerado por muchos falto de realismo. Hay fallos de todo tipo, los personajes de estas series no sólo investigan la escena del crimen, sino que también participan en redadas, interrogatorios o la búsqueda y detención de los sospechosos, tareas que normalmente recaen realmente en agentes uniformados e inspectores, ya que se considera una práctica inadecuada al comprometer la imparcialidad de las pruebas científicas en una escena. El síndrome CSI hace referencia al fenómeno surgido de los programas de televisión que tratan este género, aparte de CSI, tenemos por ejemplo Law & Order,(Ley y orden) Silent Witness(Testigo silencioso), Crossing Jordan y Waking the Dead (Caminando con los muertos), los cuales han provocado el aumento de las expectativas de los jurados en los juicios respecto a las avanzadas técnicas forenses que se muestran en estas series, en especial las evidencias tomadas en la escena del delito y las pruebas de ADN, un procedimiento científico en apariencia imposible de manipular, una huella en teoría completamente única.
Al parecer este síndrome desde hace años ha cambiado la forma en que muchos juicios se desarrollan, en ellos los fiscales se ven presionados para entregar más pruebas forenses en los tribunales y que estás contengan toda la información necesaria e indiscutible para resolver los crímenes. Algunos funcionarios de justicia hace tiempo que ya protestaron por la percepción inexacta de cómo la policía resuelve muchas veces los crímenes, ya que la sociedad, las víctimas y sus familiares esperan respuestas instantáneas a partir de las técnicas mostradas en estas series televisivas, como son el análisis de ADN, de huellas dactilares, grabaciones, localización por teléfonos móviles, mientras que en la vida real, esta clase de pruebas pueden tardar días o incluso semanas, además su fiabilidad no es tan simple como parece. Por otro lado, tampoco han faltado las críticas de quienes denuncian a estos programas como una especie de curso que facilita pistas a los criminales para evitar dejar pistas sobre sus delitos. Pero lo cierto, es que estos programas se han transformado ya en un espectáculo más dentro de la parrilla televisiva, alterando la percepción real de su valor a la hora de juzgar un caso. Fabricated City va sin duda un paso más allá, planteando una teoría más que factible (quien sabe si no nos habremos encontrado ya situaciones similares): Tras cometerse un crimen perpetrado por alguien del poder o su entorno y ante la plena evidencia de su culpabilidad, este llama a un equipo de profesionales formados para tal fin que se encargan de limpiar a fondo el escenario original, reemplazar las pruebas incriminatorias originales por otras fabricadas con la más avanzada tecnología y construir incluso otro escenario donde convenga y presentar a un chivo expiatorio que cargue con las culpas.
El film plantea con bastante detalle no solo como esto es posible con la tecnología y el dinero necesario, sino la facilidad con que la opinión pública puede transformarse en una horda fácilmente manipulable y dispuesta a linchar a cualquiera que los medios de comunicación pongan delante de sus narices bajo la etiqueta de la probada culpabilidad prueba de las indiscutibles pruebas tecnológicas y científicas en su contra. Tras el espectacular y emocionante visionado de la cinta, la agradable sensación de haber presenciado una divertida proyección de aventuras de ciencia ficción, se va transformando poco a poco en una molesta interrogante, desagradable y cada vez más preocupante amargura. Comenzamos a recordar casos que hemos visto en los medios, denuncias, asesinatos, oportunos fallecimientos… y nos empezamos a preguntar si realmente ya vivimos en esa ciudad fabricada espectadores de unas pruebas colocadas con guantes de latex y la complacencia de quien debe velar por la justicia y nuestra seguridad. En ese momento comprendemos no tan solo que la película es algo más que una dura trama de aventuras, si no que la más indiscutible verdad se puede alterar y fabricar de nuevo disponiendo de suficiente poder, dinero y tecnología, anulando completamente nuestro juicio crítico.
Mani G. (ManiPinkless)
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