CINE Y SERIES |
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Parásitos - Barunson / CJ Entertainment / TMS/ CJ E&M
Por primera vez el Oscar a la mejor película del año y a la mejor película extranjera han coincidido en un mismo título: Parásitos, del surcoreano Bong Joon Ho, marcando así la culminación del proceso de globalización de unos premios que así pretenden ser desde ahora ya la cúspide del recorrido de los grandes títulos del año. ¿Lo conseguirán?
Ahora, pasada la tormenta y con más calma vamos a analizar desde varios puntos de vista lo que ha supuesto los premios más internacionales del cine
Después de que en la anterior edición Roma, de Alfonso Cuarón, se quedara en las puertas a la gloria (obviaremos el soporífero metraje, se diga lo que se diga); las estatuillas a mejor dirección de los tres colegas mexicanos -Cuarón, del Toro, Iñárritu-; de la aún reciente victoria de la francesa y muda The Artist; el Oscar a Pedro Almodóvar como guionista o de las nominaciones cada vez más frecuentes de cineastas extranjeros en todas las categorías, los Oscar han dejado en la última edición de ser un premio de y para Hollywood para transformarse en un premio de Hollywood en dirección al cine mundial. Bong Joon Ho ha sido también el primer ganador de la rebautizada categoría Mejor película internacional, un cambio de nomenclatura que ha quedado obsoleto en la misma noche de su estreno. ¿Qué sentido tiene este apartado si el cine internacional se mide de igual a igual con el estadounidense en la categoría reina? ¿Absurdo no?
1917 - Amblin Partners / DreamWorks SKG / Universal Pictures
Parásitos ha redondeado sus premios con los de mejor guión y dirección, dejando claro que su victoria era rotunda y que el discutible sistema de votación no siempre beneficia al mediocre, pese a que se sospecha cierta “manipulación” contra Netflix con quien el divorcio de la academia es patente y un odio más que sutil a estas alturas. La victoria histórica de la cinta coreana, una cinematografía hasta ahora ausente en los Oscar, ha oscurecido al resto de remiados, que de previsibles parecen salidos de otra era: Brad Pitt (Érase una vez en… Hollywood) y Laura Dern (Historia de un matrimonio) Joaquin Phoenix (Joker), Renee Zellweger (Judy), Nada que decir sobre la calidad de las interpretaciones pero esta selección de estrellas blancas suena al último aliento de una época que ya terminó. Los tres premios de 1917 (fotografía, efectos visuales y sonido) saben a derrota para una cinta que por desgracia solo brilla en la virguería técnica. El Oscar de Toy Story 4 por encima de Klaus suena a estertor de un tiempo pretérito. El galardón a Jojo Rabbit como mejor guión adaptado un chiste sólo comparable con el triunfo de Green Book el pasado año. Quizás sean las Elsas del mundo entero llamadas a interpretar la canción nominada por Frozen II, ‘Into the Unknown’, o único adicionalmente coherente con la premiada cinta coreana. Los Oscar ya han comprendido que son tan globales como la industria que promocionan, que ya no entiende de fronteras ni de idiomas, que ha cambiado los multicines por las plataformas de distribución de contenido y la generación de contenidos para el americano medio por la necesidad de satisfacer a una audiencia dispersa por el planeta y muy concentrada en Asia. Resulta obvio que el trabajo no ha terminado, pero sus esfuerzos están dando resultados. En los próximos años toca mejorar pero ya no hay vuelta atrás. Con 23,6 millones de espectadores la audiencia cayó un 20% con respecto al año anterior, cuando 26,5 millones de personas se dieron cita para ver la ceremonia.
El Irlandés - Netflix
Estas cifras se encuentran muy lejos de las conseguidas en la década pasada, cuando los Óscar podían reunir entre 35 y 45 millones de espectadores. Estos resultados son una muestra clara de que las audiencias procuran cada vez menos consumir contenidos por una TV tradicional y el interés por los premios de una industria americana hollywoodiense de desvanecen por segundos, aunque sería interesante saber con precisión cuántos espectadores vieron el evento mediante alguna plataforma de streaming Netflix, la gran perdedora Los Oscars de este año han sido bastante crueles con Netflix, lo que nos obliga a replantearnos algunos planteamientos que muchos analistas daban por seguros con el gigante del streaming. Parecía más o menos evidente que la gran apuesta "de calidad" de Netflix de este año, 'El irlandés' de Martin Scorsese, iba aconseguir premios allá por donde fuese, pero no ha sido así. De 24 nominaciones, Netflix se ha llevado tan solo las que más o menos se daban por seguras: el Oscar a Mejor Actriz de Reparto por Laura Dern en 'Historia de un matrimonio', una interpretación que le ha valido una buena cantidad de premios (entre otros, un BAFTA y un Globo de Oro); y por otra parte, 'American Factory' como Mejor Documental, primera film en surgir del acuerdo de producción entre la productora y Barack / Michelle Obama. A su favor contaba con los citados precedentes como 'Roma' Cuarón, pero está claro que existe un terrible divorcio entre el cine producido para los canales tradicionales y las nuevas operadoras que claramente está detrás del desierto de estatuillas. Hasta hace poco parecía que habría una irresistible ascensión de Netflix que la transformaría en una productora más, al mismo nivel que el resto de las majors, pero el resultado de los premios muestra el miedo que actualmente tienen las citadas productoras tradicionales al ímpetu del cine digital, el cual, les guste o no, ha cambiado los hábitos de un público que cada vez más se engancha a sus películas y series de calidad.
Erase una vez en… Hollywood - Sony Pictures Entertainment / Heyday Films / Visiona Romantica
Esta repulsión de la industria tradicional ya había dado ciertas señales que apuntaban a este desenlace desde el arranque de la temporada, 'El irlandés', una apuesta aparentemente segura, había sido vencida sistemáticamente por la cuasi insulta pero técnicamente espectacular '1917', de Sam Mendes, producción de Dreamworks ganadora de siete BAFTA y los Globos de Oro a Mejor Drama y Mejor Director. Resulta curioso que sin embargoeste año Netflix había conseguido batir su record de nominaciones: 24 en total, convirtiéndose así en la productora con más nominaciones del año. Pues no solo las 10 de Scorsese aparecían en las quinielas, sino que se sumaban las 6 de 'Historia de un matrimonio', las 3 de 'Los dos papas' y, por supuesto, la de 'Klaus'. Parecía una apuesta ganadora que se fue mitigando según iban anunciándose los primeros premios. ¿Había tirado Netflix a la basura los 70 millones de dólares que se piensa ha invertido en marketing para sus películas de cara a los Oscar? Resulta una cantidad millonaria incluso para los estándares de la actual industria, y todo apunta a una “encerrona” de las majors. Ted Sarandos, responsable de contenidos en Netflix ha discutido estas posibles maniobras del stablishment de Hollywood, perfectamente representado en los premios Oscar, diciendo "Hemos tenido 24 nominaciones, más que cualquier otro estudio. Hemos sido honrados en todos los ámbitos". Pero es probable que ni el mismo crea sus palabras. ¿Cuáles serán son los siguientes pasos de Netflix?, ¿Termina esto conlas aspiraciones de la productora a convertirse en una creadora "seria" de éxitos? Es posible que tenga que replantease una estrategia que hasta ahora le había funcionado, sacar pecho con el talonario y contar con primerísimos profesionaless de la industria. Pero ni siquiera Scorsese ha resultado una apuesta segura en los Oscar, mucho menos cuando la Academia podríapensar que la Netflix está comprando talento, en vez de generarlo, un razonamiento absurdo pero que son la clase de acusaciones a las que Netflix ya ha tenido que enfrentarse. Afortunadamente el público ya ha saboreado los cambios y será difícil dar marcha atrás, máxime cuando la propia industria está abriendo las puertas al imparable mercado global de un cine arrasado por el genio y músculo oriental. Parásitos ¿Merecía el galardón? La ganadora del Óscar a mejor película, guion, película de habla no inglesa, y director, Parásitos (Gisaengchung, 2019) ha logrado por fin y tras muchos años poner al cine coreano en el lugar en el que se merece tras una década de progresión espectacular que no había acabado de fructificar en la industria occidental, ciega a su genio y fuerza arrolladora.
Parásitos - Barunson / CJ Entertainment / TMS/ CJ E&M
Es sano reconocer una filmografía y hasta cierto punto premiar la carrera de un cineasta como Bong Joon Ho, por lo que, ante todo, es un éxito del cine como arte. Desafortunadamente, ni Bong Joon Ho es el mejor de los cineastas orientales de su generación, o ‘Parásitos’ una película que represente todas las bondades de su mercado, donde aparecen nombres tan relevantes como Kim Jee-woon o Park Chan-wook. ‘Parasite’ no está entre lo mejor del cine coreano ni es lo mejor de este año. No es una mala película. Pero parece sorprendente que a nadie le haya parecido incómodo su planteamiento, el cual no ha parecido llevar a ningún debate, pese a lo discutible de su historia. No es la primera vez que plantea historias polémicas, por ejemplo el cineasta ha perfilado el uso del fantástico como activismo ambiental y anticorporativista. Su compromiso le ha llevado a proponer sátiras contra la gestión de residuos y la mentira gubernamentalen la espectacular ‘The Host’ (2006) o parábolas de la jerarquía de clases en un escenario post calentamiento global como la mucho más violenta ‘Rompenieves’ (Snowpiercer, 2013). En ellas poco a poco hemos ido viendo su hibridación con el cine estadounidense, donde Joon-ho ha ido acercando sus aspiraciones ideológicas con su arte. Pero lejos de crear una fórmula sutil y de exposiciones reflexivas, su cine a derivado muchas veces al histrionismo, degenerando en películas tan cargadas de buenas intenciones como torpes desarrollos. Así en su cinta ‘Okja’ (2017) falla en su intento de crear una sátira que condene las maléficas dinámicas del capitalismo mediante la polarización arquetípica de sus antagonistas, aunque no negaremos cierto éxito en sus intenciones cuando expone el uso retorcido de las marcas o las redes sociales y la falsa imagen de bondad que las grandes empresas aspiran transmitir. En “parasite” el mensaje del film no es tan simple como “rico contra pobre, bueno contra malo”, sino que ofrece un repaso a los diferentes grises en su parábola de la lucha de clases. Hasta cierto punto podemos decir que su mirada a la burguesía, evita la imagen descarada del avaricioso y malvado hombre de negocios que podría ser el protagonista. El director afila el bisturí y perfila un plantel de personajes cortados con más aristas, pero no abandona los márgenes estereotípicos. Con todo, es una buena película para marcar el comienzo de una nueva era donde la industria americana busca hacerse un hueco en un mercado internacional que cada vez se le resiste más y donde adaptarse a la globalización es esencial para sobrevivir. Algo que debieron comenzar hace ya 20 años, y eso se nota al observar las cifras de rating conseguidas durante la transmisión de los Premios Óscar 2020. Y sucede que se impuso un record, pero para mal: como la ceremonia menos vista en toda la historia de este evento. Evolucionar o morir, así de sencillo. Autor: Candela Fuentes S.
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