CINE Y SERIES |
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Atención, por una vez, este reportaje contiene de manera inevitable lenguaje vulgar, soez y ofensivo aunque solo en esta ocasión, nos tememos que resulte imposible obviarlo, inevitable dentro del contexto, así que perdón de antemano. “En Texas solo hay vacas y maricones. Y tú no te pareces a una vaca" El pasado domingo 15 de abril, fallecía el actor R. Lee Ermey a los 74 años por complicaciones de una neumonía y por sorprendente que parezca este actor nacido un 24 de marzo de 1944, en Emporia, Kansaspese y que fuera del círculo de los más empedernidos amantes del cine, su nombre no parece decir gran cosa, si nos mencionan que interpretó al odioso y terrible sargento Hartman en La Chaqueta Metálica (Full Metal Jacket, 1987) de Stanley Kubrik, por supuesto, la cosa cambia completamente. El actor impregno la cinta de innumerables frases que son en sí, la mayor lista de insultos crueles a la par que ingeniosos que se recuerdan en el séptimo arte, aunque la mayor parte de ellos dirigidos al "recluta patoso", interpretado por Vincent D'Onofrio, quien sufría a sol y sombra los abusos verbales y físicos de su superior, nadie a su alcance escapaba de su violenta verborrea y sádica actitud. Sorprendentemente Ermey, apareció en muchos títulos tan conocidos como, The Texas Chainsaw Massacre (2003 y 2006), Expediente X, Dead Man Walking, Seven (1995) o Leaving Las Vegas (1995), también prestó su voz en las tres entregas de Toy Story ofreciendo su voz al personaje de Sarge, trabajo que también realizó en series como Bob Eponja, Los Simpsons o Padre de Familia. “¡Eres tan feo que podrías estar en un museo de arte moderno!" ¿Cómo pudo entonces R. Lee Ermey conseguir con aquel personaje levantar nuestro más profundo odio? ¿A quién debemos esos demoledores comentarios y esa actuación sublime? ¿Por qué no se repitió? La chaqueta metálica. Warner Bros Ermey para empezar, fue militar también en la vida real, sargento de artillería concretamente y formó parte del Cuerpo de Marines de EEUU. Su trabajo no se limitó precisamente a sentarse en un despacho y sirvió durante 14 meses en Vietnam así como también en dos ocasiones en la isla de Okinawa (Japón). Pero en la vida de Ermey habían dos pasiones muy diferentes: una, la ya mencionada vida castrense y la segunda ya nos lo imaginamos: la actuación, así que tras completar 11 años de servicio, decidió tomar clases de interpretación y la suerte le llevó a que uno de su primeros trabajos en el cine fuera como piloto de helicóptero en Apocalypse Now (1979) de Francis Ford Coppola, tras su primer papel en Los chicos de la compañía C (1978) aunque las puertas al cine no se le abrieron en un principio por sus capacidades para la actuación, si no por la necesidad de los directores de un consejero técnico en materia militar. Ermey no era tonto ni mucho menos, sabía que su amplio conocimiento del mundo militar le podría abrir las puertas, así que no dudo en asesorar en la materia a todo aquel estudio que requiriese de sus servicios, precisamente para ese mismo trabajo fue contratado originalmente en La chaqueta metálica, pero el perfeccionista director de la cinta, Stanley Kubrick, quedó tan impresionado con una prueba que había grabado el propio Ermey que inmediatamente le contrató también para el papel que le hizo mundialmente famoso y no solo eso, el Rey del Perfeccionismo Obsesivo le permitió improvisar, escribir o modificar varias líneas de diálogo o rodar tan solo dos o tres tomas, algo tan extraño en el modus operandi del realizador, que los días que tocaba rodar escenas con Ermey el equipo técnico estaba feliz de saber que no terminarían agotados a horas intempestivas. “Aquí mi fusil, aquí mi pistola / uno da tiros la otra consuela” “This is my rifle, this is my gun! / this is for fighting, this is for fun!” (Desafortunadamente la traducción al castellano eliminó la rima) Kubrick en un principio no había pensado ni por asomo en R. Lee Ermey para hacer del odioso sargento Hartman, si bien la idea de ese personaje brutal y estricto, capaz de destruir el espíritu de los reclutas, estaba perfectamente diseñado en su mente como metáfora de la capacidad alienante de la maquinaria bélica, pero al ver su extenso vocabulario de obscenidades en una de las pruebas donde fue capaz de aguantar hasta quince minutos seguidos diciendo insultos y comentarios ofensivos sin repetir la misma palabra dos veces, el director se quedó tan impactado que hasta le permitió lo que a pocos dejaba: reescribir parte de los diálogos e improvisar según su antojo en algunas escenas. Aliándose con su enemigo Alcanzar la perfección interpretativa no es suficiente para que un papel ascienda a la excelencia, debe a su vez estar introducido en un argumento consistente y una historia perfectamente puesta en escena y ejecutada (…nunca mejor empleado el violento participio). Ermey era perfecto para el papel, pero a su vez este actor y su forma de pensar eran la cara opuesta de Kubrik, el sargento más famoso de la historia del cine, (con permiso de Clint Eastwood y su antítesis paternal y benevolente en El Sargento de Hierro). Los chicos de la compañía C (1978) primera película donde aparece R. Lee Ermey ya apuntando maneras de carismático sargento y digna predecesora de Apoclayse Now o la Chaqueta Metálica, gran película a redescubrir donde ya aparecen con impecable dirección de Sidney J. Furie todos los elementos de sus predecesoras. Golden Harvest Company / Columbia Pictures Pero a diferencia del segundo modelo de sargento interpretado por Eastwood, a mayor gloria de los mandos intermedios del cuerpo de marines, este papel resulta de una rigidez disciplinaria que nos aterroriza, materializando este comportamiento con el descarado “bullying castrense” que aplica al “recluta patoso”, a su vez interpretado magistralmente por Vincent D’Onofrio quien es capaz de reflejar en su evolución durante la cinta, las consecuencias del brutal acoso al que es objeto como principal diana de los abusos verbales y físicos de su superior psicópata y que terminará con la pérdida del juicio del pobre recluta y un final antológico y terrorífico por partes iguales en los retretes del cuartel y de imprescindible visionado. “Recluta patoso, voy a hacer de ti un hombre aunque sea más difícil que encogérsela a los negros del Congo" Kubrick no era la primera vez que trataba este tema, ya lo había realizado a comienzos de su carrera con Senderos de Gloria donde también redactó un discurso eminentemente antibelicista, pero aquí Kubrick mostró como no se había hecho hasta el momento, la capacidad de deshumanización del ejército, según su propia concepción de la maquinaria militar, mostrando el proceso como requisito indispensable para convertir a un puñado de jóvenes normales e inofensivos en una unidad de élite, con el objeto de poder sobrevivir bajo el fuego enemigo y llevar a cabo su misión. Ahora bien muestra el proceso como un envenado razonamiento de las ideas belicistas, bajo la premisa de que el comportamiento deshumanizado, ausente de empatía y el odio generado facilita el aprendizaje y la capacidad de supervivencia del grupo. Sin embargo no parece razonable que el veterano sargento Ermey, un orgulloso ex-militar, amante de sus fuerzas armadas y miembro de la Asociación Nacional del Rifle de la cual llegó a ser miembro de la junta directiva, así como imagen en la publicidad de las armas de la empresa Glock., tuviera las mismas ideas sobre la instrucción militar, el ejército y las razones de su país para entrar en conflictos. “A Dios se le pone dura con los marines y nosotros, para compensarle, le llenaremos el cielo de almas" El apodo por el que era conocido por sus amigos: Gunny (Pistolita) no podía ser más elocuente, Ermey se enroló en el ejército tras una situación que de por sí ya parecía sacada de una película (no se pueden evitar las similitudes con Oficial y Caballero, que por cierto, no son casualidad, después de servir en la Infantería de Marina, entró a la Universidad de Manila en las Islas Filipinas usando sus beneficios del ejército y estudió allí arte dramático… los más cinéfilos sabrán resolver este complejo puzle, por cierto residir en Manila resultó también la casualidad de que acabara en el caótico rodaje de Apocalipse Now, que en aquel momento se desarrollaba por aquellos parajes y le brindó la oportunidad de salir en la película). La chaqueta metálica. Warner Bros Pero volvamos atrás, joven rebelde y gamberro sin rumbo claro, acabó ante un juez que le ofreció dos opciones claras: el ejército o la cárcel. Ermey siguiendo el manido relato, encontró efectivamente un hogar en los marines, donde encontró ese lugar en la vida donde encajaba y se sentía a gusto, para el futuro actor el ejercito realmente resultó ese hogar que de una u otra forma todos buscamos en la vida, completamente alejado de la visión que Kubrick tenía del mundo uniformado. El futuro actor como ya hemos comentado, estuvo destacado en los años sesenta y principios de los setenta tanto en Japón dos veces, en Okinawa y Vietnam, donde sirvió 14 meses antes de ser licenciado tras una herida de cohete recibida en el año 1969 y que le ocasionó múltiples heridas en la espalda por la metralla, es decir que su paso por el ejército, no se podría decir que fue simplemente un paseo de despachos. El actor nunca sintió ningún rencor al ejército, si no gratitud y reconocimiento que también fue mutuo durante toda su vida y pese al papel realizado en esta película, que le granjeó el título de hombre indispensable en cualquier cinta bélica quedando su papel como arquetipo donde los haya, de severo sargento instructor con matices no ya estrictos, sino directamente sádicos, aunque en ningún momento el actor pretendía dar una imagen despiadada de todos los instructores (como el mismo fue en la realidad) si no que la magistral dirección, montaje y argumento se encargaron de que de alguna manera se diera este mimetismo involuntario. “Seguro que usted es de esos desagradecidos que cuando están dando por culo no tiene la delicadeza de hacerle una paja al otro” Fue ese contraste de las opuestas concepciones tanto del actor como del director el que permitió actuar como perfecto catalizador de un guión que transformaría esta actuación en uno de las más recordadas de la historia del cine. La chaqueta metálica. Warner Bros Como ya hemos dicho su interpretación fue de todo menos una casualidad y su carrera incluye numerosos papeles, donde brillaba un fuerte carácter muchas veces sazonado de maldad que trazaba a la perfección, así pues realizó algunos personajes dignos de estudiar en las academias de interpretación como el del racista alcalde Tilman en Arde Misisipi, donde ejercía de ferviente admirador del Ku Klux Klan, por supuesto su fama en papeles donde la perversidad jugaba un rol destacado le permitió realizar suculentas interpretaciones alimenticias como la del malvado sheriff Hoyt en el remake de La matanza de Texas, pues para cualquier director de casting contar con Ermey era garantía de solvencia a la hora de interpretar papeles donde la maldad o la dureza tuvieran que quedar reflejadas desde un primer instante. “Voy a cortarte el pito para que no contamines el mundo" Por su puesto el personaje inicial de Hartman le persiguió durante toda su vida, sin que ello le supusiera el menor problema, todo lo contrario, por ejemplo en Toy Story puso voz a Sarge, el soldadito de plástico verde de Toy Story, en el filme de Pixar el personaje estaba inspirado sin tapujos en el estricto sargento Hartman con guiños inconfundibles que para nada disgustaron una vez más al ya veterano actor, que nunca dejo de trabajar en todo tipo de formatos, incluso fue el anfitrión de dos programa sobre historia, armamento, y equipo militar llamados Mail Call en History Channel y Lock n 'Load with R. Lee Ermey. La repercusión de su personaje emblemático y característica voz llegó incluso a los videojuegos donde trabajo en el apartado sonoro de unos cuantos, entre ellos Call of Duty: Ghosts, .Fallout Tactics: Brotherhood of Steel (como General Barnaky), juegos de estrategia como Real War: Air, Land, Sea o nada más y nada menos que en un conocido juego de plataformas como Crash Bandicoot: The Wrath of Cortex (como Wa-Wa ). Como hemos relatado la industria audiovisual, desde cualquier prisma siempre contó con su profesionalidad y pese a la clara ideología pacifista del papel y la visión que Kubrick ofrecía tanto del ejercito como de la política norteamericana, contraria claramente a sus ideas, siempre estuvo agradecido al papel y mantuvo una cordial relación con todos los directores, actores y profesionales con los que trabajó, su abanico de amistades nunca se vio afectado por su propia forma de pensar, recordemos que contaba con el mismísimo Donald Trump jr. entre sus amigos y fue realmente respetado por sus valores humanos y su carácter que contrastaba frente a sus actuaciones con un comportamiento amable en la vida real que desmentía su actuación como referencia de la actuación ajena a ningún rasgo de empatía de los instructores militares en la vida real. Por supuesto hubo algún que otro tropiezo comentado en el mundillo de los chismorreos cinematográficos, como ocurrió en 2010 por unas declaraciones criticando la política de Obama, al que dos años antes sea dicho de paso, confesó haber votado, pero nunca ha escondido su forma de pensar y más de una vez se ha disculpado públicamente o corregido alguna de sus declaraciones, pero tal fue el respeto de su figura en el ejército americano que el 17 de mayo de 2002 fue ascendido de forma honoraria a sargento de artillería por el entonces comandante del Cuerpo de Marines James L. Jones, convirtiéndose así en el primer miembro retirado de la historia del Cuerpo de Marines en ser ascendido. Nos deja pues, una de esas figuras paradigmáticas de la historia del cine y cuyas interpretaciones, otra vez e inexplicablemente jamás obtuvieron un Oscar ni nominación alguna (tan solo a los Globos de Oro) pese a conseguir trabajar algunos de los papeles más peculiares e inolvidables de la historia, sentando las bases durante décadas de cómo realizar una actuación visceral que levante la antipatía y repulsa del público o la sensación de estar en presencia de uno de los seres más estrictos que pudiera cruzarse en nuestro camino. El actor y ex militar con traje de gala, durante la celebración de un baile de cumpleaños del Cuerpo de Marines. Zachary B/Flickr Tras su fallecimiento, en los últimos días, ha recibido todo clase de elogios, recordado como “un gran americano y mejor ser humano”, destacando además del ya mencionado amigo Donald Trump jr., se encuentran también las de muchas de sus antiguas víctimas cinematográficas, como Vincent D’Onofrio quien recuerda “los maravillosos recuerdos de nuestro pasado tiempo juntos” o también Matthew Modine ,intérprete del soldado bufón en la mítica película, que en su cuenta de Twitter le recordó como muchos otros con el lema de los Marines: Semper Fidelis y unos versos de Dylan Thomas perfectos para despedir este artículo: “Semper Fidelis, Always faithful. Always loyal. Do not go gentle into that good night. Rage, rage against the dying of the light” “Semper Fidelis, Siempre fiel. Siempre leal. No entres dócilmente en esa buena noche. Enfurécete, enfurécete ante la muerte de la luz” Francisco Rodriguez
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