- ¿Qué aporta la ética al liderazgo empresarial? - 1ª parte: Modelos Fontrodona y Cortina -9/7/2017
Juan Pablo
Castillo Cubillo
Por todos es sabido que las empresas no son organizaciones caritativas, sino creaciones humanas con ánimo de lucro. Sin embargo, esto no debería ser sinónimo de cierta ansía de poder. El cual sería necesario para establecer un imperio de manera que nadie fuese capaz de hacerle sombra. Aquí es donde entraría en juego la que debiera ser pieza esencial del puzzle empresarial que se ha planteado al inicio de este texto y no sería otro que el de la ética y su correspondiente comportamiento.
Por otra parte, si se entendiera lo manifestado como una meta a perseguir, podría asumirse la segunda pieza del rompecabezas como el camino a tomar para llegar a ella. De esta manera, en la obra analizada se encontrarían cinco alternativas a la hora de realizar el recorrido:
Se podría decir que a raíz de la libertad del ser humano, se es consciente de la responsabilidad individual. Cada ser humano ha de ser consecuente con las acciones que realiza y más aún al tener personas a su cargo. Cuando se ostenta un determinado nivel dentro de la sociedad, se debería tener en cuenta que las consecuencias de sus acciones, serían ejemplo para sus subordinados. Es por ello que dicho concepto obtendría diversas perspectivas. De manera que, buscando la forma para trabajar el comportamiento ético de las empresas, no resultaría de más la incorporación de un liderazgo visible. Estableciendo una manera de obrar en consecuencia y de dirigir personas de la manera más correcta posible. Siendo así, la única meta que pudiera existir, independientemente del objetivo perseguido. Tomar como punto de partida los valores personales. Entendiendo, por tanto, que los valores pueden extrapolarse del núcleo fundador de la empresa a las personas que trabajan en ella. No se tendría en cuenta la dimensión antropológica del hombre, tan sólo la ética. Una ética plural e igualitaria para todos. “¿Sabes cuándo los adultos te dicen que todo va a salir bien aunque tú sabes que no es así? Pues todo va a salir bien” - Doctor Who - (2010) (Relanzamiento de la serie original británica) Consideraciones acerca de la “cultura empresarial”. El desglose de comportamientos éticos, que ocupa estas páginas, versa sobre la misma disertación virtuosa en sí. En un conjunto de pareceres que, si no es el resultado de un ejercicio de reflexión, si que representaría un recorrido de las muchas perspectivas que a día de hoy se podrían encontrar dentro del campo originado en tiempos de la Antigua Grecia. Los autores que plasman sus formas de ver la vida en el papel, versarían en torno a una idea única pero con aristas. La visión de la ética, la manera de afrontarla y de conllevar una existencia que sepa cohabitar con ella, y no en su contra. Así reza la siguiente afirmación: “Es preciso desterrar esta visión negativa que lleva a creer que la ética solo entra en escena cuando aparecen problemas, conflictos o situaciones delictivas.”[1]
Rafael Alvira Domínguez, Madrid (1942) filósofo español y profesor emérito de la Universidad de Navarra, doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y por la Universidad Lateranense de Roma, es miembro del Consejo Editor de la “Revista Internacional de Dirección de Empresas” y de la Revista “Empresa y Humanismo”. – UNAV
La exposición de motivos acerca de la publicación de dicho proyecto, quedaría perfectamente tras la siguiente manifestación: “Las páginas que siguen son la puesta en común de diversas investigaciones llevadas a cabo por los autores. Una sinergia en tanto sus intereses como en el contenido de sus respectivos trabajos les lleva a ensayar.”[2] Aunque este texto pudiera nutrirse de afirmaciones y ensayos realizados por grandes teóricos de dicho campo, el desarrollo del mismo no sería uno de ellos. De manera que para establecerse de una manera más concreta y segura, sería recomendable enunciar la doctrina que relata el filósofo español Rafael Alvira: “Como se suele decir, el hombre es un ser racional. Aún más: el ser humano es, entre todos los pobladores del mundo, el único que necesita saber quién es para ser.”[3] Si bien quedaría determinada una hoja de ruta dentro del bloque de presentación de las teorías que vienen a continuación, en cuanto a su ponencia sobre conceptos básicos, resultarían idóneos, para la consiguiente cimentación de cuestiones actuales. Por lo que, no sería descabellado asumir el reto de mirar más allá del marco que nos sitúan los siguientes eruditos en el campo del humanismo empresarial. “Nacemos siendo hombres, pero aún no humanos. La humanidad se adquiere. Si no nos educamos somos unos “animales”. Así pues, el problema es llegar a ser humanos. Y eso sólo lo conseguimos si desarrollamos, al menos algo, las diferentes posibilidades a las que estamos abiertos. Ser humanos es lo mismo que superar la unilateralidad.”[4] Realizando una lectura comprensiva de los trabajos que irán apareciendo progresivamente a lo largo de este artículo, podría asumirse la función unilateral que pudieran tener las visiones tanto de ética de bienes, de virtudes, como de normas. Visiones que, su meta última sería recorrer un camino con el único objetivo de dilucidar la complexión de bienestar de cada uno de los individuos que se rigieran por dicha vertiente en pos de un fin social mayor. Manifestaciones en boca del teórico como Schumpeter, nos ayudaría a asimilarlo de una forma más directa: “La felicidad para el hombre se encuentra en el bienestar, entendido como diferencia entre dolor y placer. Este planteamiento no solo sirve para la decisión individual, sino que permite también formular un principio de orden social, puesto que el bien de la sociedad puede definirse como la suma de todas las satisfacciones que los individuos obtienen según los esquemas de preferencias que estos individuos tengan.”[5]
Joseph Alois Schumpeter (1883-1950) fue un destacado economista austro-estadounidense, ministro de Finanzas en Austria y profesor de la Universidad de Harvard desde 1932 hasta su muerte. Autor de libros como “Capitalismo, Socialismo y Democracia” o “Teoría del desarrollo económico”, destacó por sus investigaciones sobre el ciclo económico y por sus teorías sobre la importancia vital del empresario, subrayando su papel en la innovación que determinan el aumento y la disminución de la prosperidad. Popularizó el concepto de “destrucción creativa” como forma de describir el proceso de transformación que acompaña a las innovaciones. Wikimedia
Hilando esto sería posible llegar a una situación estoica que revelaría la segunda opción ética anteriormente mencionada, la de virtudes. Si se caracterizara históricamente por un inmovilismo revelador, no sería menos cierta, la posibilidad de ser capaz de advertir una perspectiva empresarial más animada a tomar la iniciativa. “Decía Aristóteles que la virtud de la fortaleza tiene dos actos propios: resistir y atacar. Así como el estoicismo parece decantarse más por el acto de resistir, la visión empresarial parece decantarse por la postura activa de atacar.” Los imperativos ético-normativos esgrimidos de forma categórica, entrarían en juego en la sociedad de una manera agridulce, al ser necesarios pero al mismo tiempo representar los límites de la convivencia entre personas. De tal manera que no resultaría extraño acabar viendo muchas manifestaciones en contra de dicha vía ética. Sin embargo, los mismos que más vociferarían, asumirían con la boca pequeña la necesidad de su existencia. “Actúa de tal forma que trates a la humanidad, ya sea de tu propia persona o la de los demás, siempre como un fin y nunca solamente como un medio.” Para dejar definido en este sentido la óptica de la norma al servicio de la virtud, debería prestarse especial atención a la distinción realizada por Alfredo Cruz Prados: identificando por un lado la ética de la virtud, y por otro la ética del deber de la ley.[6] Por otro lado, habría que dejar fijado el término tratado de manera que, no produjera ninguna confusión a lo largo de las líneas: “Humanismo empresarial es, pues, para terminar, el que la élite dirigente de las empresas sepa contar, tener en cuenta, a cada uno, dándose cuenta de que ese cada uno no es una mera fuerza de trabajo, ni un mero sujeto inalienable de derechos, sino, pura y simplemente, un hombre, es decir, un hermano.”[7]
Chester Irving Barnard (1886 – 1961) empresario, administrador público y destacado economista estadounidense, autor de trabajos pioneros en teoría de la administración y en el estudio de las organizaciones, sostenía que una autoridad efectiva se apoya en una eficaz comunicación entre los subordinados y sus superiores, además de afirmar que la jerarquía debe sustentar su autoridad en la capacidad de gestión y la ventaja que supone ganarse el respeto de sus empleados. Google Sites
Planteemos pues la siguiente hipótesis:
Dicha manifestación la encontraríamos en Chester I. Barnard dentro de la obra de Fontrodona et. al (2010): “La moral del directivo como el conjunto de fuerzas personales o tendencias de un carácter general y estable en los individuos que tienden a inhibir, controlar o modificar deseos, impulsos o intereses específicos inmediatos incoherentes, y a intensificar aquellos que son coherentes con tales tendencias” O como bien apunta De Mon et al (2001) según la variedad de la teoría del liderazgo: “La teoría de liderazgo más aceptada en los últimos años es la que distingue entre liderazgo transaccional y transformador.”[8]
Podría decirse que todo esto serviría para enfocar una meta. La cual sería, siempre según Cortina (1994-(2003)), la configuración de un camino que nos llevara a conseguir nuestro propósito dentro de una vida a todas luces respetable. “Tener conciencia de los fines que se persiguen y habituarse a elegir en relación con ellos es la clave de una ética de las personas y de una ética de las organizaciones, muy especialmente de las empresas.”[9] “Se dice que las tierras de África tiene este color rojizo, por toda la sangre que se ha derramado sobre ella” - Diamantes de sangre - (2006)
Modelo aplicado por Fontrodona, Guillén y Rodríguez Sedano:
Tipos de ética. Ética consecuencialista. Llegados a este punto, se podría divisar una intención de enmarcar cuatro posturas, sobre las que versarían las diferentes perspectivas citadas líneas arriba. Siguiendo un orden natural se debiera iniciar con el análisis por la ética consecuencialista. Corriente que quedó acuñada para referirse al grado de calidad de las acciones, en función del resultado. Para establecer una semejanza, se podría emparentar con el utilitarismo, ya que ambos se basarían en la obtención de un fin concreto. Para ello, se emplearía el criterio proporcionalista: “El criterio proporcionalista, bien entendido, sí que tiene cabida dentro de una visión integral de la ética, esto es, cuando se da en el contexto de un juicio moral que abarca otras consideraciones previas.”
Joan Fontrodona Felip es doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra y MBA por el IESE, así como Director del Departamento de Ética Empresarial, y director académico del IESE Center for Business in Society. Entre otros cargos también es miembro del comité ejecutivo de la Asociación de Entidades Españolas adheridas al Pacto Mundial de las Naciones Unidas (ASEPAM). América Economía
Con esto debería quedar establecida la principal diferencia con el consecuencialismo más acérrimo. El cual, abogaría por la valoración del resultado de las acciones para tratarlas como correctas o erróneas. En contrapunto se hallaría el proporcionalismo, que iría más allá. Podría argumentarse que el consecuencialismo más puro se quedaría vacío de sentido al obviar aspectos tan imprescindibles como son el objeto moral y la intención del sujeto; o la no menos importante nula referencia entre consecuencia interna y externa. Así lo manifiesta Fontrodona et al. (2010): “La racionalidad que atiende solamente al exterior, que no considera el cambio que cada acto opera en quien lo realiza, ignora que el hombre es dueño de sus actos y hace imposible un crecimiento en el orden de las virtudes."
A consecuencia de lo dicho, sería conveniente anunciar que quedaría hilado un camino teórico hasta llegar al pragmatismo. Dado que se comparten visiones, como la propia ética de resultados, no sería descabellado llegar a la conclusión de que se encuadraría dentro de los sentimientos inherentes en el corazón de cada empresa que ansíe datos objetivos por encima de todo.
Estas afirmaciones, vendrían a corroborar la influencia del concepto pragmático en la búsqueda de la excelencia empresarial. Consistiendo en una visión de acción directiva basada en una ética de resultados. Ética dialógica. Si se continuara por el segundo aspecto, se encontraría la visión dialógica. La cual cambia radicalmente de fórmula en contraposición con todo lo visto anteriormente. Se entiende así, porque el fundamento de la ética desde este lado teórico, sería llegar a la conclusión última interaccionando entre todos los afectados por la situación normativa .[10] Esto vendría a significar que, solamente entre un diálogo básico y clarificador, se alcanzaría la posibilidad de discernir que es moral y que no.
Jürgen Habermas (Düsseldorf - 1929) es un filósofo y sociólogo alemán, conocido sobre todo por sus trabajos en filosofía práctica (ética, filosofía política y del derecho). Habermas es el miembro más eminente de la segunda generación de la Escuela de Frankfurt y uno de los exponentes de la Teoría crítica desarrollada en el Instituto de Investigación Social. Entre sus aportaciones destacan la construcción teórica de la acción comunicativa y la democracia deliberativa. Wikimedia
En el origen de toda idea ética dialógica, estaría en el grupo de cabeza un teórico de la talla de Jürgen Habermas, distingue dos tipos de racionalidad: la estratégica y la comunicativa. La primera también conocida como instrumental es de naturaleza utilitaria. Esto significaría que el protagonista de la acción, escogería un objetivo y modelo, adecuado a la situación pertinente para conseguir su objetivo. La segunda, en cambio, vendría a suponer una comunión entre los distintos sujetos que formarían la acción, de manera que representarían la escenificación que se hubiere elegido de forma consensuada. Sin embargo, como se expone en Fontrodona et al. (2010) a raíz de una manifestación extraída de las reflexiones de Adela Cortina: “La distinción entre ambas racionalidades haría problemático el papel de la ética de la empresa porque se suele entender que la empresa debe regirse por la racionalidad estratégica, dirigida siempre a obtener el máximo beneficio, mientras que el momento moral es de la racionalidad comunicativa.” En definitiva, se podría entender la ética dialógica como un global dentro de las éticas normativas asumiendo que conlleva un procedimiento para elegir qué normas alcanzan la corrección adecuada. Por otra parte, cabría señalar que, como crítica a dicho planteamiento ético, se hallaría la imposibilidad de aceptarlo como criterio último de una valoración ética. La idea sería enmarcarlo en un contexto clave, de manera que, partiera de una participación conjunta entre los individuos a los que repercutiera de manera directa. Ética de la justicia. En este apartado, se observa como poco a poco se va construyendo una alegoría a la tecnocracia sustentándose en la “teoría de la justicia” de John Rawls. La idea sería la siguiente: basándose en los dos pilares de dicha hipótesis, se iniciaría la ávida búsqueda de información para su posterior transformación en conocimiento. Aspecto fundamental a la hora de establecerse como una sociedad coherente y civilizada.[11]
John Rawls (1921 - 2002). Filósofo estadounidense, profesor de filosofía política en la Universidad Harvard y autor de obras como: Teoría de la justicia (1971 y Liberalismo político (1993). Es considerado como uno de los filósofos políticos más importantes del siglo XX. Su teoría política propone dos principios sobre los cuales basar la noción de justicia a partir de una posición original en el espíritu contractualista de los filósofos políticos clásicos.
Rawls fue reconocido con el Premio Schock para lógica y filosofía y con la National Humanities Medal de manos del presidente Bill Clinton en 1999. The book of life Rawls se pregunta cómo sería posible sentar las bases de la ética dentro de una sociedad con visiones morales tan diversas. Y para ello, nada menos que sugiere dos mecanismos teóricos: el velo de la ignorancia y la posición original, siendo la segunda una consecuencia de la primera. El liberal americano indica la necesidad de afrontar un debate de fondo, sin tener en cuenta la forma, esto es, fuera de prejuicios políticos, culturales o morales. Solamente así, sería posible discutir hasta llegar a un consenso que resultara beneficioso para todas las partes. Por otra parte, se asumiría la proposición de la posición original como una vertiente para superar el utilitarismo gracias a la aportación de dicho teórico. Ya que hasta nuestros días, podría simbolizar la asistencia más acertada desde un punto de vista liberal. Por otro lado, se encontraría el posicionamiento de Ronald Dworkin, el cual pondría énfasis en el concepto de igualdad basándose en dos principios muy concretos: que toda vida humana una vez se pone en marcha es susceptible de alcanzar el triunfo que ansía, y que toda persona es responsable de su propia vida. Sin embargo, dicha argumentación caería en el olvido debido a la poca concreción de la teoría misma. Otro planteamiento sería el de Nozick, con su apuesta del estado mínimo, y la relevancia del individuo como elemento único por sí mismo y no como conjunto de una sociedad tumultuaria. Este planteamiento individualista, resultaría totalmente inerte debida a su fundamentación ética. Ya que se podría resaltar de manera clara, la dependencia de la visión de Kant y de Rawls.
Ronald Myles Dworkin (1931 - 2013) Filósofo del Derecho y catedrático de derecho constitucional. Su teoría contemporánea del derecho es una de las más influyentes respecto de la naturaleza del derecho. Según The Journal of Legal Studies, fue el segundo autor estadounidense del siglo XX más citado en el campo del Derecho. La filosofía jurídica de Dworkin se basa en la existencia de derechos individuales, concebidos como "triunfos frente a la mayoría". Los derechos morales de las personas prevalecen sobre los fines colectivos. Las políticas del gobierno sólo son legítimas en cuanto respetan los derechos. Wikimedia
Para finalizar se podría extraer lo siguiente del libro que se está analizando: “Su interés (Rawls) no es formular una teoría global de la justicia, ni entrar en la discusión de si existe o no una ética con unos valores objetivos. Cada uno puede tener una visión global del mundo con la que puede orientar su vida privada. Lo que propone Rawls es que a la hora de discutir los asuntos de la justicia política se dejen las convicciones religiosas y filosóficas y se acuda a disposiciones generales o verdades generalmente aceptadas por todos los ciudadanos.”
Ética comunitarista.
Al adentrarse en dicho texto, se podría llegar a divisar el gran conglomerado de esta corriente. Dado que los mismos partícipes de aquélla recelan de encasillarse dentro de una clase teórica como pueda ser el liberalismo. “Los comunitaristas subrayan que no somos individuos independientes que acuerdan convivir estableciendo pactos políticos y económicos basados en el interés (…) se trata de que volvamos a ser una comunidad.” Se podría decir que “dentro del mismo río, existirían dos corrientes”, juntas pero no necesariamente revueltas. Unos eruditos adoptarían una actitud conciliadora con principios más vanguardistas, alejándose de sentimientos individualistas; gente como Amitai Etzioni, Charles Taylor y Michael Walzer. Mientras, existiría una posición más crítica con afirmaciones liberalistas; Robert Bellah, Michael Sandel y Alasdair MacIntyre.
Charles Margrave Taylor (Montreal, 1931) Filósofo canadiense, conocido fundamentalmente por sus investigaciones sobre la Modernidad, el Secularismo y la Ética, entre otras contribuciones referidas a la Filosofía política, la Hermenéutica, la Filosofía de las ciencias sociales y la historia del pensamiento. Su obra le ha otorgado un amplio reconocimiento entre filósofos e intelectuales de todo el mundo, una de sus obras más conocida es “Fuentes del Yo: La Construcción de la Identidad Moderna”. Wikimedia
Para la escuela comunitarista, albergar sus valores en una vida pública no sería sinónimo de nombrar al Estado como máxima autoridad moral. Ya que una cosa sería compaginar las tareas con el ya mencionado, y otra muy distinta abogar por una inexistencia del mismo. Para conseguir configurar un planteamiento de habitar común, se debería optimizar como primera premisa la distinción entre lo público y lo privado.[12] Sin embargo, la gran cantidad de rechazo hacia el sentimiento individualista liberal, es de sobra conocido .[13] Desde la vertiente comunitarista, se asumiría que los valores que promulgaría el liberalismo serían de realizar transacciones a todos los niveles de la vida, tanto pública como privada. Construyéndolos a partir de una base artificial de intereses creados. La idea propuesta por este sector, sería la de demandar a individuos virtuosos, dentro de la misma sociedad civil, una implicación tal que mantuviera a la burocracia lejos de asuntos sociales capaces de ser resueltos dentro de la comunidad misma. De manera que, sería una vía más que interesante de llegar a una perfección ética al manifestarse como una reciprocidad constante.
Michael Sandel (Minneapolis, 1953) Profesor, filósofo político y pedagogo estadounidense, miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias.
Se ubica dentro de la corriente teórica comunitarista, aunque es mejor conocido por su crítica a la Teoría de la Justicia de John Rawls. Dictó Cátedra con su curso "Justicia" de la Universidad de Harvard impartido a lo largo de dos décadas, la asignatura se constituyó como la que posee un mayor número de matrículas en la historia de la Universidad de Harvard con más de 14.000 alumnos. Wikimedia Para cerrar el análisis, se deberían dejar expuestas estas manifestaciones realizadas de Fontrodona et. al (2010), como las de Juan Luis Lorda[14] , con que sería una meta poder apreciar toda la dimensión de la argumentación misma. Para acabar esta parte, y a modo de resumen debería quedar esta frase: “La ética consiste, en resumidas cuentas, en conocer y disfrutar del bien verdadero.” “La integridad importa. Nuestro futuro depende de ella.” - Los idus de marzo - (2011) Modelo aplicado por Adela Cortina: La ética y sus saberes: De cara a comenzar a analizar la perspectiva establecida por la catedrática de Filosofía Jurídica, Moral, y Política; sería recomendable citar la definición del concepto básico dentro de este campo, la ética. Dicho lo cual, podría encontrarse en la publicación de donde se habría extraído: “la ética es un tipo de saber de lo que pretende orientar la acción humana en un sentido racional; es decir, pretende que obremos racionalmente. A diferencia de los saberes teóricos, contemplativos, a los que no importa en principio orientar la acción, la ética es esencialmente un saber para actuar de un modo racional.”[15] Aprovechando dicha definición conceptual, la autora, insertaría un aspecto interesante que recordaría a Kant; no es otro que “racional”. De la misma forma, y para dejar los cimientos de su obra bien remarcados, continuaría su disertación encuadrando el término mencionado: “Obrar racionalmente significa, en principio, saber deliberar bien antes de tomar una decisión con objeto de realizar la elección más adecuada y actuar según lo que hayamos elegido. Quien no reflexiona antes de actuar sobre los distintos cursos de acción y sus resultados, quien no calibra cuál de ellos es más conveniente y quien, por último, actúa en contra de la decisión que él mismo reflexivamente no obra racionalmente.”[16]
Adela Cortina Orts (Valencia, 1948) Filósofa española, Catedrática de Ética de la Universidad de Valencia y Directora de la Fundación ÉTNOR (Ética de los Negocios y las Organizaciones empresariales), es también miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, así como doctora honoris causa por la Universitat Jaume I de Castellón. Ganadora del Premio Internacional de Ensayo Jovellanos 2007 con su célebre obra “¿Para qué sirve realmente la ética?”. Las Provincias
Para redondear aspectos que pudieren interferir en modos de visualizar el comportamiento ético, incluiría dos elementos inherentes en el ser humano, tales como “temperamento” y “carácter”: “Desde el origen griego de la ética cabe distinguir en el mundo humano entre el temperamento (pathos), constituido por aquellos sentimientos y actitudes con los que se nace y que no se pueden cambiar (la dimensión pasiva de la persona), y el carácter que cada uno se va forjando, el modo de ser del que cada quien se va apropiando a lo largo de su vida al hacer sucesivas elecciones en un sentido.”[17] Podría decirse que todo esto serviría para enfocar una meta. La cual sería, siempre según Cortina (1994-(2003)), la configuración de un camino que nos llevara a conseguir nuestro propósito dentro de una vida a todas luces respetable. Tener claro unos fines, valores y hábitos; sería la clave de lo dicho anteriormente. Por ello, una vez expuesto, sería el momento de traducirlo al ámbito plural; dejando de lado lo individual: “Tener conciencia de los fines que se persiguen y habituarse a elegir en relación con ellos es la clave de una ética de las personas y de una ética de las organizaciones, muy especialmente de las empresas.”[18] Debido a ello, haría mención a dos aspectos que irían cogidos de la mano en cuanto a un inicio individual, pero que sus consecuencias podrían tener que ver más con lo plural. Éstas son la libertad y la responsabilidad: “De ahí que la libertad sea un elemento indispensable del mundo ético, al que va estrechamente ligada las responsabilidad, ya que quien tiene la posibilidad de elegir en un sentido u otro, es responsable de lo que ha elegido: tiene que responder de su elección y, sea buena o mala, ha de responder de ella […] quiere decir que quien elige un curso de acción, pudiendo elegir otro, es el autor de la elección y, sea buena o mala, ha de responder de ella.”[19] De manera que, para poder establecer un diseño correcto de las organizaciones habría que remitirse a los siguientes pasos que Cortina (1994-(2003)) nos otorgaría: “1- Determinar claramente cuál es el fin específico, el bien interno. / 2- Averiguar cuáles son los medios adecuados para producir dicho bien. / 3- Indagar que hábitos han de ir adquiriendo la organización. / 4- Discernir su interrelación. / 5- Averiguar la relación entre bien externo y bien interno. / 6- Cuáles son los valores de la moral cívica. / 7- Qué derechos reconoce esa sociedad a las personas”[20]
José Luis López-Aranguren Jiménez (1909 - 1996) Es uno de los filósofos y ensayistas españoles más influyentes del siglo XX. En su trabajo filosófico, como escritor y profesor de ética en la Universidad Complutense de Madrid enfatizó la importancia de los intelectuales en una sociedad cada vez más mecanizada, injusta y deshumanizada. Su obra es una reflexión ética, política y religiosa, que se esfuerza por recordarnos los peligros, de una sociedad meramente tecno-científica y cibernética ante la escasez de solidaridad y humanismo. Biblioteca Tomás Navarro Tomás
En otro orden de cosas, pero sin alejarse mucho del campo al que haría mención la autora, se encontraría el aspecto de la “moral crítica”. Dicho concepto se asumiría como tomar decisiones moralmente justas. Ello conllevaría a los dos niveles que expondría Cortina (1994-(2003)) a continuación[21] :
Llegados a este punto, habría que dirigirse, como Cortina (1994-(2003)) indicaría, hacia la ética como filosofía moral. Argumentando lo siguiente, descifraría la necesidad de su existencia: “La moral no es, pues, un invento de los filósofos, sino un saber que acompaña desde el origen a la vida de los hombres, aunque haya ido recibiendo distintos contenidos.”[22] De la misma manera que a partir de la obra que se analizaría, habrían menciones de teóricos como J. L. L. Aranguren, donde habrían distinciones entre moral vivida (moral) y moral pensada (ética). Y es que según dicho autor, dicho campo tendría tres funciones[23] :
Al mismo tiempo, sería posible como filosofía moral, distinguir dos partes por encima de todo:
Con esto finalizamos la primera parte dedicada tanto al análisis y descripción de los principales modelos teóricos como de la visión de Fontrodona y Cortina, en la segunda parte ofreceremos otras visiones actuales de la conducta ética enmarcada en el campo de la empresa y destinadas también al estableciendo de modelos de conducta y para la dirección de personas de la manera más correcta posible. Esperamos que el texto ayude a reflexionar sobre la importancia de poseer unos valores éticos adecuados en nuestros dirigentes empresariales como factor decisivo tanto en el éxito empresarial como en el bienestar común. - ¿Qué aporta la ética al liderazgo empresarial? - 2ª parte: Humanismo empresarial y Modelos Actuales - Juan Pablo Castillo Cubillo Doctorando en Sociología y diplomado en Educación Social. Licenciado en Criminología y miembro de la APCV. Máster Universitario en Marketing Político, Comunicación Institucional y Dirección de Personas.
Referencias
[1]Fontrodona et al. (2010). ética de la empresa en la encrucijada, La. Navarra: EUNSA, Ediciones Universidad de Navarra. [2]Op. Cit. Fontrodona et al. (2010). [3]Alvira, R; (1990). ¿Qué es el humanismo empresarial? Cuadernos Empresa y Humanismo Nº17, pp 2-15. [4]Op. cit. Alvira, R; (1990): “El problema está en que la amplitud de nuestro ser dificulta el que seamos conscientes de todo lo que somos. Por eso, nuestra inclinación va pareja con nuestra unilateralidad.” [5]Esta cita podría recoger perfectamente el sentir de una visión utilitarista, englobando concepto tan propios como el “rules of thumb” o reglas de oro. [6] Cruz Prados. A. (2006) Ethos y Polis: Bases para una construcción de la filosofía política. Navarra: EUNSA, Ediciones Universidad de Navarra. “La primera es caracterizada con frecuencia como ética teleológica […] La segunda suele ser denominada ética deontológica.”. [7]Op. cit. Alvira, R; (1990) [8]De Mon et al. (2001). Paradigmas del Liderazgo: Claves de la dirección de una empresa. Navarra: Mc Graw Hill, Madrid. (p.132). [9]Cortina, A; (1994-(2003)) Ética de la empresa. Madrid. Editorial Trotta S.A. (p. 20). [10]Este aspecto podría conjugarse con la visión que tiene Alfredo Cruz Prados (2006), donde se expone la norma al servicio de la virtud- La idea es separar la ética como virtud (teleológica), y la ética de deber o de ley (deontológica). [11]Op. cit. Cruz Prados. A. (2006): “La instauración de la polis es un proceso diferente a la ampliación de una comunidad no política para dotarla de mayores competencias: una ampliación que consiste en extender, conservando al mismo tiempo, la forma o estructura de esas comunidad. Como ya advertía Aristóteles frente a Platón, la polis no es una familia en grande. La polis supone trascender la forma que pudieran tener comunidades previas, constituyendo una nueva forma de vida y comunidad, que engloba y fundamenta las otras formas, también nuevas, que pueden darse en su interior.” [12]Op. cit. Cruz Prados. A. (2006): “Esta distinción es, pues, una distinción política, y su determinación es objeto de una decisión política. La demarcación entre lo público y lo privado no es fija, ni viene establecida a priori, de manera terminante y universal.” [13]“Bellah (1992) distingue entre el individualismo sensato que sostiene la dignidad inviolable de todo ser humano por sí mismo, y el individualismo ontológico, que consiste en afirmar que el individuo es la primordial y que la sociedad es de orden sólo secundario.” [14]“La ética ayuda a elegir aquellas acciones que contribuyen al desarrollo armónico y equilibrado de las distintas potencialidades del hombre. La ética puede definirse, entonces, como la estética de la acción humana, en la medida en que un actuar armónico entraña un sentido de belleza.” [15]Cortina, A; (1994-(2003)) Ética de la empresa. Madrid. Editorial Trotta S.A. (p. 17) [16]Op. cit. Cortina, A; (1994-(2003)). (p. 18) [17]Op. cit. Cortina, A; (1994-(2003)). (p. 19) [18]Op. cit. Cortina, A; (1994-(2003)). (p. 20) [19]Op. cit. Cortina, A; (1994-(2003)). (p. 21) [20]Op. cit. Cortina, A; (1994-(2003)). (p. 24-25) [21]Op. cit. Cortina, A; (1994-(2003)). (p. 27) [22]Op. cit. Cortina, A; (1994-(2003)). (p. 28) [23]Op. cit. Cortina, A; (1994-(2003)). (p. 28-29) Temas relacionados: Economía Social, Sociedad, Juan Pablo Castillo Cubillo. Reconocimientos y más información sobre la obra gráfica ADVERTENCIA: En este foro, no se admitirán por ninguna razón el lenguaje soez y las descalificaciones de ningún tipo. Se valorará ante todo la buena educación y el rigor sobre el tema a tratar, así que nos enorgullece reconocer que rechazaremos cualquier comentario fuera de lugar.
3 Comentarios
Adrián Lopez
11/7/2017 01:09:03
Felicidades por el artículo realmente denso y en extremo argumentado como una investigación científica, es un ejercicio a caballo con la filosofía, poco común en la red muy dada a las tonterías de usar y tirar, menos en páginas de divulgación y mucho menos sobre un campo donde justamente la ética brilla por su ausencia y la crítica teórica nula, limitándose todo el mundo a las arengas del partido político de turno. Doy por sentado que faltan varios modelos por desarrollar con visiones más recientes de la ética empresarial. Por favor, que la siguiente parte no se haga de rogar y seguir por este camino que de tonterías Internet está plagada.
Responder
SeriousSamuel
11/7/2017 14:40:46
Con esto habéis batido el récord del monográfico sobre satélites, si es sólo un poco más complejo me explota la cabeza. Esperando la segunda parte, a ver si consigo conprender esto. Es la primera vez que leo sobre filosofía en estos temas, por favor que la segunda parte no se haga esperar.
Responder
Bailey Core
12/7/2017 10:53:54
Después de leer esto llegó a una conclusión obvia: a las empresas esto les da igual. Sin mecanismos reguladores efectivos por parte del estado hacen lo que les da la gana. Si pueden te exprimen como un limón y cuando no hay leyes que los detengan te machacan todo lo que pueden. Que vayan a China o África a preguntar qué opinan de la ética o la moral a los niños que trabajan como esclavos. Sin estados con valor para regular la conducta de las empresas, estas olvidan sistemáticamente que sus empleados son seres humanos y esto queda en papel mojado. El liderazgo lo tiene quien más publicidad hace, más vende y más comprados tiene a los gobiernos, esa es la realidad.
Responder
Deja una respuesta. |