NeCLO - Ciencia y Cultura al Máximo

  • Inicio
  • Tecnología
  • Medicina
  • Educación
  • Taller
  • Arte y videojuegos
  • Cine y series
  • Moda y supervivencia
  • Economía social
  • Nosotros
  • Inicio
  • Tecnología
  • Medicina
  • Educación
  • Taller
  • Arte y videojuegos
  • Cine y series
  • Moda y supervivencia
  • Economía social
  • Nosotros

MEDICINA

Clima y dolor neuropático: estudios contradictorios

15/6/2019

0 Comentarios

 
Anexo y Bibliografía de “Dolor neuropático en lesionados medulares”
Imagen
Evidencias en pleno siglo XXI
Sabemos que los cambios de tiempo afectan a las articulaciones y ¿no hay estudios?

 
Más allá de los reveladores estudios realizados por el doctor Kazuhito Kimoto, (2015) y comentados en el reportaje sobre dolor neuropático en lesionados medulares la investigación de la asociación clima/dolor a resultado muchas veces un callejón sin salida con estudios contradictorios y ausencia de suficientes investigaciones que den respuestas a un problema que resulta evidente.
Resulta extraño el bajo número de estudios realizados frente al multimillonario gasto sanitario que supone las prescripción de fármacos asociados al dolor durante los cambios atmosféricos y la contundente respuesta de los pacientes a estas variaciones, respuesta que aunque parezca sorprendente y quizás hasta sospechoso si cabe, han negado sistemáticamente múltiples estudios.
 
Por esta razón vamos a analizar el recorrido de estos estudios en los últimos años e intentar comprender la ausencia de resultados pese a los millones de personas que en el mundo sufren a diario los cambios del tiempo por mucho que lo niegen múltiples estudios o no lleguen a conclusiones aclaratorias.
 
Es conocido por todos que las personas que han sufrido una fractura importante por traumatismo, pueden experimentar dolor asociado a los cambios de presión atmosférica. Del mismo modo, ningún médico se sorprenderá si escucha esta afirmación en un paciente con artrosis, una enfermedad articular degenerativa que produce dolor y afecta directamente a la movilidad y autonomía de las personas afectadas. Sin embargo, sorprende descubrir que son pocos los estudios que abordan la correlación entre el dolor y los cambios de presión atmosféricas de una manera seria, a pesar de que millones de personas sienten y padecen en su cuerpo los efectos. ¿Mucha casualidad?
 
El dolor por artrosis guarda grandes similitudes con el que propicia el reportaje sobre lesionados medulares y neuropatía. Se calcula que cerca de 300 millones de personas lo padecen en todo el mundo (las cifras en España rondan en torno a las 7 millones), mueve una industria millonaria, supone un gasto tremendo para la sanidad y es igual de incapacitante para el paciente como el dolor neuropático. Pero además, esta afección se encuentra con el mismo problema: los escasos estudios realizados hasta la fecha sobre la relación entre el dolor articular y las condiciones meteorológicas, que además alcanzan conclusiones contradictorias a causa de limitaciones metodológicas y a la variabilidad geográfica de las investigaciones.
 
Con todo, si analizamos los datos de los estudios de manera conjunta aparece una correlación clara entre las variaciones de presión atmosférica y el dolor articular. Incluso una década antes de la investigación en Japón (K.Kimoto, 2015), en España sin ir más lejos, Vergés J. Montell E., publicó en el año 2004 enProceedings of the Western Pharmacology Society un estudio de dos años sobre la artrosis en el área metropolitana de Barcelona que dejaba las cosas claras.
Imagen
Este estudio auspiciado por el Instituto Poal de Reumatología y los laboratorios Bioibérica Farma, arrojó conclusiones realmente similares a las del doctor Kazuhito Kimoto, mostrando de nuevo, que muchos pacientes con artrosis experimentaban un aumento del dolor articular cuando bajaba la presión atmosférica. Tanto la intensidad del dolor como el momento en que aparecía la afección, sucedía de manera diferente dependiendo de cada persona. Por ejemplo, podía ser que el paciente empezara a experimentar el dolor unas horas antes al cambio climatológico, o que incluso pudiera sentirlo varios días antes de comenzar las precipitaciones. Estos resultados marcaban probablemente una relación más directa entre presión que humedad (aunque exista una interrelación física).
 
De hecho, según las cifras, un 40% de pacientes con artrosis son susceptibles de predecir fenómenos meteorológicos a partir de su dolor, al igual que las personas que ha sufrido una fractura por traumatismo.
 
Aquí desde luego, una interpretación directamente ligada al sistema vestibular no iba a resultar una solución. Si escuchamos a los especialistas hay muchas hipótesis de por qué ocurre este fenómeno. Una de las que cabe destacar, propone que los pacientes con artrosis podrían haber desarrollado receptores que actúan con los cambios de presión y las bajas temperaturas, liberando ciertas sustancias que por ejemplo favorezcan la hiperactividad o hipersensibilidad nerviosa. Aún así, resulta realmente sorprendente no encontrar hasta la fecha estudios relevantes que identifiquen estos receptores y sustancias.
Sería una necesidad imperante que se realizarán estudios especializados que pudieran definir esta relación para, de ese modo, modular los tratamientos tanto farmacológicos como no farmacológicos y así evitar al paciente dolor e incapacidad funcional asociada.
​La ausencia de estudios y el alarmante desconocimiento sobre este tema en particular es visible tan sólo con realizar una pequeña búsqueda en internet. Para nuestra sorpresa, hemos encontrado múltiples citas del estudio original del 2004 de Vergés- Montell  en publicaciones de medios con cierto prestigio, que claramente desconocían tan siquiera las fechas en las que se había realizado el estudio, fechándolo incluso en el año 2018! Este ejemplo nos da una idea del desconocimiento general que existe y presupone cierta ausencia de continuidad en estos trabajos de investigación.
 
Los estudios hasta ahora realizados sobre este tema nunca han alcanzado la relevancia necesaria, o no se les ha tenido suficientemente en cuenta, con el propósito de diseñar nuevos tratamientos farmacológicos no tan “agresivos” o que tengan en cuenta una mejor comprensión de la neuroplasticidad y el sistema nervioso.
 
Sin embargo, por el contrario la mayoría de los tratamientos contra el dolor en lesiones medulares, traumatismos, SDRC (síndrome de dolor regional complejo), etc., se basan en un pequeño grupo de fármacos destinados a ofrecer “inhibición o alteración bioquímica” en la neurotransmisión, con un pequeño rango de sustancias asociadas a alguno de los muchos neurotransmisores que existen.
 
El problema es que el dolor neuropático tiene complejas interrelaciones dependiendo de cada caso, es un “Universo Completo” donde prácticamente cada paciente posee una causa y una respuesta diferente, pero muchas veces se desatiende el intento de comprensión de su mecanismo particular.
 
Siempre está detrás la justificación de la falta de “tiempo y dinero”, algo completamente falso, ya que lleva a una sobre “medicación”, un gasto farmacéutico multimillonario y un nivel de fracaso elevado, que a su vez conduce a graves problemas sanitarios y sociales, como depresión o incapacidad, disparando el gasto resultante todavía más y transformándose en un gasto farmacéutico y social multimillonario basado en las consecuencias de emplear solamente una vía farmacológica cuanto menos cuestionable pese a existir conocimiento suficiente de que se deberían estudiar otras vías desde hace décadas.
Imagen
Estudios con más de 40 años y el confuso baile de datos
 
Para argumentar y reflexionar sobre las anteriores líneas debemos mirar en los estudios realizados en las últimas cuatro décadas, así que vamos a adentrarnos en ellos:
 
Ya en los años 80 del siglo pasado, se confirmó a nivel estadístico como los cambios  atmosféricos afectaban a múltiples dolencias. Son especialmente significativos los estudios realizados en artritis reumatoide, por lo que en ausencia de una continuidad en trabajos similares en lesionados medulares, pasaremos a analizar y entender los estudios en este campo casi paralelo respecto la influencia del clima.
 
 Así pues nos remontaremos al año 1985 con el estudio “La relación entre los factores meteorológicos y el dolor en la artritis reumatoide en un clima marino”  presentado en The Journal of Rheumathology donde los informes indicaban que las condiciones meteorológicas podían afectar a algunos síntomas de la artritis reumatoide  (no a la enfermedad en sí)
 
Se estudiaron 88 pacientes residentes en provincias costeras holandesas (clima marino) quienes anotaron sus síntomas de dolor diariamente durante un año completo. Los análisis de correlación de las puntuaciones de dolor promediadas por el paciente mensualmente frente a cada uno de los 6 factores climáticos propuestos indicaron que el dolor originado por la artritis reumatoide se asocia positiva y significativamente con la temperatura y la presión atmosférica y negativamente con la humedad relativa y no con cualquiera de los otros factores, discutiendo el hecho de que la relación entre el complejo temperatura / presión y el dolor de la AR era más fuerte en verano que en invierno.
 
Tan solo un año después en The Scandinavian Journal  of Rheumathology encontramos el estudio “El efecto de los factores biometeorológicos sobre el índice articular de Ritchie y el dolor en la artritis reumatoide.”
 
En dicho trabajo se estudiaron casos de artritis reumatoide y el efecto de la humedad relativa, la presión atmosférica, la nubosidad, la temperatura exterior, la velocidad del viento y un índice meteorológico general sobre el índice articular de Ritchie (RAI) y el dolor registrado en la escala analógica visual (VAS) activa. 19 de estos casos fueron estudiados durante la hospitalización por una exacerbación de la enfermedad en el invierno de 1981-82.
 
Se encontró que el 69% de los pacientes eran sensibles, según las puntuaciones de RAI y VAS, a un indicador del clima y tan solo el 16% no eran sensibles en absoluto. Los indicadores meteorológicos más frecuentemente asociados positivamente con los síntomas reumáticos fueron la humedad relativa, la temperatura exterior, la nubosidad y el índice de clima general. 
 
Como ya sería habitual en el futuro, no hubo una correlación absoluta entre la afirmación subjetiva de ser sensible al clima y las correlaciones objetivas asociadas con los parámetros meteorológicos y el dolor articular.
 
Desafortunadamente este procedimiento de observación de correlaciones, pese a carecer de relevancia definitoria (como iremos argumentando)  se ha utilizado para desacreditar en este tipo de estudios la apreciación de dolor en los pacientes, magnificando las valoraciones subjetivas del individuo y olvidando la verdadera relevancia del estudio, como en este caso, ese 69% de pacientes que se mostraron sensibles al clima.
 
La consideración popular de esta “sensibilidad al clima”, una constante “universal” asociada a la lógica experiencia de la sociedad a través de los tiempos, impide a ciertos estudios valorar correctamente la correlación de los valores meteorológicos y el dolor pero carece de sentido como justificación para la improcedencia de la apreciación de los pacientes, es decir, en muchos estudios posteriores se intentará justificar la relación como subjetiva a causa de la predisposición del paciente por las creencias populares y “anular” las apreciaciones a través de la búsqueda de constantes fijas de apreciación del dolor vinculadas a valores atmosféricos puntuales en vez de considerar la variabilidad por individuo dentro de un rango de días del cambio de valor de las variables que afectan a los cambios atmosféricos.
 
En vez de eso, se considerará ese cambio de la apreciación subjetiva del dolor asociado a las creencias sociales del sujeto y se confirmará con los valores estadísticos no correlativos entre todos, al no reconocer la variabilidad de efectos en el sistema nervioso según el paciente.
Imagen
El siguiente estudio que podríamos destacar ya en el nuevo siglo y del que hablaremos a continuación, está basado en un análisis en profundidad al respecto de todo lo anteriormente publicado y que no dejaba lugar a dudas, hablamos de Efectos del clima en la artritis reumatoide: de la controversia al consenso. Una revisión.
 
El  objetivo del trabajo publicado también en The Journal of Rheumatology (Patberg – Rasker, 2004) revisó y evaluó la evidencia sobre la opinión generalizada de que los signos y síntomas de la artritis reumatoide estaban influenciados o incluso causados por el clima.
 
Para ello se realizó una búsqueda bibliográfica de 1985 a 2003 utilizando la base de datos PubMed de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU.
 
En este gran estudio se identificaron artículos relevantes adicionales a partir de las bibliografías y los propios archivos de los investigadores.
 
Sorprendentemente solo la temperatura y la humedad  (¡obviando la presión! ) parecían tener una clara influencia sobre los síntomas de la artritis reumatoide, aunque los hallazgos informados no coincidían.
 
Las controversias parecían estar relacionadas principalmente con los métodos aplicados en los estudios sobre los efectos del clima que dificultaron la evaluación: sorprende y resulta inexplicable que a día de hoy no exista un procedimiento o protocolo consensuado internacionalmente para evaluar la influencia del clima sobre las enfermedades, especialmente en lo que a dolor se refiere.
 
Pese a todo, gracias al estudio se observó que existía una correlación positiva con la humedad del microclima en la piel del paciente. La alta humedad relativa en el exterior resulta desfavorable, pero tiene menos influencia cuando hay pocas barreras para el vapor de agua, como la ropa, y cuando se usa el aire acondicionado. La temperatura alta es desfavorable ya que aumenta la humedad absoluta, pero también es beneficiosa, ya que reduce la presencia de barreras y estimula el uso del aire acondicionado.
 
La opinión clásica, “Frío y mojado es malo, cálido y seco es bueno para los pacientes con artritis reumatoide”, parecía ser cierta solo en lo que respecta a la humedad, pero al menos la literatura ya presentaba un mínimo consenso.
Imagen
Emborronando lo evidente
 
Aunque en los últimos 40 años los estudios que han propuesto indagar en profundidad la “modulación asociada al clima” no han cesado, también existen múltiples trabajos que ofrecen resultados contrarios, que a veces incluso daba la sensación de intentar complicar lo evidente.
 
Un buen ejemplo lo tendríamos en cómo se juega con los cuestionarios, las estadísticas y los procedimientos de “sesgado” y selección de los parámetros relevantes, algo que ejemplifica perfectamente el estudio: The association between arthritis and the weather. una auténtica lección de cómo conseguir que un paciente describa lo contrario a su experiencia y conseguir un resultado  destinado a confirmar resultados “preestablecidos” a través de la elección de una metodología de trabajo que garantice de antemano la negación de un problema sean cuales fueren las respuestas del paciente.
 
Puede que lo dicho anteriormente solo sea una apreciación subjetiva, pero analizando los procedimientos empleados en estos estudios y la manera de analizar la información de los distintos parámetros estudiados, da la impresión que el resultado sería siempre el mismo, indiferentemente de los valores obtenidos.
 
Así que siguiendo con el citado trabajo, el autor Aikman H. en la publicación International Journal of Biometereology a pesar de la preponderancia de la idea sobre la influencia del clima, en el año 1997, afirmaba que la evidencia científica al respecto es escasa y no concluyente.
 
¿Cómo?
 
Se basaba en un estudio realizado en la ciudad australiana de Bendigo, buscando establecer una posible relación entre el dolor y la rigidez de la artritis y las variables meteorológicas de temperatura, humedad relativa, presión barométrica, velocidad del viento y precipitación.
 
Los niveles de dolor y rigidez fueron calificados por 25 participantes con artrosis y / o artritis reumatoidea cuatro veces al día durante 1 mes de cada temporada. (Es importante resaltar una vez más, el escaso número de pacientes involucrados)
 
El análisis de regresión múltiple por pasos indicó que las variables meteorológicas y la hora del día representaron el 38% de la varianza en el dolor medio y el 20% de la varianza en la rigidez media cuando se consideraron los datos de todos los meses.
 
Un cuestionario telefónico posterior al estudio indicó que el 92% de los participantes percibía que sus síntomas estaban influenciados por el clima, mientras que el 48% afirmó que podía predecir el clima de acuerdo con sus síntomas. Por lo tanto, los resultados sugerían que la disminución de la temperatura se asocia con un aumento del dolor y una mayor rigidez y el aumento de la humedad relativa se asocia con un aumento del dolor y la rigidez en los pacientes de artritis.
 
Otra vez más se empleaba la excusa de la valoración subjetiva asociada a la lógica incomprensión empírica de la valoración real del propio paciente buscando una correlación exacta en un período muy corto y no en un ciclo de cambio atmosférico, además en un reducido grupo y luego extrapolar el resultado a consideraciones que no podían deducirse directamente de las respuestas y sin valorar la toma farmacológica de cada paciente (no la prescripción, valores muy distintos bajo decisión del facultativo, no del paciente, algo que se repetirá sistemáticamente en muchos estudios, en los que se desoye la apreciación del paciente y se cuantifica según una decisión facultativa alejada de la apreciación del paciente).
 
La metodología y procedimientos se repiten en un estudio tras otro con respuestas inconcluyentes y la valoración del consumo de fármacos según la decisión de prescripción no la valoración del paciente a cerca de la necesidad de estos por un aumento del dolor,  sin mayor profundización y con grupos tan pequeños donde los resultados erráticos pueden ser interpretados  a gusto de las ideas preconcebidas de los investigadores, sin que eso pueda ser demostrado como erróneo por una comprobación externa, ya que los datos y el procedimiento empleado no son discutibles desde el punto de vista de la veracidad.
 
Estudios similares se reprodujeron hasta la actualidad, cuando ya resultan casi insostenibles, como fue el caso en el año 1999 de la publicación en Pain: Rheumatoid arthritis patients show weather sensitivity in daily life, but the relationship is not clinically significant
 
Los autores, Gorin AA, Smyth JM y cols. Planteaban de nuevo que aunque la mayoría de pacientes con artritis reumatoide  informaban que su dolor estaba influenciado por el clima, los estudios resultaban “equívocos”, la negación se repetía de nuevo.
 
Otra vez acudían al juego estadístico alegando que no quedaba claro a partir de los estudios existentes si los resultados se deben a un poder estadístico limitado (por ejemplo, tamaños de muestra pequeños y variabilidad restringida en los índices climáticos) o al no considerar las diferencias individuales.
 
El estudio llegaba aún así a sus conclusiones, cometiendo los mismos errores que los que cuestionaba analizando solo 75 pacientes con artritis reumatoide.
 
Los índices meteorológicos objetivos que emplearon fueron: temperatura, presión barométrica, humedad relativa y el porcentaje de luz solar obtenidos en las mismas fechas por un servicio meteorológico local.
 
Los resultados indican que, para toda la muestra, los niveles de dolor fueron más altos en días fríos, cubiertos y días posteriores con presión barométrica alta. Los niveles de dolor también aumentaron en función del cambio en la humedad relativa de un día para otro. Los análisis de diferencias individuales revelaron una variabilidad significativa entre los pacientes en sus patrones de sensibilidad climática. En general, los sujetos con niveles más altos de dolor autoinformado demostraron una mayor sensibilidad climática.
 
De nuevo, el juego de la estadística “hacia su magia” al considerar la magnitud de estos efectos. Las variables meteorológicas representaron solo una pequeña cantidad de cambio en las puntuaciones de dolor, incluso para pacientes con las relaciones más pronunciadas entre dolor y clima.
 
Así una vez más, aunque se encontró “sensibilidad” al clima, los valores del efecto no fueron clínicamente significativos, pero una vez más resultan discutibles los criterios para considerarlos “clínicamente significativos” ya que la valoración de la respuesta subjetiva del paciente se sesgaba según unos criterios preestablecidos que imposibilitaban que esa valoración correspondiera a la que realmente comunicaba el paciente tras el posterior procesado estadístico de sus impresiones. Pero al menos existía una apreciación honesta en el buen camino que nos conduce probablemente al núcleo del problema: “no considerar las diferencias individuales”
Imagen
Siglo XXI
 
Con el cambio de siglo, los nuevos conocimientos sobre el funcionamiento del sistema nervioso y la facilidad de difusión de los trabajos por las autopistas digitales así como su comparación, llevan a un escenario bastante diferente poco a poco.
 
Por ejemplo Strusberg I, Mendelberg RC, Serra HA publican en The Journal of Rheumatology: Influence of weather conditions on rheumatic pain.
 
El objetivo del estudio consistía de nuevo en evaluar la influencia del clima en la ciudad de Córdoba, Argentina, en pacientes con dolor reumático y correlacionar diferentes variables climáticas con la impresión de sensibilidad al clima de los pacientes.
 
Se analizaron en diferentes personas afectadas con osteoartritis, 82 con artritis reumatoide, 17 con fibromialgia y 32 sujetos sanos.
 
De nuevo la baja temperatura, la alta presión atmosférica (esta vez sí)  y la alta humedad se correlacionaron significativamente con el dolor en la Artritis Reumatoide, en Osteoartritis, el dolor se correlacionó con baja temperatura y alta humedad y en Fibromialgia, con baja temperatura y alta presión atmosférica sin correlación alguna con los sujetos sanos, los cuales no mostraron apreciaciones significativas.
 
Los pacientes que se describieron como sensibles a la intemperie se correlacionaron solo con la humedad alta.
 
Entonces ¿Qué tenía de especial este estudio? Pues algo evidente que previamente no se había planteado apenas pero que como acabamos de decir Gorin AA, Smyth JM y cols (1999) comienzan a clarificar en sus conclusiones: los resultados aunque apoyaban una vez más la creencia de que el clima influye en el dolor reumático, incidían en una cuestión determinante: era de diferentes maneras dependiendo de la patología subyacente, las características individuales y la sensibilidad subjetiva al clima.
​Es decir, el clima sí influye, pero en una misma patología los efectos del clima pueden ser contrarios a los de otro, cada paciente desarrolla unos síntomas diferentes pero relacionados al clima. Durante décadas, estos resultados contradictorios se “encajaban” en las estadísticas para justificar la ausencia de una relación real (tan solo subjetiva o sugestiva, asociada con las creencias populares) en vez de aceptar la complejidad del sistema nervioso y la sintomatología real pero contradictoria, causada por los cambios climáticos.
​La sintomatología varía con el paciente, ya que la neuroplasticidad podría estar generando una maraña de información diferente en cada persona afectada, susceptible de generar cualquier resultado estadístico que niega la relación al buscar coincidencias en la percepción y los síntomas con unos parámetros incorrectos pre-establecidos.
 
Por otro lado las condiciones climáticas de los días anteriores a los cambios atmosféricos (micro-cambios) no afectaban a los pacientes, es decir el sujeto no tiene la capacidad “predecir” el tiempo sencillamente, el cambio en las condiciones atmosféricas afecta de forma particular a cada paciente teniendo en cuenta  la estructura de su sistema nervioso,  según esta haya ido variando a causa de su entorno vital particular y la neuroplasticidad en ese individuo, pudiendo existir personas muy sensibles a los cambios iniciales y otras que solo se vean afectadas una vez presentes cambios de tiempo pronunciados.
 
Es decir al realizar cuestiones sobre la apreciación del dolor de los pacientes podríamos pensar que no hay relación alguna según analizamos las respuestas, ya que si asignamos valores positivos o negativos de apreciación a fechas puntuales y valores atmosféricos, la diferencia de “sensibilidad” de cada individuo acaba anulando las respuestas entre ellas, al no tener en cuenta, un gran número de factores individuales.
 
Tampoco se analiza en paralelo el consumo de analgésicos (como si realizara K. Kimoto, (2015) a la hora de establecer una correlación) respecto a otros períodos y la propensión a sentir dolor de cada paciente en el ciclo completo del cambio atmosférico.
 
Y lo que es peor, no se describe en profundidad la relación de los pacientes escogidos con su calidad del sueño o los fármacos que habían tomado para combatir el dolor durante periodos extensos, ¡ni la evolución de sus síntomas a causa de estos! Algo quizás esencial para entender su respuesta al cambio de clima o a como su sistema nervioso, afectado por estos ha ido cambiando la percepción de esas variaciones.
 
Siguiendo esta línea para finalizar es preceptivo mencionar un voluminoso trabajo realizado por la investigadora Ercolie R. Bossema, de la Universidad de Utrecht en los Países Bajos
 
La diferencia de este estudio radicaba que era el primero en investigar el impacto del clima en los síntomas de la fibromialgia en un gran grupo de población.
 
El estudio sin embargo proporcionaba más pruebas en contra que en apoyo de la influencia diaria del clima en el dolor y la fatiga de la fibromialgia.
 
Investigadores en los Países Bajos estudiaron a 333 mujeres con fibromialgia (edad media, 47 años y tiempo promedio desde el diagnóstico: 3,5 años) que respondieron preguntas sobre dolor y fatiga durante 28 días consecutivos.
 
La temperatura del aire, la duración de la luz solar, la precipitación, la presión atmosférica y la humedad relativa fueron registradas por el Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos y los datos se sometieron a un análisis de regresión multivariante.
 
Las variables meteorológicas mostraron de nuevo un efecto significativo pero pequeño sobre el dolor o la fatiga. Los pacientes se vieron afectados de manera diferente por algunas condiciones climáticas, incluido el dolor intenso con presión barométrica alta o baja.
 
Las diferencias individuales no se explicaron por las características demográficas, funcionales o mentales de los pacientes, ni por la estación o la variación del clima durante el período de evaluación.
Imagen
Llegados a este punto y para no extendernos en exceso, concluiremos con uno de los estudios más relevantes y significativos en el nuevo siglo que acepta una correlación pero reconoce la inexistencia de estudios que permitan aclararla. Sin duda una de los trabajos más voluminosos e importantes, el reciente: Association between rainfall and diagnoses of joint or back pain: retrospective claims analysis realizado por Anupam B Jena, Ruth L Newhouse y cols. (2017)
 
Realizado a finales de 2017 tuvo como objeto estudiar la relación entre la lluvia y las visitas ambulatorias para el dolor articular o de espalda en una gran población de pacientes de Estados Unidos.
 
La proporción de visitas ambulatorias por afecciones relacionadas con el dolor articular o de espalda (artritis reumatoide, osteoartritis, espondilosis, trastornos del disco intervertebral y otros trastornos articulares no traumáticos) se comparó entre los días de lluvia y los días sin lluvia, ajustándose a las características del paciente, condiciones crónicas y otras características geográficas.
 
De las 11 673 392 visitas ambulatorias de los beneficiarios de Medicare, 2 095 761 (18.0%) ocurrieron en días de lluvia. En los análisis no ajustados y ajustados, la diferencia en la proporción de pacientes con dolor articular o de espalda entre días lluviosos y no lluviosos fue significativa (no ajustada, 6,23% v 6,42% de las visitas, p <0,001; ajustada, 6,35% v 6,39% , P = 0.05).
 
Pero la diferencia fue en la dirección opuesta anticipada y fue tan pequeña que se consideró por parte de los autores como “poco probable que sea clínicamente significativa”.
 
No se encontró (otra vez) una relación estadísticamente significativa entre la proporción de quejas por dolor de articulaciones o de espalda y el número de días de lluvia, tampoco se encontró relación entre un subgrupo de pacientes con artritis reumatoide.
 
Así que la devastadora conclusión fue que en un gran análisis de estadounidenses asegurados por Medicare, no se encontró ninguna relación entre la lluvia y las visitas ambulatorias para el dolor articular o de espalda,  pero todavía podía existir una relación y, por lo tanto, sugerían que datos más detallados y más amplios sobre la gravedad de la enfermedad y el dolor serían útiles para respaldar la validez de esta creencia común.
​El estudio dejaba claro que sin una valoración detallada y personalizada de cada paciente y su situación particular era imposible llegar a conclusiones. Si un estudio a semejante escala no era concluyente ¿Quizás el procedimiento para valorar los resultados no había sido el adecuado hasta ese momento?
Esto sucedía hace apenas dos años y es fácilmente extrapolable en muchos aspectos para el dolor neuropático y a muchos estudios de otras enfermedades que cursan con dolor, como es el caso de la fibromialgia. En ellos, tampoco se admite de forma razonable una conexión fuerte entre esta dolencia y el clima, pese a las afirmaciones de muchos pacientes al no valorar adecuadamente la complejidad individual con la que cada paciente aprecia el dolor afectado por los cambios del clima que ha llevado durante a años a procedimientos de cálculo que quizás sean erróneos.
 
Recapitulación
Sea como fuere, seguimos “a ciegas” y todavía a la espera de estudios más profundos que investiguen los mecanismos del dolor neuropático y crónico con el clima. Aunque sabemos con meridiana certeza que el incremento del dolor se produce por una disminución en las presiones atmosféricas que nuestro cuerpo advierte a través de los receptores en la piel y en las articulaciones, mayormente acentuados ante bajas temperaturas o altas humedades, no podemos todavía identificar los mecanismos por la ausencia de estudios concluyentes.
 
Bibliografía y literatura recomendada
 
Allen RP, Chen C, Garcia-Borreguero D, Polo O, DuBrava S, Miceli J, et al. Comparison of pregabalin with pramipexole for restless legs syndrome.
N Engl J Med. 2014 Feb 13; 370(7):621-31.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24521108
 
García-Sabina A, Rabuñal Rey R, Martínez-Pacheco R.
Revisión sobre el uso de medicamentos en condiciones no incluidas en su ficha técnica.
Farm Hosp. 2011;35(5): 264-277.
http://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-hospitalaria-121-articulo-revision-sobre-el-uso-medicamentos-S1130634311000377
 
Toulis K A, Tzellos T, Kouvelas D, Goulis D G.
Gabapentin for the treatment of hot flashes in women with natural or tamoxifen-induced menopause: a systematic review and meta-analysis.
Clinical Therapeutics 2009;31(2):221-235.

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19302896
 
Hayes LP, Carroll DG, Kelley KW.
Use of gabapentin for the management of natural or surgical menopausal hot flashes. Ann Pharmacother. 2011 Mar;45(3):388-94. 28.
 
Gabapentin. Pregabalin. Micromedex®.
http://www.micromedexsolutions.com/home/dispatch
 
Häusner W, Bernardy K, Uçeyler N, Sommer C.
Treatment of fibromyalgia syndrome with gabapentin and pregabalin--a meta-analysis of randomized controlled trials.
Pain. 2009 Sep;145(1-2):69-81.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19539427
 
Fitzcharles MA, Ste-Marie PA, Goldenberg DL, Pereira JX, Abbey S, Choinière M et al.
2012 Canadian Guidelines for the diagnosis and management of fibromyalgia syndrome: executive summary.
Pain Res Manag. 2013 May-Jun;18(3):119-26.
 http://www.canadianpainsociety.ca/pdf/Fibromyalgia_Guidelines_2012.pdf
 
Refusal assessment report for Lyrica.
International non-proprietary name/Common name: (pregabalin)
Procedure No. EMEA/ H/C/000546/II/0024.
http://www.ema.europa.eu/docs/en_GB/document_library/EPAR_-_Assessment_Report_-_Variation/human/000546/WC500076177.pdf
 
Vincenzo Di Marzo, Luciano De Petrocellis
Plant, Synthetic, and Endogenous Cannabinoids in Medicine
Endocannabinoid Research Group, Institutes of Biomolecular Chemistry and Cybernetics, National Research Council. Italy
Annual Review of Medicine  Volume 57, 2006  Marzo, pp 553-574
https://www.annualreviews.org/abs/doi/10.1146/annurev.med.57.011205.135648?intcmp=trendmd
 
Chou R.
Subacute and chronic low back pain: Pharmacologic and noninterventional treatment.
https://www.uptodate.com/contents/subacute-and-chronic-low-back-pain-nonpharmacologic-and-pharmacologic-treatment
 
Raphael Mechoulam and Linda A. Parker
The Endocannabinoid System and the Brain
Institute for Drug Research, Hebrew University, Israel ando Medical Faculty Department of Psychology and Collaborative Neuroscience Program, University of Guelph, Guelph, Ontario
Annual Review of Psychology  Volume 64, 2013  Mechoulam, pp 21-47
https://www.annualreviews.org/abs/doi/10.1146/annurev-psych-113011-143739?intcmp=trendmd
https://doi.org/10.1146/annurev-psych-113011-143739
 
Marta Duran Delmàs,Dolors Capellà Hereu
Cannabis y cannabinoides en el tratamiento
del dolor neuropático
DOLOR 2005;20
Fundació Institut Català de Farmacología
Hospital Vall d’Hebron
Barcelona
https://www.researchgate.net/profile/Dolors_Capella/publication/266504992_Cannabis_y_cannabinoides_en_el_tratamiento_del_dolor_neuropatico/links/5476e8e40cf2778985b0917c.pdf
 
Marta Duran Delmàs, Dolors Capellà Hereu
Revisión- Uso terapéutico de los cannabinoides
http://adicciones.es/index.php/adicciones/article/viewFile/412/411
 
J.Michae Walker, Susan M Huang
Cannabinoid analgesia
Pharmacology & Therapeutics
Volume 95, Issue 2, August 2002, Pages 127-135
https://doi.org/10.1016/S0163-7258(02)00252-8
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0163725802002528
 
Pertwee RG.
Cannabinoids and multiple sclerosis.
Pharmacol Ther. 2002;95:165-74
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0163725802002553
https://doi.org/10.1016/S0163-7258(02)00255-3

 
Hampson RE, Deadwyler SA.
Cannabinoids, hippocampal function and memory.
Life Sci. 1999;65:715-23.
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0024320599002945
https://doi.org/10.1016/S0024-3205(99)00294-5
 

Fernández-Ruiz J, Lastres-Becker I, Cabranes A, et al.
Endocannabinoids and basal ganglia functionality.
Protag Leukot Essent Fatty Acids. 2002;66:257-67.
 https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0952327801903503
 
De Vries TJ, Shaham Y, Homberg JR, et al.
A cannabinoid mechanism in relapse to cocaine seeking.
Nature Med. 2001; 7:1151-4
https://www.nature.com/articles/nm1001-1151
 
István Katona and Tamás F. Freund
Multiple Functions of Endocannabinoid Signaling in the Brain
Annual Review of Neuroscience
Vol. 35:529-558 (July 2012)
https://doi.org/10.1146/annurev-neuro-062111-150420
 
Ken Mackie
Cannabinoid receptors as therapeutic targets
Annual Review of Pharmacology and Toxicology

Vol. 46:101-122 (February 2006)
https://doi.org/10.1146/annurev.pharmtox.46.120604.141254
 
Rebecca J. H. M. Verheggen, Helen Jones, Jean Nyakayiru, Andrew Thompson, Jan T. Groothuis, Greg Atkinson, Maria T. E. Hopman, and Dick H. J. Thijssen
Complete absence of evening melatonin increase in tetraplegics
The FASEB Journal (2012)
https://doi.org/10.1096/fj.12-205401
 
A. Alcántara-Montero
Desvenlafaxina y dolor neuropático: beneficios clínicos adicionales de un inhibidor de la recaptación de serotonina-noradrenalina de segunda generación
[REV NEUROL 2017;64:219-226]
PMID: 28229443DOI:
 https://doi.org/10.33588/rn.6405.2016511
 
M.D. Soler, J. Saurí-Ruiz, M.L. Curcoll-Gallemí, J. Benito-Penalva, E. Opisso-Salleras, A. Chamarro-Lusar, J. Vidal-Samsó
Características del dolor neuropático crónico y su relación con el bienestar psicológico en pacientes con lesión medular
[REV NEUROL 2007;44:3-9]PMID: 17199222
DOI: https://doi.org/10.33588/rn.4401.2005800
 
Yuki Asari, Yumiko Ikeda, Amane TatenoYoshiro, OkuboTakehiko Iijima, Hidenori Suzuki
Acute tramadol enhances brain activity associated with reward anticipation in the nucleus accumbens
Psychopharmacology, September 2018, Volume 235, Issue 9, pp 2631–2642
DOI: https://doi.org/10.1007/s00213-018-4955-z
Online ISSN: 1432-2072
 
Chen T, Chen L, Knaggs RD.
A 15-year overview of increasing tramadol utilisation and associated mortality and the impact of tramadol classification in the United Kingdom Pharmacoepidemiol Drug Saf. 2018 May;27(5):487-494.
doi: 10.1002/pds.4320. Epub 2017 Sep 24.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28944519
 
Fournier JP , Azoulay L , Yin H , et al
Tramadol use and the risk of hospitalization for hypoglycemia in patients with noncancer pain
JAMA Intern Med 2015 Feb;175(2):186-93
doi:10.1001/jamainternmed.2014.6512
 
Fournier J, Yin H, Nessim SJ, Montastruc J, Azoulay L.
Tramadol for Noncancer Pain and the Risk of Hyponatremia
The American Journal of Medicine. 2015; 128(4):418-425.e5
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25460534
 
Gardner JS, Blough D, Drinkard CR, et al.
Tramadol and Seizures: A Surveillance Study in a Managed Care Population Pharmacotherapy. 2000 ; 20(12):1423-1431
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/11130214
 
Edwards JE, McQuay HJ, Moore RA
Combination analgesic efficacy: individual patient data meta-analysis of single-dose oral tramadol plus acetaminophen in acute postoperative pain.
Journal of pain and symptom management. 2002 Feb;23(2):121-30.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/11844632
 
Food and Drug Administration.
FDA Drug Safety Communication: FDA requires labeling changes for prescription opioid cough and cold medicines to limit their use to adults 18 years and older.
FDA / Update 1-11-2018.
https://www.fda.gov/drugs/drug-safety-and-availability/fda-drug-safety-communication-fda-requires-labeling-changes-prescription-opioid-cough-and-cold
 

Banerjee M, Bhaumik DJ, Ghosh AK.
A comparative study of oral tramadol and ibuprofen in postoperative pain in operations of lower abdomen. Journal of the Indian Medical Association. 2011;  J Indian Med Assoc. 2011 Sep;109(9):619-22, 626.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22480093
 
Fortenberry M, Crowder J, So TY.
The Use of Codeine and Tramadol in the Pediatric Population-What is the Verdict Now?
Journal of pediatric health care: official publication of National Association of Pediatric Nurse Associates & Practitioners.
2019 Jan;33(1):117-123. doi: 10.1016/j.pedhc.2018.04.016.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30545525
 

Turturro MA, Paris PM, Larkin GL.
Tramadol versus hydrocodone-acetaminophen in acute musculoskeletal pain: a randomized, double-blind clinical trial. Annals of emergency medicine.
1998 1998; 32(2):139-43
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/9701294
 
Justin Morgenstern
Don’t prescribe tramadol,
First10EM blog, May 13, 2019
https://first10em.com/tramadol/
 
Zhang H, Liu Z.
The investigation of tramadol dependence with no history of substance abuse: a cross-sectional survey of spontaneously reported cases in Guangzhou City, China.
 BioMed research international. 2013; 2013:283425
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24151592
 
Zeng C, Dubreuil M, LaRochelle MR, Lu , Wei J, Choi HK2 Lei G, Zhang Y.
Association of Tramadol With All-Cause Mortality Among Patients with Osteoarthritis.
JAMA. 2019 Mar 12;321(10):969-982. doi: 10.1001/jama.2019.1347.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30860559
 
Golightly LK, Simendinger BA, Barber GR, Stolpman NM, Kick SD, McDermott MT.
Hypoglycemic effects of tramadol analgesia in hospitalized patients: a case-control study
 J Diabetes Metab Disord. 2017 ; 16(1).
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28748177
 
Labate A, Newton MR, Vernon GM, Berkovic SF.
Tramadol and new-onset seizures.
The Medical journal of Australia. 2005; 1 http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15651948
 
Karabayirli S, Ayrim AA, Muslu B.
Comparison of the analgesic effects of oral tramadol and naproxen sodium on pain relief during IUD insertion.
Journal of minimally invasive gynecology. ; 19(5):581-4
 http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22766124
 
Oguzturk H, Ozgur D, Turtay MG, Kayaalp C, et al.
Tramadol or paracetamol do not effect the diagnostic accuracy of acute abdominal pain with significant pain relief – a prospective, randomized, placebo controlled double blind study
Eur Rev Med Pharmacol Sci. 2012 Dec;16
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23242726
 
Olsson MO, Öjehagen A, Brådvik L, Kronstrand R, Håkansson A. High Rates of Tramadol Use among Treatment-Seeking Adolescents in Malmö, Sweden: A Study of Hair Analysis of Nonmedical Prescription Opioid Use. Journal of addiction. 2017:6716929
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/29435382
 
Orliaguet G, Hamza J, Couloigner V, et al.A case of respiratory depression in a child with ultrarapid CYP2D6 metabolism after tramadol.
Pediatrics. 2015 135(3):e753-5
 
Prescrire International / No autors listed
Prescrire. Paracetamol + tramadol: new preparation. No advance.
Prescrire international. 2003 Dec;12(68):211-3.
 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/14986689
 
Romero I, Turok D, Gilliam M.
A randomized trial of tramad0l versus ibuprofen as an adjunct to pain control during vacuum aspiration abortion.
Contraception. 2008 8; 77(1):56-9
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18082668
 
Shah A, Hayes CJ, Martin BC.
Characteristics of Initial Prescription Episodes and Likelihood of Long-Term Opioid Use – United States, 2006-2015.
MMWR. Morbidity and mortality weekly report. 2017; 66(10):265-269
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28301454
 
Senay EC, Adams EH, Geller A, et al. Physical
Physical dependence on Ultram (tramadol hydrochloride): both opioid-like and atypical withdrawal symptoms occur. 
Drug and alcohol dependence. 2003; 69(3):233-41
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12633909
 
Stamer UM, Musshoff F, Kobilay M, Madea B, Hoeft A, Stuber F.
Concentrations of Tramadol and O-desmethyltramadol Enantiomers in Different CYP2D6 Genotypes
Clin Pharmacol Ther. 2007; 82(1):41-47.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17361124
 
Ercolie R. Bossema
Analyses unsupportive of strong connection between fibromyalgia, weather.
Arthritis Care
Res. 2013;
doi:10.1002/acr.22008.
http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/acr.22008/abstract
 
Prescrire International / No autors listed
 “Weak” opioid analgesics. Codeine, dihydrocodeine and tramadol: no less risky than morphine”
Prescrire Int 2016; 25 (168): 45-51
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/14986689
 
Donnelly DJ, Popovich PG.
Inflammation and its role in neuroprotection, axonal regenera­tion and functional recovery after spinal cord injury.
Exp Neurol. 2008
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17662717
 
Hill CE, Beattie MS, Bresnahan JC.
Degeneration and sprouting of identified de­scending supraspinal axons after contusive spinal cord injury in the rat. Exp Neurol. 2001
 
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/11520130
 
Ehlers MD.
Deconstructing the axon: Wallerian degeneration and the ubiquitin-protea­some system.
Trends Neurosci. 2004
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/14698600
 
Schmidt OI, Gahr RH, Gosse A, Heyde CE.
ATLS(R) and damage control in spine trauma.
World J Emerg Surg. 2009;4:9.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19257904
 
Nockels RP.
Nonoperative management of acute spinal cord injury.
Spine (Phila Pa 1976). 2001
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/11805606
 
Bracken MB, Collins WF, Freeman DF, Shepard MJ, Wagner FW, Silten RM, et al.
Efficacy of methylprednisolone in acute spinal cord injury.
JAMA. 1984;
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/6361287
 
Bracken MB, Shepard MJ, Collins WF, Holford TR, Young W, Baskin DS, et al
A ran­domized, controlled trial of methylprednisolone or naloxone in the treatment of acute spinal-cord injury. Results of the Second National Acute Spinal Cord Injury Study.
N Engl J Med. 1990
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/6361287
 
Bracken MB, Shepard MJ, Holford TR, Leo-Summers L, Aldrich EF, Fazl M, et al.
Meth­ylprednisolone or tirilazad mesylate administration after acute spinal cord injury: 1-year follow up. Results of the third National Acute Spinal Cord Injury randomized controlled trial.
 J Neurosurg. 1998
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/9817404
 
Short DJ, El Masry WS, Jones PW.
High dose methylprednisolone in the management of acute spinal cord injury - a systematic review from a clinical perspective.
Spinal Cord. 2000
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10822400
 
Brackett NL, Ibrahim E, Krassioukov A, Lynne CM.
Systemic naloxone infusion may trigger spasticity in patients with spinal cord injury: case series.
 J Spinal Cord Med. 2007
 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17684894
 
Hawryluk GW, Rowland J, Kwon B, Fehlings MG.
Protection and repair of the injured spinal cord: a review of completed, ongoing, and planned clinical trials for acute spinal cord injury.
Neurosurg Focus. 2008
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18980474
 
Smedslund G, Mowinckel P, Heiberg T, Kvien TK, Hagen KB
Does the weather really matter? A cohort study of influences of weather and solar conditions on daily variations of joint pain in patients with rheumatoid arthritis. 
Arthritis Rheum2009
doi:doi:10.1002/art.24729pmid:19714599
 
Timmermans EJ, Schaap LA, Herbolsheimer F,et al., EPOSA Research Group
The Influence of Weather Conditions on Joint Pain in Older People with Osteoarthritis: Results from the European Project on OSteoArthritis. J Rheumatol 2015
doi:doi:10.3899/jrheum.141594pmid:26329341
http://www.jrheum.org/content/42/10/1885.short
 
Beilken K, Hancock MJ, Maher CG, Li Q, Steffens D
 Acute Low Back Pain? Do Not Blame the Weather-A Case-Crossover Study. 
Pain Med2017;
pmid:27980016
PubMedGoogle Scholar
https://academic.oup.com/painmedicine/article-abstract/18/6/1139/2694953
 
Duong V, Maher CG, Steffens D, Li Q, Hancock MJ
Does weather affect daily pain intensity levels in patients with acute low back pain? A prospective cohort study. 
Rheumatol Int2016
doi:doi:10.1007/s00296-015-3419-6
pmid:26759130
https://link.springer.com/article/10.1007/s00296-015-3419-6
 
 
Steffens D, Maher CG, Li Q, et al
Effect of weather on back pain: results from a case-crossover study. 
Arthritis Care Res (Hoboken)2014 
doi:doi:10.1002/acr.22378
pmid:25044376
https://www.bmj.com/lookup/google-scholar?link_type=googlescholar&gs_type=article&author%5b0%5d=D+Steffens&author%5b1%5d=CG+Maher&author%5b2%5d=Q+Li&title=Effect+of+weather+on+back+pain:+results+from+a+case-crossover+study&publication_year=2014&journal=Art
 
Dorleijn DM, Luijsterburg PA, Burdorf A, et al. 
Associations between weather conditions and clinical symptoms in patients with hip osteoarthritis: a 2-year cohort study. 
Pain2014 
doi:doi:10.1016/j.pain.2014.01.018
pmid:24462921
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0304395914000268
 
Abasolo L, Tobías A, Leon L, et al
Weather conditions may worsen symptoms in rheumatoid arthritis patients: the possible effect of temperature. 
Reumatol Clin2013
doi:doi:10.1016/j.reuma.2012.09.006
pmid:23829960
CrossRefPubMedGoogle Scholar
 
Smedslund G, Hagen KB. 
Does rain really cause pain? A systematic review of the associations between weather factors and severity of pain in people with rheumatoid arthritis. 
Eur J Pain2011
doi:doi:10.1016/j.ejpain.2010.05.003
pmid:20570193
 
McAlindon T, Formica M, Schmid CH, Fletcher J
Changes in barometric pressure and ambient temperature influence osteoarthritis pain. 
Am J Med2007
doi:doi:10.1016/j.amjmed.2006.07.036
pmid:17466654
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17466654?dopt=Abstract
 
Drane D, Berry G, Bieri D, McFarlane AC, Brooks P
The association between external weather conditions and pain and stiffness in women with rheumatoid arthritis.
J Rheumatol1997
pmid:9228130
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/9228130?dopt=Abstract
 
Redelmeier DA, Tversky
On the belief that arthritis pain is related to the weather. 
Proc Natl Acad Sci U S A1996 
doi:doi:10.1073/pnas.93.7.2895
pmid:8610138
https://www.pnas.org/content/93/7/2895?ijkey=65724392bc64672566b18478022b77c94d52da0c&keytype2=tf_ipsecsha
 
Menne MJ, Durre I, Vose RS, Gleason BE, Houston TG
An Overview of the Global Historical Climatology Network-Daily Database.
J Atmos Ocean Technol2012

doi:doi:10.1175/JTECH-D-11-00103.1.
https://journals.ametsoc.org/doi/full/10.1175/JTECH-D-11-00103.1
 
Anupam B Jena, Ruth L Newhouse, Andrew R Olenski, David Molitor, Nolan Miller
Association between rainfall and diagnoses of joint or back pain: retrospective claims analysis
https://www.bmj.com/content/359/bmj.j5326?utm_campaign=tbmj&utm_content=consumer&utm_medium=cpc&utm_source=trendmd&utm_term=1-A
BMJ 2017; 359
doi: https://doi.org/10.1136/bmj.j5326 (Published 13 December 2017)
 
Strusberg I, Mendelberg RC, Serra HA, Strusberg AM
Influence of weather conditions on rheumatic pain.
J Rheumatol. 2002 Feb;29(2)
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/11838853
 
Drane D, Berry G, Bieri D, McFarlane AC, Brooks P.
The association between external weather conditions and pain and stiffness in women with rheumatoid arthritis.
J Rheumatol. 1997 Jul
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/9228130
 
Gorin AA, Smyth JM, Weisberg JN, Affleck G, Tennen H, Urrows S, Stone AA
Rheumatoid arthritis patients show weather sensitivity in daily life, but the relationship is not clinically significant.
Pain. 1999 May
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10353505
 
Aikman H.
The association between arthritis and the weather.
Int J Biometeorol. 1997 Jun;40(4):192-9.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/9225595
 
Patberg WR1, Rasker JJ.
Weather effects in rheumatoid arthritis: from controversy to consensus. A review.(Efectos del clima en la artritis reumatoide: de la controversia al consenso. Una revisión.)
J Rheumatol. 2004 Jul;31(7):1327-34.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15229951
 
Dequeker J, Wuestenraed L.
The effect of biometeorological factors on Ritchie articular index and pain in rheumatoid arthritis.
Scand J Rheumatol. 1986;15(3):280-4.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/3798044
 
Vergés J, Montell E, Tomàs E, Cumelles G, Castañeda G, Marti N, Möller I
Weather conditions can influence rheumatic diseases.
Proc West Pharmacol Soc. 2004;47:134-6.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15633634
 
Ryotaro Takashima, Hideaki Tanaka, Kazuhito Kimoto, Koichi Hirata
Topographic Analysis of Electroencephalographic Changes during Photic Driving Responses in Patients with Migraine
Article Feb 2015
https://www.karger.com/Article/PDF/368118
 
Yuka Watanabe Hideaki Tanaka Ippeita Dan Koichi Hirata
Monitoring cortical hemodynamic changes after sumatriptan injection during migraine attack by near-infrared spectroscopy
Article Sep 2010 Neuroscience Research
https://www.researchgate.net/publication/46577663_Monitoring_cortical_hemodynamic_changes_after_sumatriptan_injection_during_migraine_attack_by_near-infrared_spectroscopy
 

Kazuhito Kimoto, Yuya Hoshino,Koichi Hirata
Evaluation of photic driving EEG responses in migraine patients
Article Jun 2008 Clinical Neurophysiology
https://www.sciencedirect.com/journal/clinical-neurophysiology/vol/119/issue/6
 
Schnell L, Fearn S, Schwab ME, Perry VH, Anthony DC.
 Cytokine-induced acute inflam­mation in the brain and spinal cord.
 J Neuropathol Exp Neurol. 1999
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10197816
 
Hall ED, Braughler JM.
Free radicals in CNS injury.
Res Publ Assoc Res Nerv Ment Dis. 1993
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/8380240
 
Hagg T, Oduega
 M. Degenerative and spontaneous regenerative processes after spinal cord injury.
J Neurotrauma. 2006
 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/8380240
 
Rowland JW, Hawryluk GW, Kwon B, Fehlings MG.
Current status of acute spinal cord injury physiophysiology and emerging therapies: promise on the horizon.
 eurosurg Focus.2008
 
Aoyama T, Hida K, Akino M, Yano S, Iwasaki Y, Saito
H. Ultra-early MRI showing no ab­normality in a fall victim presenting with tetraparesis.
Spinal Cord. 2007
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17211461
 
Lipton SA, Rosenberg PA.
Excitatory amino acids as a final common pathway for neuro­logic disorders. N Engl J Med. 1994
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/7905600
 
Xiong Y, Rabchevsky AG, Hall ED.
Role of peroxynitrite in secondary oxidative damage after spinal cord injury.
J Neurochem. 2007
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17181549
 
Fleming JC, Norenberg MD, Ramsay DA, Dekaban GA, Marcillo AE, Saenz AD, et al. The cellu­lar inflammatory response in human spinal cords after injury.
 Brain. 2006
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17071951
 
Patberg WR, Nienhuis RL, Veringa F.
Relation between meteorological factors and pain in rheumatoid arthritis in a marine climate.
J Rheumatol. 1985 Aug;12(4):711-5
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/4057193
 
K. Hashimoto, K. Hirata, K. Kimoto, Yuka Watanabe
Cortical blood flow change in the primary headache: a study using near-infrared spectroscopy
Conference Paper Jun 2007 Cephalalgia
https://www.researchgate.net/publication/295233990_Cortical_blood_flow_change_in_the_primary_headache_a_study_using_near-infrared_spectroscopy
 
Tomoko Komagamine, Takahide Nagashima, Masaru Kojima, Koichi Hirata
Recurrent aseptic meningitis in association with Kikuchi-Fujimoto disease: Case report and literature review
Article Sep 2012 BMC Neurology
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3570427/
 
Kazuhito Kimoto, Saiko Aiba,Ryotaro Takashima, Koichi Hirata
Influence of Barometric Pressure in Patients with Migraine Headache
Article Jan 2011Internal Medicine
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21921370
 
Radley DC, Finkelstein SN, Stafford RS.
Off-label prescribing among office-based physicians.
Arch Intern Med. 2006;166:1021-26.
 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16682577
 
Guía de Práctica Clínica para el Manejo de Pacientes con Trastornos de Ansiedad en Atención Primaria.
Guías de Práctica Clínica en el SNS;
Ministerio de Sanidad y Consumo.
http://www.guiasalud.es/GPC/GPC_430_Ansiedad_Lain_Entr_compl.pdf
 
Fukada C, Kohler JC, Boon H, Austin Z, Krahn M.
Prescribing gabapentin off label: Perspectives from psychiatry, pain and neurology specialists.
Can Pharm J (Ott). 2012; 145(6):280-4.e1.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3567599/
 
Real Decreto 1015/2009, de 19 de junio
Por el que se regula la disponibilidad de medicamentos en situaciones especiales.
 http://www.boe.es/boe/dias/2009/07/20/pdfs/BOEA-2009-12002.pdf
 
Ernesto Barrera.
Buscador Información Farmacoterapéutica.
Enlace a páginas web que permiten consultar datos de utilización de medicamentos. https://sites.google.com/site/informacionfarmacoterapeutica/utilizacion-de-medicamentos
 
Elaime Maciques Rodríguez
Plasticidad neuronal
http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/rehabilitacion-equino/plasticidad_neuronal.pdf

Guy SD, Mehta S, Casalino A, Côté I, Kras-Dupuis A, Moulin DE, et al.
The CanPain SCI Clinical Practice Guidelines for Rehabilitation Management of Neuropathic Pain after Spinal Cord: Recommendations for treatment.
Spinal Cord 2016;54 Suppl 1:S14-23.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27444715
 
Siddall PJ, Middleton JW.
Pain following spinal cord injury. In: Chhabra HS (ed.). ISCoS Textbook on Comprehensive Management of Spinal Cord Injuries.
Wolters Kluwer: Gurgaon, India; 2015. p. 825-48.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4800970/
 
Cohen MJ, McArthur DL, Vulpe M, Schandler SL, Gerber KE.
Comparing  chronic pain from spinal cord injury to chronic pain of other origins.
Pain 1988;35:57-63.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/3200598
 
Lenzer J.
Pfizer pleads guilty, but drug sales continue to soar.
BMJ.2004;28(7450):1217.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15155480
 
Spence D.
Bad medicine: gabapentin and pregabalin.
BMJ. 2013;347:f6747.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24212252
 
Vedula SS, Bero L, Scherer RW, Dickersin K.
Outcome reporting in industry-sponsored trials of gabapentin for off-label use.
N Eng J Med. 2009;361:1963-71.
https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMsa0906126
 
National Clinical Guideline Centre (2012, updated 2013).
The epilepsies: the diagnosis and management of the epilepsies in adults and children in primary and secondary care.
London: National Clinical Guideline Centre.
http://guidance.nice.org.uk/CG137/Guidance

 
National Clinical Guideline Centre (2013).
Neuropathic pain-pharmacological management: the pharmacological management of neuropathic pain in adults in non-specialist settings.
London: National Clinical Guideline Centre.
http://guidance.nice.org.uk/G173
 
Straube S, Derry S, Moore RA, Wiffen PJ, McQuay HJ.
Single dose oral gabapentin for established acute postoperative pain in adults
Cochrane Database Syst Rev. 2010 May 12;(5):CD008183.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20464764
 
Tiippana EM, Hamunen K, Kontinen VK, Kalso E.
Do surgical patients benefit from perioperative gabapentin/pregabalin? A systematic review of efficacy and safety.
Anesth Analg. 2007;104:1545-56.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17513656
 
Linde M, Mulleners WM, Chronicle EP, McCrory DC
Gabapentin or pregabalin for the prophylaxis of episodic migraine in adults.
Cochrane Database Syst Rev. 2013 Jun 24; 6:CD010609.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23797675
 
Garcia-Borreguero D, Larrosa O, de la Llave Y, Verger K, Masramon X, Hernandez G.
Neurology. Treatment of restless legs syndrome with gabapentin: a double-blind, cross-over study.

Neurology. 2002 Nov 26;59(10):1573-9.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12451200
 
Garcia-Borreguero D, Kohnen R, Silber MH, Winkelman JW, Earley CJ, Högl B, et al.
The long-term treatment of restless legs syndrome/WillisEkbom disease: evidence-based guidelines and clinical consensus best practice guidance: a report from the International Restless Legs
Syndrome Study Group. Sleep Med. 2013 Jul;14(7):675-84.
 
Bader P, Echtle D, Fonteyne V, Livadas K, et al.
Guía clínica sobre el tratamiento del dolor.
European Association of Urology. 2010.
 
Puebla Díaz F.
Tipos de dolor y escala terapéutica de la O.M.S. Dolor iatrogénico.
Oncología. 2005; 28 (3):139-43.
https://www.researchgate.net/publication/251076888_Tipos_de_dolor_y_escala_terapeutica_de_la_OMS_Dolor_iatrogenico
 
Tateo S.
State of the evidence: Cannabinoids and cancer pain—A systematic review.
Journal of the American Association of Nurse Practitioners. 2017, 29; 94–103.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27863159
 
Jamison R.
Nonspecific Treatment Effects in Pain Medicine
January. 2011, 19, 2.
http://www.iasp-pain.org/PublicationsNews/NewsletterIssue.aspx?ItemNumber=2079
 
Burns T y Ineck J.
Cannabinoid analgesia as a potential new therapeutic option in the
treatment of chronic pain.

The Annals of Pharmacotherapy. 2006, 40; 251-57.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16449552
 
Benbadis S, Sanchez-Ramos J, Bozorg A, et al.
Medical marijuana in neurology. Expert
Rev. Neurother. 2014; 14: 1453–65.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25427150
 
Martínez Orgado JA, Fernández López D, Bonet Serra B, et al.
El sistema cannabinoide y su importancia en el período perinatal.
An Pediatr. 2005; 63:433-40.
https://www.analesdepediatria.org/es-el-sistema-cannabinoide-su-importancia-articulo-13080409
 
Youssef FF, Irving AJ.
From Cannabis to the Endocannabinoid System: Refocussing Attention on Potential Clinical Benefits.
West Indian Med J. 2011; 60: 264.
https://www.analesdepediatria.org/es-el-sistema-cannabinoide-su-importancia-articulo-13080409
 
Stevens AJ, Higgins MD.
A systematic review of the analgesic efficacy of cannabinoid medications in the management of acute pain.
Acta Anaesthesiologica Scandinavica. 2017, 61, 268–80.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28090652
 
Andreae MH, Carter GM, Shaparin N, Suslov K, et al.
 Inhaled cannabis for chronic neuropathic pain: an individual patient data meta-analysis.
J Pain. 2015; 16: 1221–32.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26362106
 
Nugent SM, Morasco BJ, O'Neil ME.
The Effects of Cannabis Among Adults With Chronic
Pain and an Overview of General Harms: A Systematic Review.
2017; 167:319-31.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28806817
 
Kogan N y Mechoulam R.
Cannabinoids in health and disease.
Dialogues in Clinical Neuroscience. 2007; 9: 413-30.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18286801
 
Butler M, Krebs E, Sunderlin B et al.
Medical Cannabis for non-cancer pain: A systematic review.
Annals of Internal Medicine. 2017.
http://www.health.state.mn.us/topics/cannabis/intractable/medicalcannabisreport.pdf
 
Merlin JS, Bulls HW, Vucovich LA, Edelman EJ, et al.
Pharmacologic and nonpharmacologic treatments for chronic pain in individuals with HIV: a systematic review.
AIDS Care. 2016; 12: 1506-15.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27267445
 
Tsang CC, Giudice MG.
Nabilone for the Management of Pain.
Pharmacotherapy. 2016;36: 273-86
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26923810
.
Deshpande A, Mailis-Gagnon A, Zoheiry N.et al.
Efficacy and adverse effects of medical marijuana for chronic noncancer pain. Systematic review of randomized controlled trials.
Canadian Family Physician. 2015; 61: e372-81.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26505059
 
Whiting PF, Wolff RF, Desphande S et al.
Cannabinoids for Medical Use: A Systematic Review and Meta-analysis.
JAMA. 2015; 313:2456-73.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26103030
 
Zhornitsky S, Potvin S.
Cannabidiol in humans-The quest for Therapeutic Targets.
Pharmaceuticals. 2012; 5: 529-52.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24281562
 
Phillips TJ, Cherry CL, Cox S, et al.
Pharmacological Treatment of Painful HIVAssociated Sensory Neuropathy: A Systematic Review and MetaAnalysis of Randomised Controlled Trials.
PloS ONE. 2010; 5: 1-10
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21203440
 
Martin-Sanchez E, Furukawa TA, Taylor J, et al.
Systematic review and Meta-analysis of cannabis treatment for chronic pain.
Pain Med. 2009; 10:1353-68.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3243008/
 
Jawahar R, Oh U, Yang S, et al.
A systematic review of pharmacological pain management in multiple sclerosis
Drugs. 2013; 73:1711-22.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24085618
 
Correa Castillo DP, Moreno Benavides C.
Revisión sistemática de la literatura: tratamiento del dolor central en la esclerosis múltiple.
Acta Neurol Colomb 2009; 25:4-15.
https://pdfs.semanticscholar.org/d356/74b2221eb38d7c9b171167037b0b6a93196d.pdf

Iskedjian M, Bereza B, Gordon A, et al.
Meta-analysis of cannabis based treatments for neuropatic and multiple sclerosis related pain.
Current Medical Research and Opinion 2007; 23:17-24.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17257464
 
Mücke M, Carter C, Cuhls H et al.
Cannabinoide in der palliative Versorgung
Systematische Übersicht und Metaanalyse der Wirksamkeit, Verträglichkeit und
Sicherheit. (Cannabinoids in palliative care: Systematic review and meta-analysis ofefficacy, tolerability and safety)
Schmerz. 2016; 30: 25-36.
https://www.dgss.org/fileadmin/pdf/pdf_2/Stellungnahmen/Schmerz_2016_Cannabis_in_Palliativ.pdf
 
Fitzcharles MA, Baerwald C, Ablin J, et al.
Efficacy, tolerability and safety of cannabinoids in chronic pain associated with rheumatic diseases (fibromialgia  syndrome, back pain, osteoarthritis, rheumatoid arthritis).
Schmerz 2016; 30:47-61.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26767993
https://www.dgss.org/fileadmin/pdf/pdf_2/Stellungnahmen/Schmerz_2016_Cannabis_in_rheumatic_diseases.pdf

 
Richards BL, Whittle SL, Buchbinder R.
Neuromodulators for pain management in rheumatoid arthritis.
Cochrane Database of Systematic Reviews 2012; 1, Art. No.: CD008921.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22258992
 
Walitt B, Klose P, Fitzcharles MA, Phillips T, Häuser W.
Cannabinoids for fibromialgia (Review).
 Cochrane Database of Systematic Reviews 2016; 7, Art. No.: CD011694.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27428009
 
Boychuk DG, Goddard G, Mauro G, et al.
The Effectiveness of Cannabinoids in the Management of Chronic Nonmalignant Neuropathic Pain: A Systematic Review.
Journal of Oral & Facial Pain and Headache. 2015; 29: 7-14.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25635955
 
Lynch ME, Ware MA.
Cannabinoids for the Treatment of Chronico Non-cancer pain: An updates systematic review of randomized controlled trials.
J NeuroinmmunePharmacol. 2015; 10: 293-301
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21426373
 
Koppel BS, Brust JC, Fife T, et al.
Systematic review: Efficacy and safety of medical marijuana in selective neurologic disorders.
Report of the Guideline Development Subcommittee of the American Academy of Neurology.
Neurology 2014; 82: 1556-63.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4011465/
 
Lynch M. y Campbell F.
Cannabinoids for treatment of chronic non-cancer pain: a systematic review of randomized trials.
Br J Clin Pharmacol 2011; 72: 735-44.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21426373
 
Teasell RW, Mehta S, Aubut J, et al.
A systematic review of Pharmacologic treatments of pain after spinal cord injury.
Arch Phys Med Rehabil. 2010; 91: 816-31.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20434623
 
National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine.
The health effects of cannabis and cannabinoids: The current state of evidence and recommendations forresearch.
The National Academies Press. 2017.
https://www.nap.edu/catalog/24625/the-health-effects-of-cannabis-and-cannabinoids-the-current-state
 
Moulin DE, Boulanger A, Clark AJ.
Canada Pharmacological management of chronic neuropathic pain: Revised consensus statement from the Canadian Pain Society.
Pain Res 2014; 19, 6.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25479151

Autor: JF Alonso (Inflexion Point)
​
Temas relacionados: Divulgación científica, Biomedicina, Medicina, Inflexion Point 
0 Comentarios



Deja una respuesta.

    Imagen
    Imagen

    ​Ciencia y Tecnología


    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen

    ​Investigación Médica y Salud


    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen

    ​Documentación a Fondo


    Imagen

    ​Educación y Formación


    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen

    ​Sociedad, Igualdad y Sostenibilidad


    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen

    ​Cultura y Ocio


    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen

    ​¿Tienes una cita?


    Imagen

    ​Aventura y Supervivencia


    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen

Aviso legal

Política de privacidad

Creative Commons

Imagen
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons
Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España
Siguenos en:
Twitter
@NeCLO_Cultura

Facebook @NECLOCULTURAYCIENCIA

Contacto

redaccion@negocioscontra.com


© COPYRIGHT 2016. ALL RIGHTS RESERVED.