MODA Y SUPERVIVENCIA |
|
Desde un punto de vista sociológico y psicológico la pornografía de una época retrata fielmente la sociedad donde nace y Paul Thomas Anderson filmó con absoluta maestría el devenir de “la moda” en la industria del cine para adultos, su estética y evolución. Ahora que se cumplen 20 años de su estreno voy a adentrarme en el concepto de “industria” y “sociedad” a través de una de las mejores películas jamás realizadas sobre el complejo y realmente poco conocido mundo de la cinematografía convencional tratando la pornografía y contrastado con el soberbio y duro documental de Netflix, Hot girls wanted (2015). Los salvadores del permanente ocaso de los dioses. Desde los comienzos de la industria del cine estadounidense, el riesgo desde luego, no ha sido la característica más sobresaliente de su cine, pero desde siempre ha sabido marcar la pauta con obras realmente temerarias capaces de salvar las naves in extremis, quizás sea ese sin dunda uno de los elementos que ha transformado al cine norteamericano en el más representativo y destacado probablemente de todo el planeta, sin perjuicio alguno de los grandes maestros y obras que han nacido a lo largo del mundo. Durante la década previa al atentado de las Torres Gemelas, detonante de un monumental cambio en todos los aspectos sociales y sociológicos, cuya onda nos llega hasta hoy en día, el director que estuvo ahí para salvar y hacer brillar ese cine en permanente decadencia probablemente fue Paul Thomas Anderson con esta memorable cinta, siguiente en su filmografía, tras la desconocida Hard Eight (1996). Pocos podían imaginar, ni por asomo, unos días antes de su estreno lo que iba a representar para el cine y la sociología americana la trascendencia de esta cinta. Boogie Nights es una superproducción desafiante que analiza con sensibilidad, humor, dramatismo y a su vez con un estilo fascinante la industria de la pornografía desde los años setenta a los ochenta, dejando entrever lo que sería el a veces terrible negocio actual con absoluta genialidad solo digna de un oráculo. Por una vez el cartel original refleja en su frase promocional una interesante descripción del film: “the life of a dreamer, the days of a business and the nights in between” (la vida de un soñador, los días de un negocio y las noches en medio). New Line Cinema En el argumento un jovencísimo y todavía casi desconocido Mark Wahlberg interpreta a un adolescente un tanto ingenuo, poco formado intelectualmente y de buen corazón que se vale de su descomunal atributo para alcanzar el estrellato a través de su personaje pornográfico Dirk Diggler. Anderson nos muestra en su película un momento histórico en la cronología del cine para adultos, concretamente cuando la pornografía en celuloide empezaba a ceder terreno a los formatos videográficos mucho más baratos, que permitían reducir drásticamente los costes de producción, pese al obvio detrimento de la calidad visual del producto final, ahora bien, la minuciosa descripción que relata la historia, supera ampliamente el aspecto técnico de tal transición, adentrándose en una compleja y bien elaborada parábola sobre la economía y el valor de los seres humanos dentro de ella, una delicada línea donde la dignidad o el arte poco tienen que decir la mayor parte del tiempo. Cartel original de la película garganta profunda dirigida por Gerard Damiano y protagonizada por la célebre Linda Lovelace, recaudó aproximadamente 600 millones de dólares con un presupuesto de tan solo 22.000 dólares de los cuales solo correspondieron 1275 para el sueldo de la actriz principal. Se cree que la cinta fue producida con dinero de la mafia, su protagonista Linda Lovelace siempre mantuvo que nunca cobró por participar en ella, y que tan sólo su esposo recibió 1.250 dólares por realizar tareas de producción. GDFP El cine pornográfico en los años sesenta y principios de los setenta estuvo a punto de virar en un sentido completamente distinto, como dijo el propio François Truffaut, estuvo a punto de convertirse en otro género ciertas películas apuntaban en dicha dirección: Deep throat (Garganta profunda), Behind the Green Door (Tras la puerta verde) o The Devil in Miss Jones (El diablo en Miss Jones) que atrajeron a un público progresista de un nivel intelectual medio y alto. Desafortunadamente no fue así, pese a loables intentos posteriores como la valiente película japonesa El imperio de los sentidos (1976, Nagisa Ōshima) quedando definitivamente todo sepultado con ese descomunal despropósito de altos vuelos que representó unos años más tarde la superproducción Calígula. (1979, Dirigida por Tinto Brass y protagonizada por actores de renombre como Malcolm McDowell, Peter O'Toole, John Gielgud o una joven Helen Mirren). Bueno, lo que ocurrió en ese momento histórico se relata de una manera sencilla: cuando apareció el gigante del video, el sistema de estrellas porno y el imaginario guionizado que mostraban estas películas rodadas en celuloide desapareció, siendo sustituido por una estética donde destacaba la ordinariez de los cuerpos en la pantalla, unido a una casi similar puesta en escena y una ausencia casi total de guión (por llamarlo de alguna manera) que de alguna manera anticipó lo que sería la televisión estadounidense en los años noventa y que tan solo comenzó poco a poco a cambiar con la irrupción de David Lynch y su memorable Twin Peaks (1990) ya analizada en la sección de Cine y Series o los esfuerzos para mejorar los planteamientos estéticos del cine para adultos por parte de Michael Ninn ya entrada la década de los 90 con la celebrada película Latex (1995) y el estilo Porno Chic. Cartel orginal de la película “Tras la puerta verde” (1972) codirigida Artie Mitchell y Jim Mitchell. Fue la primera película pornográfica estadounidense de distribución comercial que obtuvo un éxito popular. La protagonizó una joven modelo, Marilyn Chambers, conocida hasta entonces por anunciar una marca de jabón. La historia se basa en un relato anónimo que ya circulaba en Estados Unidos durante los años de la Segunda Guerra Mundial. Jartech, Inc. Desde un punto de vista artístico Burt Reynolds realiza sin duda alguna el mejor papel de su trayectoria representando al cineasta y patriarca de una excéntrica y disfuncional familia, aunque muy avenida y cordial, que se dedica al rodaje de películas pornográficas incluyendo un gran plantel de actores y actrices como Julianne Moore, William H. Macy, John C. Reilly, Phillip Seymour Hoffman o Heather Graham, perfectamente dirigidos, donde podemos observar magistralmente la capacidad de un gran director para describir la psique de sus creaciones con tan solo unas pocas pinceladas, sin necesidad de recurrir ni mínimamente, al melodramatismo telenovelado. Como ya hemos visto en otros cineastas de su generación, su pasión por la Steadycam, realizando escenas aparentemente imposibles es notoria, pero desde luego en su caso estas tomas amplias no tienen nada de gratuitas, empleándose con inteligencia para reforzar el seguimiento del complejo relato, dejando claras las interacciones de los personajes donde unos influyen en los otros, al igual que el devenir histórico de forma constante. Moda y sociedad: Mark Bridges Anderson recrea en la película de manera inteligente una época de pantalones acampanados, ropa colorida, desenfadada, discotecas y toda clase de excesos tanto sexuales como de drogas o económicos donde nos escandaliza, aunque sea de manera benevolente y compasiva con una visión del porno satírica, ácida y perfectamente ajustada a los hechos históricos, pero que en esencia es un relato social de unos seres humanos alejados de las formas de vida más comunes y aceptadas. La actriz Heather Graham junto al director Paul Tomas Anderson durante el rodaje de Boogie Nights. New Line Cinema Pese a ello la descripción estética de los personajes es simplemente perfecta, con un vestuario y puesta en escena que además de cumplir una correcta función dentro de la narración, describe perfectamente la psicología de los personajes. Tanto la apropiada fotografía de Robert Elswit, la artesanal decoración de Sandy Struth y el trabajado de vestuario de Mark Bridges, destacado creador de vestuarios como los de “The Artist” (Michel Hazanavicius , 2011) o más recientemente por ejemplo “Puro vicio” (Paul Thomas Anderson, 2014) nos permite entender de manera clara y sencilla a los personajes sin mediar palabra. Bridges nació en Nueva York, estudiando Teatro en el Stony Brook University y realizando másteres en diseño de vestuario escénico en la Universidad de Nueva York. Comenzó su andadura profesional trabajando como ayudante de vestuario en diversas producciones, colaborando con el equipo de Colleen Atwood, sin duda una de las grandes maestras del vestuario cinematográfico. Ya en 1995 Mark Bridges comienza a colaborar con el director Paul Thomas Anderson, diseñando el vestuario de varias de sus producciones: “Hard Eight” (1996), “Boogie Nights” (1997), “Magnolia” (1999), “Embriagado de amor” (2002), “There Will Be Blood” (2008) y “The Master” (2012) con unos resultados excelentes en todos los casos que complementan sin fisuras la descripción de los complejos personajes y situaciones, reduciendo así la necesidad de emplear el precioso tiempo de la película en profundizar por otros medios en las características de los actores y afianzando así su personalidad y el entorno que describe. William H. Macy representando el oscuro y martirizado papel de “Little Bill” en Boogie Nights. New Line Cinema En sus películas de carácter histórico, más concretamente años 60 y 70, el cuidado trabajo para describir la moda es esplendido, pero adquiere especial relevancia cuando al igual que en la realidad el personaje es dotado del apropiado vestuario respecto a su carácter, por que como en la realidad, todos tenemos unas características propias que nos definen frente al resto y que nos asignan, personalidad, carácter o inseguridad. Habitualmente el cine manipula tanto el vestuario y los escenarios ciñéndose a unos arquetipos simplistas y manidos, que realmente poco aportan al relato más allá de unos rasgos básicos que complementan personajes y narración. Pero en el caso del equipo habitual de Anderson, esto no es así, existe un esfuerzo tanto estético como intelectual por complementar con habilidad las intenciones que el creador pretende comunicar. Nada es casual, desde los chalecos de “pescador” con bolsillos y ridículas camisas a cuadros del director de fotografía, el pañuelo anudado al cuello de Burt Reynolds, intentando trascender su papel de mero ejecutor de productos destinados a la excitación sexual, la ropa vaquera y desenfadada de Mark Walberg reflejando su inocencia y aspiraciones juveniles al principio de la película, que poco a poco va transformándose junto a la degeneración de su personaje o la ropa juvenil y alegre de Heather Graham que nos presenta a modo de colorido puzle la truncada inocencia y fragilidad de un ser humano involuntariamente abandonado a un destino que le ha dañado demasiado antes de tiempo y que se esfuerza por aparentar alegría y normalidad mimetizándose con la estética propia de su tiempo. Julian Moore en Boogie Nights vestida con habilidad e inteligencia por Mark Bridges. New Line Cinema Aunque sin duda los dos vestuarios más destacables son probablemente los del desgraciado personaje de Little Bill (William H. Macy) y la atormentada Amber Waves (Julianne Moore). En el primero se nos describe una elaborada mezcla de ridícula ropa aséptica de la época mezclada con deliberado mal gusto y sobriedad con algunos momentos puntuales de patéticos extremos de exceso de “estilo” incompatibles con el carácter del personaje donde describen su frustrada mentalidad y su pesado recorrido ausente de felicidad y carácter. Pero el personaje donde sin duda el vestuario más brilla es en la contrapuesta indumentaria de Julianne Moore, elegido con inteligencia para indicarnos la fragilidad y elegancia de una mujer que se desintegra sin perder el tipo, destacando fuera de las escenas de rodajes pornográficos, los esplendidos camisones y tejidos livianos montados con pulcritud sobre su cuerpo, transmitiendo esa vida rota que sobrelleva con valentía. Máxime, la complejidad adicional que representa vestir una mujer pelirroja sin que los tejidos desentonen con el carácter falsamente alegre del personaje. El siguiente fotograma donde aparece el protagonista Mark Walberg refleja de una manera clara la iconografía de la película a la vez que refleja el carácter del protagonista sin que sea necesario mediar palabra. New Line Cinema Al final el conjunto estético unido a la fascinante y luminosa puesta en escena de las alocadas fiestas en contraposición con los sobrios y decadentes platós de rodaje o el “horterismo” extremo de algunas imágenes nos conducen a una desasosegadora visión agridulce de una industria que poco a poco se desmorona entre sexo, drogas y excesos, machacada por la imperiosa necesidad de beneficios basándose en la reducción de costes y una total despreocupación por el carácter humano de sus trabajadores. Años 60 y 70: moda, sexo y liberación de la mujer La moda siempre ha sido fiel reflejo de la condición de la mujer, la mayor parte de la historia, admitámoslo, se ha limitado a embellecerla como un mero trofeo, reflejo de una sexualidad o su ausencia según unos cánones masculinos, escaparate de una supuesta virtud mal entendida o como mecanismo textil de sumisión en muchos casos sin atender ni de forma remota a sus deseos de comodidad, igualdad, libertad o deseo de felicidad. Elenco de actores de Boogie Nights, donde se aprecia la disparidad de estilos recreados de la moda de la época. New Line Cinema Al comienzo del siglo XX diversas razones de índole social y económica van mejorando las condiciones y derechos de la mujer, quedando reflejado en una moda que muestra tal libertad de la fémina unido a los devenires económicos, que ofrecían mayor simplicidad y economía de adorno en las épocas de prosperidad económica frente a las prendas recargadas y opulentas de los momentos de crisis, pero manteniendo en todo momento un equilibrio respecto a la sexualidad de la mujer que se muestra más o menos constante hasta los años 60. Los cambios políticos de dicha década y la lucha por los derechos de las minorías y la mujer se ven incrementados por unas nuevas ideologías igualitarias, pacifistas y de carácter principalmente progresistas que defienden una liberación de la mujer en muchos casos y que se materializa en la toma de control de su propio cuerpo a través de las píldoras para el control de la natalidad. Todos estos aspectos quedaron fuertemente marcados en las diversas modas que en muchos casos tratan a la mujer como un ser feliz e independiente que refleja su sexualidad sin artificios (por ejemplo la oposición al uso del sujetador) o líneas simples y coloridas que reflejen una sexualidad natural, no controlada y una visión de la belleza sensual no asociada a un sentimiento de culpabilidad o de incitación al deseo perverso y cuyo mayor reflejo lo podríamos encontrar por ejemplo en los trajes oscuros de fiesta y ceñidos de las anteriores décadas, recordemos el estereotipo de Rita Hayworth como femme fatal en la célebre Gilda, (1946 - Charles Vidor). Heather Graham es caracterizada con un estilo deliberadamente juvenil e infantilizado que intenta reflejar su frágil inmadurez en la cinta. New Line Cinema Se intenta transmitir en la ropa un alejamiento de la opulencia, de los cánones restrictivos clásicos (otro ejemplo más claro serian los pantalones de campana o la generalización de la minifalda) y un acercamiento a la naturaleza, la armonía y la experimentación propia de una juventud deseosa de romper cadenas con la impuesta sobriedad pasada, pero siempre manteniendo un contenido respeto en la mayor parte de los casos por la libertad femenina en armonía con una moda masculina tendente a igualarse en solidaridad y confluencia con la femenina, hasta el punto de fusionarse prácticamente en una feminización de los modelos masculinos y viceversa. Dicho de una manera sencilla: la moda lucha por ofrecer libertad a la mujer y una visión progresista e igualitaria en sus modelos, a su vez que la moda más elitista se solidariza con una elegancia sobria. De igual manera, en estos principios de la industria pornográfica como tal, estos planteamientos son trasladados a su industria y estética, aunque no podemos olvidar que se trata en su casi totalidad de productos para el consumo masculino y atienden por ende a los estereotipos que tal género solicita. Así pues en los primeros años, pese a la marginalidad de la industria se intenta ofrecer un producto que se asemeje mínimamente a la calidad cinematográfica convencional y que resulta fácil de realizar gracias a los pingues beneficios de los primeros tiempos, pese a la oposición y acusaciones lógicas de la sociedad a la que se dirige. Existe un esfuerzo en muchos casos por realizar un guión que emula los guiones comerciales o incluso en algunos casos transcender la ortodoxia simplista del cine más comercial. ¿Existe alguien que no reconozca el homenaje? New Line Cinema El papel de la mujer, pese a ser un objeto sexual queda en muchos casos equiparado con el masculino (ejemplo típico: el hombre policía, fontanero, albañil es abordado por la mujer ardiente deseosa de utilizarlo con el objeto de proporcionarle placer a ella, actuando el hombre como mero instrumento desvinculado de un compromiso afectivo o de otro tipo). La mujer en muchos casos se representa vestida con un atuendo convencional y provocativo obviamente, pero tendente simplemente a ser una extrapolación de la moda de dicho momento (o de otros, en caso de las sátiras históricas) tal como es sublimado en la mente masculina. De igual manera, el coito propiamente dicho, se limita a representar en muchos casos las típicas acrobacias, limitadas eso sí, por las restricciones técnicas de los sistemas de filmación de la época, donde ofrece una sexualidad limitada en la mayoría de los casos a la representación exaltada de los hábitos, posturas y comportamientos habituales según el imaginario masculino, pero con un objeto mayormente claro de satisfacción mutua y respeto por la pareja. Video, costes y deshumanización En la película Anderson, da vida a unos personajes excepcionales, pero no duda en sacudirles un soberano puñetazo en la cara si lo requieren, pero casi siempre dejándoles la puerta abierta hacia la redención, pero aquí lo que se nos narra no es únicamente cómo funcionaba la industria originaria de la pornografía, sino que a través de la historia se planteaban unas ideas más profundas, más importantes, pues por un lado en esta vida hay que perseguir los sueños, alzar la cabeza en las situaciones más desfavorables, tomar aliento y seguir adelante, pero por otro nos relata con crudeza la deshumanización de esta industria, la despreocupación por la vida real de sus partícipes o la calidad cualitativa o ética del producto, tan solo importan los beneficios. Burt Reynols realizada probablemente el mejor papel de su carrera como patriarca de esta disfuncional familia al borde de la extinción por la amenaza de los nuevos tiempos y el destino de sus personajes. New Line Cinema
Hacia la segunda mitad de la película se deja entrever poco a poco todo el proceso mencionado que dará paso a la vulgaridad de la industria videográfica, el abandono casi total del interés artístico o de respeto por los modelos de una sexualidad igualitaria y de respeto mutuo, el desapego e incomprensión de la sociedad hacía los problemas reales de sus protagonistas que tan solo los juzga, sobre todo a las mujeres, como meros objetos sexuales, mezquinos y depravados a los que acusar y culpabilizar sin mayor juico. Durante las dos siguientes décadas el problema de la cosificación y explotación de la mujer en el cine para adultos ha continuado agravándose, quedando claramente reflejado en la moda, condiciones laborales y roles que mayormente se reflejan en la pornografía actual masculina, donde los comportamientos de maltrato en todos los sentidos hacía la mujer empeoran constantemente y quedan denunciados de una forma inteligente, respetuosa y cruda en el documental Hot Girls Wanted (2015) producido por Netflix y que abordaré en la segunda parte. Mani G. (ManiPinkless) Temas relacionados: Mujer, Moda, ManiPinkless Reconocimientos y más información sobre la obra gráfica ADVERTENCIA: En este foro, no se admitirán por ninguna razón el lenguaje soez y las descalificaciones de ningún tipo. Se valorará ante todo la buena educación y el rigor sobre el tema a tratar, así que nos enorgullece reconocer que rechazaremos cualquier comentario fuera de lugar.
0 Comentarios
Deja una respuesta. |