MODA Y SUPERVIVENCIA |
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O porqué no deberías confiar tanto en tu GPS, si realmente aprecias tu vida. PIXABAY Hace unas semanas, salí con un amigo a practicar un poco de montañismo en la Sierra de Teruel, era una tarde agradable y apacible, casi cálida para la época, nos detuvimos junto a un camino, a consultar nuestro viejo y plastificado mapa, en eso estábamos cuando vimos acercarnos un viejo todo terreno que transitaba por dicha vía, se detuvieron junto a nosotros y nos preguntaron muy amablemente sí teníamos algún problema o necesitábamos ayuda, a lo cual respondimos que no muy agradecidos, pudimos ver que eran dos hombres mayores, con el atuendo típico de protección civil, con esos chillones escuditos naranja fosforito que parecen dibujados por un diseñador en estado alucinógeno, probablemente voluntarios que habían salido al campo a realizar alguna actividad rutinaria o de entrenamiento y continuaron su camino. Media hora más tarde, nos los encontramos cerca de un barranco, estaban tomando unos apuntes y realizando fotografías, de nuevo muy amablemente nos volvieron a saludar y comenzamos una pequeña y distendida charla, sobre todo en relación a las bellas vistas que ofrecía la cima del Javalambre por aquellas fechas, la conversación transcurría como os podéis figurar dentro de los aburridos cánones que marca la lógica cortesía cuando dos grupos aislados se encuentran en mitad de la montaña, hasta que en un momento dado el hombre que aparentaba más edad del grupo me pregunto: -¿No lleváis GPS?, ¿Sólo lleváis el plano? Le explicamos que por supuesto llevábamos GPS, de hecho por partida doble en el teléfono junto con un Garmin rugerizado (reforzado) de bolsillo, por si las moscas, pero que nos gustaba más tirar de mapa y entretenernos trazando rutas e identificando lugares en la vieja cartulina, para así practicar y no perder la costumbre. Aquel hombre, sorprendido asintió con la cabeza, una extraña visión de asombro recorría su rostro como si acabara de encontrar marcianos que sorprendentemente hablarán su mismo idioma, sin venir a cuento comenzó a despotricar contra esos malditos cacharros de una manera furibunda que al principio yo no llegaba a comprender ni por asomo, comenzó a relatarnos casos de su larga experiencia y la de conocidos suyos, incluidos miembros de la guardia civil y cuerpos de rescate donde estos aparatos más que ayudar, contribuyeron a la tragedia o a poner en riesgo a sus usuarios a causa de la fe ciega en la tecnología. AronHerne/PIXABAY Tras un rato de encarnizados ataques hacia estos dispositivos, que muy amablemente escuchamos, mientras asentíamos igual que si nos estuvieran diciendo lo bueno que está el chocolate con pasas y almendras cuando hay hambre y tenemos ganas de merendar después de un buen paseo por el campo. Al momento pudimos, nos despedimos cortésmente y continuamos nuestro camino sin más contratiempos disfrutando de una apacible tarde de otoño en aquel bello paraje, sin pensar demasiado en aquella conversación para nosotros del todo intrascendente, al menos en apariencia. Y comenzó un nuevo día… Lo cierto fue que empecé a darle vueltas al día siguiente, reflexionando sobre las palabras de aquel hombre y que quizás aquello tenía más sentido del que parecía, y que la fe ciega en la tecnología entraña más peligros de los que imaginamos en situaciones en las que aparentemente debería echarnos una mano. La adopción generalizada de los teléfonos móviles y los GPS por parte de casi todo el mundo, temas de privacidad aparte, ha supuesto una revolución a la hora de desplazarnos y como lo hacemos, el posicionamiento global por satélite tiene infinitas ventajas frente a cualquier otro método en innumerables sectores y necesidades tanto para las empresas como para las personas. A nivel de seguridad obviamente facilitan la localización de personas y objetos con unos costes y sencillez hasta hace varias décadas era impensable, la localización de niños, vehículos, seguimiento de pacientes, mercancías, etcétera se ha transformado completamente y facilitado las misiones de rescate en circunstancias que hace tan sólo 30 años hubieran sido imposibles. La precisión de los distintos sistemas de geolocalización satelital, parece sencillamente mágica y desde luego que lo es, todos hemos oído en los medios de comunicación de niños, aventureros en peligro u objetos robados que han sido rescatados gracias a esta reciente tecnología (por supuesto, si la comparamos con todos los métodos de orientación y localización que ha usado el hombre en los últimos 3000 años) Pero esto mismo ha supuesto una fe ciega y absurda en muchos casos, que nos ha puesto en peligro por nuestra inconsciencia y no darnos cuenta que un dispositivo tecnológico nunca podrá sustituir la preparación y el sentido común. ¿Por qué deberíamos tener nociones básicas en orientación y meteorología? Los dispositivos de GPS que habitualmente usamos son nuestros propios teléfonos o bien, aparatos diseñados para usos no extremos, incluso un buen equipo de posicionamiento de los que podemos encontrar en tiendas especializadas no deja de ser un aparato muy frágil, que además depende de unos recursos energéticos no siempre disponibles. Vikino/PIXABAY Más de una vez se han relatado casos donde personas con nulos conocimientos en orientación (ya no en supervivencia) se han visto expuestos a situaciones de verdadero peligro por confiar en estos aparatos o sus móviles, cuando repentinamente la climatología (una fuerte tormenta) u otra circunstancia aparentemente no predecible ha convertido un sencillo paseo por la montaña en un infierno. Los aparatos de GPS y sobre todo de telefonía móvil que habitualmente usamos, son equipos extremadamente frágiles, que no están diseñados, nos digan lo que nos digan para afrontar la más mínima adversidad, y eso sin contar que además dependeremos de unas frágiles y débiles baterías en unas circunstancias donde normalmente no vamos a encontrar un enchufe. Supongamos que nos enfrentamos a una fuente de tormenta, con aparato eléctrico y vientos racheados, no sé si alguno de vosotros ha intentado manejar un teléfono en estas circunstancias, y mucho menos ha intentado orientarse a cielo abierto, pero lo más probable es que en menos de cinco minutos, el aparato quede inservible o bien por el agua, la condensación, porque reciba un golpe o se nos resbale y caiga al suelo. Por supuesto, siempre damos por hecho que esos bonitos mapas por satélite que vemos en nuestras pantallas estarán disponibles, sin contar que lo más probable es que sólo estén disponibles on-line, y es más que probable que perdamos la cobertura en una situación de estas características, para colmo no es lo mismo observar una pequeña pantalla en un apacible día soleado que en mitad de un aguacero, con visibilidad baja y el frío viento calándonos hasta los huesos. De igual manera, no es lo mismo orientarse en un bonito mapa digital en una ciudad donde todas las calles y variedad de edificios, tiendas y monumentos están perfectamente señalados, que orientarse con estos mapas satelitales o geográficos en mitad de una montaña sin aparentes puntos de referencia como pueda ser un edificio o un bonito cartel señalizador que nos indique la calle. Y llegó la oscuridad... Si a lo anteriormente dicho, además nos encontramos de repente con la noche o un banco de niebla, pues a no ser que nuestro moderno teléfono tenga el más avanzado sistema de visión nocturna, térmica y zoom que podemos encontrar en un buen equipamiento militar o de guardacostas, la cosa va a empeorar varios enteros, y lo peor es que por muy bien que veamos todo, no va a servir para nada si no lo sabemos identificar. StockSnap/PIXABAY La identificación de referencias y la interpretación de los mapas que podamos ver en una de estas pantallas, no es algo que se pueda realizar por arte de magia y difícilmente puede sustituir a un viejo mapa geográfico a escala 1:10000 o 1:25000, una repentina caída de diez metros tan solo, puede representar la muerte fácilmente en un terreno agreste, o incluso menos, pues bastaría con caer en mitad de la noche sobre un palo o rama de 20 centímetros que sobresalga del suelo o del tronco de un árbol, por un tropezón fortuito, para acabar desangrados en poco tiempo o con una pierna rota, en caso de caída con un mal apoyo, lo cual en la nieve o a muy bajas temperaturas representa un alta probabilidad de agravar terriblemente las cosas o incluso de morir por hipotermia. En los mapas por satélite o geográficos, observados en estas pantallitas difícilmente podremos apreciar el más mínimo desnivel, y eso sin contar que por ejemplo en un cielo nocturno nos estarán constantemente deslumbrando y provocarán que estemos más pendientes de descifrarlos que ver lo que tenemos delante de nuestras narices. Este pequeño y aparente detalle sin importancia, es mucho más relevante para algunos de lo que os podáis imaginar, veréis, cuando observamos un mapa en papel lo normal, si es de noche, es que usemos algún tipo de luz artificial que se reflejará sobre el mapa facilitando su visión, mientras que una pantalla emitirá directamente una luz hacia nuestros ojos que nos deslumbrada, aumentando el tiempo de adaptación necesario para observar nuestro espacio circundante, con lo cual perderemos un tiempo a veces precioso u otras olvidaremos con nitidez las referencias que sobre la pantalla hemos visto a causa de ese tránsito que ya hemos mencionado para adaptar nuestra visión. Y luego llegó el miedo… Si añadimos una falta de preparación psicológica para enfrentarnos a situaciones repentinas de peligro, que provocarán constantes errores en la manipulación de estos aparatos a causa del nerviosismo, la falta de entrenamiento y una verdadera preparación en la interpretación que estas pantallas nos pueda mostrar, el resultado puede ser verdaderamente desastroso y a veces incluso mortal. PIXABAY A todo esto, hemos olvidado mencionar a nuestro gran amigo Murphy, siempre dispuesto a empeorarlo todo, como todo aparato electrónico está sometido a infinitos más fallos que un trozo de papel y un lápiz, o que nuestra capacidad para saber valorar y analizar un entorno geográfico; Una batería puede fallar en cualquier momento, quedarnos sin cobertura, colgarse el dichoso aparatito por culpa de la última actualización o empezar a fallar la pantalla en el momento menos apropiado. ¡Qué bonito es todo!.. Pues no. En las últimas décadas, han proliferado los deportes asociados con el campo y la montaña, o más bien dicho, aumentado su difusión y en gran medida se ha disparado la venta de dispositivos de posicionamiento, que aparentemente ayudan al desarrollo de estos deportes, sin advertirnos que jamás debemos dejar nuestras vidas en manos de estos artilugios, no es necesario irse a las inhóspitas montañas del Atlas o a las cumbres del Himalaya, para vernos sorprendidos de repente con una situación que ponga en riesgo nuestras vidas y que podría ser evitable con tan sólo una mínima preparación para poder observar nuestro entorno con una mínima solvencia y orientarnos de la manera adecuada para poder salir ilesos. En los últimos años hemos delegado erróneamente en la tecnología, aspectos que difícilmente se podrán sustituir y generado una extraña situación de comodidad, trasladando la sensación de seguridad que nos dan nuestras ciudades a unos entornos donde raramente será aplicable. Algo tan sencillo, como es correr, es muy distinto hacerlo en un parque público de una ciudad que en mitad de una montaña, pero nos lo han vendido como si sólo fuera cosa de llevar unas buenas zapatillas y un tejido ultramoderno en la camiseta, y lo cierto es que no tiene nada que ver, por mucho que la publicidad nos lo venda, apoyando este criterio, por supuesto en estos aparatos, como si por sí solos fueran a hacernos un torniquete sin nos rompemos una pierna o generarnos un refugio si de pronto comienza a granizar. Alejarnos de un núcleo urbano a practicar un deporte o vivir una aventura es algo genial, no necesariamente debemos ser unos amantes de la supervivencia para poder disfrutar de la naturaleza, pero debemos ser muy conscientes de la vital importancia que tiene la orientación al igual que el resto de los pilares de esta disciplina para saber qué hacer en caso de una repentina emergencia. La supervivencia se fundamenta, a mí entender, en tres bases: Preparación física, psíquica y técnica La mayoría de las personas, con escasa formación en la materia, acostumbran a delegar en la preparación técnica y más concretamente en los distintos artilugios, gadgets y equipamiento, su seguridad cuando salen a territorios, digamos más o menos hostiles, (o lo que es peor, no comprenden el peligro al que se pueden enfrentar cuando abandonan su zona de confort). Pexels/PIXABAY Esta curiosa anécdota, que me ocurrió hace unas semanas, me decidió a iniciar, esta serie de artículos sobre una de las tres bases de la supervivencia, concretamente la referida a la preparación técnica, pues tras mucho reflexionar, creo que es donde la gente muchas veces, influenciada por los medios de comunicación, tiende a delegar toda su confianza en unas maquinitas, que difícilmente les van a ser de ayuda muchas veces, si la cosa se pone fea de verdad. Los pilares de la formación técnica en supervivencia: Orientación, clima, movimiento, primeros auxilios… Considero que en las bases técnicas de cualquier persona no debe faltar como primer elemento formativo unos elementos al menos básicos en orientación, cartografía e interpretación de la meteorología que podríamos resumir en: Orientación: - Por el sol - Por las sombras - Utilizando el reloj - Por las estrellas - Por la luna - Por indicios - Por instrumentos de circunstancias y brújulas de circunstancias - Por GPS Nociones básicas de cartografía e interpretación de mapas Técnicas para el movimiento y el desplazamiento según los distintos terrenos y sus peligros - En el bosque - En terreno llano - En montaña - Flanqueado de laderas y otros obstáculos - Cursos hídricos, vadeo, natación, accesorios de circunstancias para la navegación - Cuerdas, nudos y elementos de circunstancias Meteorología: - Composición y estructura de la atmósfera - Temperatura y sus cambios - Formas de transmisión del calor - Presión atmosférica - La humedad, el viento, turbulencias - Las nubes y su clasificación - La niebla - La lluvia y sus distintas formas - Los frentes, frío, caliente y estacionario - Tormentas y fenómenos eléctricos Predicción del tiempo: - Con ayuda de instrumentos - Previsión por indicios - Indicios suministrados por los seres vivos - Otras formas de ayudas a la predicción Estos serán pues los elementos a desarrollar en la segunda parte de este primer trabajo sobre la orientación en supervivencia, que junto a unas nociones básicas en primeros auxilios, métodos para resguardarnos y obtener ayuda (que os ofreceremos en sucesivos trabajos) tendréis a vuestro alcance, unos pilares sólidos para enfrentaros a la mayoría de las adversidades que comúnmente os pueden ocurrir en vuestras primeras aventuras, al igual que representan una buena base de preparación para cualquier persona en cuestiones elementales que todos deberíamos conocer para situaciones de emergencia. ManiPinkless Temas relacionados: Los pilares básicos de la supervivencia, Supervivencia, ManiPinkless, Orientación Reconocimientos y más información sobre la obra gráfica
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