MODA Y SUPERVIVENCIA |
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Alergias solares, manchas y en el peor de los casos, cáncer.Qué pasos hacer para evitar que la piel resista el sol y no muera en el intento. El calor ha llegado y con él, la playa, la piscina, y ponerse moreno en un tiempo récord, pero desafortunadamente quitarse el blanco nuclear no deja de ser una cuestión estética, asociada a temas culturales y una industria que mueve miles de millones. El sol es ante todo un factor de peligro ante el cual debemos protegernos. Incluso en las personas con dolencias que exigen la exposición al sol, tal es el caso de la osteoporosis, bastan quince minutos de paseo para favorecer que asimilemos una mayor cantidad de vitamina D, lo cual ayuda a que nuestro cuerpo absorba mejor el calcio para los huesos. Existe una errónea asociación cultural entre el sol y la salud en muchas regiones del planeta, que está produciendo graves problemas médicos, así que dadas las fechas en las que nos encontramos vamos a intentar dar un poco de luz en cómo se relaciona nuestro cuerpo con el Astro Rey. Disponemos de un gran escudo natural La piel para comenzar es el órgano más grande del cuerpo ya que representa una sexta parte del peso corporal total y tiene una superficie de entre 1’5 y 2 metros cuadrados, esta funciona como una primera barrera de contención que protege a los órganos más internos pero claro, en contraposición obviamente, está sometida a todo tipo de agresiones y sobre todo, a las peligrosas radiaciones solares, responsables de dos tercios de los cánceres de piel, según los investigadores. Pero no todas las radiaciones son igual de perjudiciales, ya que la luz solar que alcanza la superficie del planeta es de tres tipos:
Estos últimos, los UVC son los más cancerígenos, pero por suerte nunca llegan hasta nosotros pues los absorbe la capa alta de la atmósfera, por el contrario los UVA sí son capaces de llegar hasta la dermis de nuestra piel y son también los responsables de un bronceado rápido y poco duradero, como de los eritemas de los primeros días, unas quemaduras provocadas por el sol de una corta duración Luego tenemos los UVB, que producen el verdadero bronceado y la síntesis de la vitamina D, pero también son a largo plazo, los responsables de dermatitis, tumores… Espectro de la radiación solar en la tierra Obviamente nuestro organismo necesita la luz solar para funcionar de la manera adecuada, pero la sobreexposición a ella es muy negativo, sobre todo ahora con la progresiva destrucción de la capa de ozono, un escudo natural de 35 km de espesor situado en la estratosfera y se encarga, entre otras funciones de absorber la radiación ultravioleta. Por desgracia y como es arto conocido, el uso de los CFCs, gases clorofluorocarbonados que contienen las neveras, muchos espráis que lo utilizan como propelente o los aparatos de aire acondicionado, con el paso del tiempo han provocado la reducción del espesor de la capa de ozono, lo que hace que los rayos solares lleguen menos filtrados hasta nosotros. No importa lo que hayas escuchado, es un hecho científico el aumento de la peligrosidad a la exposición al sol en los últimos 50 años, cuando los CFCs comenzaron a ser aplicados en la industria hace ya muchos años se desconocía por completo su riesgo, se les consideraban unos gases perfectos, baratos y fáciles de obtener o utilizar para aplicaciones industriales y comerciales sin contrapartidas perjudiciales que causaron un rápido desarrollo en ciertos sectores y una dependencia difícil de erradicar, pero que ahora sabemos con certeza que una vez liberados a la atmosfera destruyen la capa de ozono, acabando con un escudo imprescindible para la vida en el planeta. Así que por ello es imprescindible siempre que nos expongamos al sol de una manera prolongada el uso de cremas protectoras que absorban los rayos UV y eviten que penetren en la dermis, desafortunadamente las cremas no son suficiente, también hay que tener en cuenta que las peores horas para tomar el sol son las comprendidas entre las 12:00 y las 16:00, cuando la radiación UV es más intensa. El efecto del sol sobre la piel resulta visible tan solo con el paso de unos minutos, dejando claro sus consecuencias en periodos muy cortos, el enrojecimiento de la piel es el primer síntoma visible. En el caso de España por ejemplo, las peores fechas son en julio, cuando los rayos solares inciden de forma más directa, como ya te explicamos en un artículo de orientación, si no tienes un reloj, fíjate en tu sombra, cuando es muy pequeña, significa que los rayos solares están en un ángulo tangencial respecto a la superficie terrestre, es decir llegan con mayor intensidad, así que más vale ponerse a cubierto a toda costa. Además, si estamos en zonas ecuatoriales, donde la incidencia de los rayos solares es mucho más directa, el riesgo se multiplica si ascendemos una montaña, porque aquí el aire es más limpio y los rayos ultravioletas llegan mucho menos filtrados y se acelera la acción solar. Protección con cremas solares Ni que decir que lo más aconsejable es no exponer la piel directamente al sol, protegiéndose con tejidos frescos en verano, blanco o lo más claro posible que reflejen la luz del sol, pero cuando esto no es posible y no podemos permanecer a la sombra, en condiciones de vida normal las cremas solares son una solución sencilla. En estas cremas el valor más importante es el factor de protección, pues multiplica el tiempo que cada persona, dependiendo de su tipo de piel, puede estar expuesta al sol sin que resulte excesivamente peligroso. Conviene fijarse en que las cremas protectoras basen su factor en el Estándar Australiano, ya que es el único método regulado por la ley que garantiza la protección de los rayos UVB, así como el filtro del 90% de los rayos ultravioletas. Respecto a las cifras, un factor entre 30 y 60, sería lo adecuado que aconsejaríamos para periodos cortos, alcanzando 90 para periodos más extensos. Desde luego estas cifras poco tienen que ver con las que la población usa habitualmente, pero aquí hablamos de protección real, no de arriesgar la salud por cuestiones estéticas. Aconsejamos fijarse en que las cremas protectoras basen su factor en el Estándar Australiano, ser muy estricto con la calidad del producto y no dejarse llevar por ofertas de marcas de dudosa calidad o procedencia. La calidad nos guste o no, está muy asociada a la marca y siempre debemos no arriesgar y ser conservadores respecto a las cifras, confiar en productos donde no figure una buena empresa cosmética o farmacéutica detrás es jugársela inútilmente, al menos debemos poder verificar un historial en la empresa detrás del producto que nos garantice que cumple con estricta severidad las medidas higiénico sanitarias que estos productos exigen para ser eficaces y por supuesto respetar los plazos de caducidad, una vez abiertos su efectividad puede reducirse drásticamente en un plazo de 12 meses. Tipos de piel Debemos tener muy en cuenta el tipo de piel que poseemos, no todas son iguales y debemos ser conscientes de las diferencias, es importante valorar adecuadamente las propiedades de cada una a la hora de exponerse. Pelirrojo de piel clara Son personas pecosas que por mucho que tomen el sol nunca se ponen morenas y casi siempre se queman. Deben mantener un cuidado extremo Rubio con pecas Aquí encajan la mayoría de las personas rubias, su piel se quema con facilidad y solo cogen un poco de color, tras largas exposiciones, también deben mantener una máxima precaución. Moreno Tiene una piel que, aunque puede quemarse un poco, se broncea sin problemas después de 4 o 5 días. Sería el término medio, las actividades al sol no demasiado prolongadas no suponen problema. Moreno con piel oscura Mantienen un tono oscuro durante todo el año. Resulta prácticamente imposible que se quemen en un plazo de tiempo corto. Pieles negras Tendrían una equiparación a las morenas de piel oscura, pero no nos engañemos, están sometidas a los mismos peligros que el resto y en situaciones de exposición prolongada al sol necesitan la aplicación de cremas solares u otras medidas de protección. El proceso de bronceado en la naturaleza, está lejos de ser un mecanismo de atracción y belleza como otros seres vivos, como por ejemplo los bellos plumajes de los pavos reales para atraer y cortejar a sus parejas, ni mucho menos, ponernos morenos es en realidad, un mecanismo de defensa que activa nuestro organismo para evitar que se produzcan quemaduras, consecuencia directa de la exposición al sol, ya que desde los primeros cinco minutos de exposición hasta varios días después, cuando ya se adquiere el tono dorado, las células del interior de la dermis trabajan sin descanso para contrarrestar los efectos perjudiciales del sol a su vez que intentan mantener una buena hidratación. Para exponer con claridad el proceso vamos a analizar la piel de una persona que no se dañe con extrema facilidad. En los primeros minutos A partir de los primeros cinco minutos de exponernos al sol, la piel ya sufre cambios, pues el sistema de defensa de nuestro organismo actúa con celeridad frente a una situación que considera realmente peligrosa, el calor que sentimos es la primera alarma que nos envía nuestro cuerpo a su vez que se inician los mecanismos de protección que comienzan a defendernos de esta agresión. En esta primera fase la capa de la córnea, que es la más exterior, pronto comienza a enrojecer a partir de la primera hora de exposición, es el momento de dejar de tomar el sol inmediatamente, los vasos sanguíneos se dilatan, produciendo un enrojecimiento de la zona más externa de la piel, para reducir la temperatura corporal comenzamos a sudar. El sudor se evapora y disminuye así la temperatura. (Recordar todo lo explicado en el anterior artículo sobre supervivencia con calor extremo, donde analizamos el proceso de transpiración para reducir la temperatura corporal), las glándulas sebáceas producen más grasa para mantener la piel hidratada y el músculo se retrae. Exposición prolongada a partir de una hora Si continua la exposición al sol comienza el proceso del bronceado, que se prolongará como alrededor de cinco días, tras los cuales aparecerá ese tono dorado, que de forma injustificada muchas personas asocian con un síntoma de salud, cuando no deja de ser un mero mecanismo de protección y síntoma de una exposición peligrosa al sol. Imagen de un eritema cutáneo causado por el sol en una muñeca Aquí ya, la capa córnea se espesa y adquiere un tono dorado para formar una barrera más fuerte ante los rayos solares, para que esto suceda, la melanina sale e impregna las células y éstas, en su proceso natural de regeneración, suben a la superficie y oscurecen la piel. Para encargarse de este proceso están los melanocitos que incrementan la producción de la melanina, una sustancia protectora que absorbe la energía de los rayos ultravioletas y evita que éstos penetren más profundamente y dañen los órganos. Exposición muy prolongada, más de 5 días A partir de este momento la cuestión se pone muy seria, puede que consideréis esto exagerado, pero bueno, hablamos de nuestra vida y de nuestra salud, de hechos científicos y médicos constatables que muchas veces son tomados a la ligera, si descuidamos la protección una de las primeras consecuencias será que nos “pelaremos” y podrán aparecer lesiones cutáneas, la más grave, el melanoma, un cáncer de las células pigmentarias que puede ser tan grave como cualquier otro. Muchas personas ven esto como algo normal y desde luego no lo es, si alcanzamos este punto significa que el riesgo se ha multiplicado por muchos enteros y estamos poniendo en riesgo nuestra salud, puede resultar algo común que hemos visto mil veces sin darle importancia y nos equivocamos completamente, que esto ocurra significa que ya hemos descuidado nuestra protección contra el sol a un nivel alarmante. Llegado este punto la capa córnea se ha espesado en exceso, así que continuar la exposición al sol sin utilizar protección realmente muy efectiva la capa más externa se quemará. Como en la anterior fase, los melanocitos continúan impregnando las células más cercanas y el recubrimiento de queratina comienza a desprenderse, es decir nos pelamos, como antes hemos comentado, mientras que las glándulas sebáceas cada vez tienen menos cantidad de grasa, así que la piel se va resecando. Los melanocitos: Estas células juegan un papel muy importante dentro de los problemas que el sol puede provocarnos, así que vamos a entrar un poco más en profundidad con ellos, pues el color de nuestra piel depende de ellos pero también que podamos padecer enfermedades tan serias como el cáncer. Melanocito - Wikimedia Su principal función como ya hemos dicho es la producción de melanina que tiene importancia en la protección contra los rayos solares, en situaciones normales los melanocitos se disponen a nivel de la capa basal epidérmica y contactan con los queratinocitos por medio de sus dendritas. (Los querantocitos son unas células que contienen una proteína muy dura llamada queratina, que estimula el crecimiento de células epiteliales en la piel y de las que revisten la superficie de la boca, el estómago y los intestinos, existe un melanocito por cada 4 o 10 queratinocitos. ) La densidad de estas células varía dependiendo de la región anatómica, pero es muy constante entre los individuos de diferentes razas. El color de la piel ya hemos comentado que depende de la actividad de estas células y la producción de la melanina puede ser de eumelanina (color marrón parduzco) o feomelanina (pigmento rojo amarillento). Los melanocitos están relacionados con algunas enfermedades como el vitíligo o los melanomas. El vitiligo se caracteriza por la formación de unas manchas blancas en la piel como resultado de la falta de pigmentación de ésta. No se sabe bien por qué ocurre el proceso pero algunas de las hipótesis implican la destrucción de los melanocitos por el propio sistema inmune o por funcionamiento anormal de algunas células nerviosas que producirán sustancias tóxicas provocando el daño de los mismos. Por otro lado el melanoma es un tipo de cáncer de piel. Se forma por una concentración de melanocitos malignos. Cuando la concentración es de melanocitos benignos aparecen las pecas, lunares y léntigos. Sol y Cancer de piel: ¡Aceptemos el binomio! Como sabemos el cáncer de piel es una enfermedad maligna producida por la división y crecimiento descontrolado de las células que lo componen, una vez se inicia, tiene la capacidad para invadir los tejidos y estructuras sanas de alrededor o en algunos casos, otros órganos a distancia. Todavía existe una tendencia en muchas personas a infravalorar el riesgo que supone la exposición prolongada y este peligroso binomio, aunque se generaliza hablando de cáncer de piel, existen varios tipos entre los que destacan de forma principal los melanomas y los carcinomas cutáneos. En ambos tipos, el principal factor de riesgo implicado en su aparición y sobradamente probado y demostrado son las radiaciones solares, sobre todo las de tipo B (UVB) y las de tipo A (UVA). Estas radiaciones sobre la piel son capaces de producir mutaciones en el material genético (ADN) de las células que componen la epidermis, como ya hemos comentado la capa más superficial de la piel e impedir su reparación, iniciándose así el proceso de la carcinogénesis o formación de un cáncer, que sin el tratamiento adecuado y detectado a tiempo puede llegar a ser tan mortal como cualquier otro. Melanomas El melanoma de los dos tipos de cáncer cutáneo el menos frecuente (aproximadamente el 5% de los tumores de piel), aunque en los últimos años ha comenzado a aumentar de forma considerable. Las células afectadas son los melanocitos de los que hemos hablado hace un momento, las radiaciones solares alteran su ADN y comienzan a dividirse y crecer descontroladamente. El melanoma es un tumor maligno de la piel cuya aparición se ve favorecida por exposiciones prolongadas sin protección a la radiación solar – National Cancer Institute (NCA) Los melanomas se desarrollan sobre todo en personas de piel y ojos claros con dificultad para broncearse, además la exposición puntual, excesiva e intermitente al sol se relaciona con su aparición, lo que explica que los melanomas se localicen preferentemente en zonas no expuestas al sol de forma habitual, como por ejemplo la espalda o las piernas. Además el riesgo de padecer un melanoma aumenta con la existencia de antecedentes familiares de haber padecido este tumor, la presencia en la piel de gran número de lunares (más de 50 ó 60) o haber sufrido de quemaduras solares con ampollas durante la infancia o la adolescencia. Carcinomas cutáneos Son los tumores que con más frecuencia se presentan en el ser humano, para colmo también se ha experimentado en los últimos años un aumento de los mismos. Las personas de ojos claros y piel blanca expuestas al sol de forma crónica, como por ejemplo los trabajadores al aire libre, caso de obreros de la construcción, labradores o marinos, son los más afectados por estos tumores, sobre todo a partir de los 50 años .Estas lesiones se localizan en la cara, el cuello y las manos con mucha frecuencia. Los carcinomas cutáneos se dividen dependiendo del tipo de células afectadas en: Basocelulares: Son los más frecuentes, 70-80% de los carcinomas. Afectan a las células basales de la epidermis, encargadas de la renovación de la piel. Espinocelulares: Representan el 20% de los carcinomas, las células implicadas son las espinosas, situadas en la zona más superficial de la epidermis.. Estos tumores pueden presentar un aspecto muy variado. Destacan según su frecuencia la aparición de manchas (generalmente rojizas) que pueden descamarse y sangrar formando costras que caen una y otra vez, nódulos (elevaciones o prominencias redondeadas en la piel) y úlceras que no cicatrizan. Carcinoma de células de Merkel del lado anterior del antebrazo. Wikimedia El crecimiento de estos cánceres es muy lento, no suelen tener tendencia a invadir ganglios y/o producir metástasis a distancia, lo que favorece que su índice de curación sea muy alto, a pesar de que las personas que lo padecen a veces tardan mucho tiempo en solicitar una consulta médica. Composición de nuestra primera línea de defensa Para terminar conozcamos un poco mejor este órgano, vamos a intentar proporcionaros un resumen que os resulte útil, práctico como guía y os de una idea real de lo que estamos destruyendo cuando nos exponemos de manera inmisericorde al sol, pues es mucho más complejo de lo que puede parecer a simple vista, pues es un gigantesco órgano que está entretejido por resistentes células que ocupan aproximadamente dos metros cuadrados si las extendiéramos como una manta, pesa la nada despreciable cantidad de unos 5 kg y su espesor puede variar desde los 0,5 mm (en los párpados) y los 4 mm (en el talón). Composición de las distintas capas de la piel
Cuando decimos “resistentes” no es un término al azar, si las comparamos por ejemplo con nuestras sensibles neuronas, su aguante es espectacular, su misión en el organismo es protegernos del exterior y en condiciones adversas normales cumplen su cometido a la perfección. Como ya hemos dicho, la piel constituye la primera línea de defensa frente al exterior y mantiene el nivel de agua de nuestro cuerpo: el 75%
Se compone a su vez de 2 capas:
La hipodermis, también llamada tejido subcutáneo, o fascia superficial, nos ayuda a conservar la temperatura corporal, proporciona forma al contorno corporal y proporciona movilidad a toda la piel, por tanto su función principal es el almacenamiento de grasa. Su grosor puede cambiar mucho dependiendo de las distintas partes del cuerpo y puede ser muy diferente entre las personas, según sexo, raza o hábitos alimentarios, además el sistema linfático presente en esta capa cumple una función importante en la limpieza de la piel, desarrollando sus vasos articulados, paralelos a los sanguíneos circulando la linfa entre la piel y los músculos. Los tipos de células presentes en esta capa son los fibroblastos, células adiposas y macrófagos. Sus fibras colágenas y elásticas se conectan directamente con la capa más externa, es decir la epidermis, corriendo en todas direcciones aunque principalmente en forma paralela a la superficie de la piel. En los lugares donde la piel es muy flexible, las fibras escasean; en cambio, donde se adhiere a las partes subyacentes (regiones palmar y plantar) son gruesas y numerosas. Según la zona del cuerpo y nuestra nutrición, en la capa subcutánea se desarrollan un número diferente de células adiposas. Estas células pueden alcanzar un grosor en el abdomen de 3 cm o más, pero en otras áreas como los párpados o el pene, la capa subcutánea no contiene células adiposas. El estrato subcutáneo está recorrido por numerosos vasos sanguíneos, y troncos nerviosos que contienen muchas terminaciones nerviosas. Se compone a su vez de dos capas: Capa areola: la más externa en contacto con la dermis, formada por adipocitos. Capa lamelar : la más profunda, las células son fusiformes (en forma de huso), pequeñas y se distribuyen horizontalmente. Esta es la capa que aumenta cuando las personas ganan peso. Mani G. Morales (ManiPinkless) Temas relacionados: Supervivencia, ManiPinkless Reconocimientos y más información sobre la obra gráfica ADVERTENCIA: En este foro, no se admitirán por ninguna razón el lenguaje soez y las descalificaciones de ningún tipo. Se valorará ante todo la buena educación y el rigor sobre el tema a tratar, así que nos enorgullece reconocer que rechazaremos cualquier comentario fuera de lugar.
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