TECNOLOGÍA Y CIENCIA |
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Ya estamos otra vez dando una ojeada a las últimas noticias científicas y médicas. Esta semana vamos a seguir en el campo de la medicina, pero enfocando nuestra mirada hacia el medioambiente. Pues sí: La aparición de neuronas decrece a medida que envejecemos Hoy volvemos a la eterna cuestión de la vida de las neuronas, uno de los mayores misterios de nuestro cuerpo, clave para poder delimitar nuestro límite biológico y entender el funcionamiento de la máquina más compleja que existe. Los investigadores estiman que nuestro cerebro tiene unos 100.000 millones de neuronas, de unos 10.000 tipos distintos, siendo la base del sistema nervioso. Su trabajo se realiza conectándose a su compañera correspondiente, en el lugar adecuado formando la compleja e intrincada red neuronal que usa nuestro cerebro para gestionar la información, adquirir conocimiento y manejar las emociones. Hasta estos momentos la creencia generalizada según anteriores estudios, hacía suponer que nuestro cerebro era capaz de generar neuronas incluso durante la edad adulta. El problema hasta este momento iba encaminado a calcular el número de neuronas generadas pero en no se creía que dejaban de crearse. Ahora bien, las diferentes investigaciones que recientemente se han realizado en España, China y Estados Unidos muestran que el proceso de neurogénesis se detiene al alcanzar la edad adulta totalmente. Así que hoy tras la aparición de varios nuevos estudios que contradicen estos planteamientos nos desplazaremos primero hasta la Universidad de California, donde se ha presentado uno de los trabajos, cuyo autor principal es el investigador español Arturo Álvarez-Buylla, que junto a un equipo internacional de científicos ha descubierto que el desarrollo de neuronas en el hipocampo del cerebro humano se ralentiza con los años hasta detenerse por completo en la edad adulta, según un estudio publicado en Nature. En la investigación el equipo analizó células precursoras neuronales y neuronas inmaduras de 59 muestras de tejido cerebral humano postmortem y postoperatorias de pacientes en un amplio rango de edades, desde la fase fetal hasta los 77 años. En contra de las actuales creencias los investigadores observaron que las nuevas neuronas se producían en las etapas más tempranas de la vida y después las tasas de formación de neuronas decrecían rápidamente a medida que los sujetos envejecían, siendo la muestra más antigua que aún contenía neuronas en desarrollo, la perteneciente a un niño de 13 años. Las nuevas pruebas hacen pensar a los autores de estos recientes estudios que los trabajos previos pueden haber detectado erróneamente neuronas inmaduras, a causa del mecanismo de las proteínas usadas para marcar estas neuronas en animales que difiere del funcionamiento en humanos. Jason Snyder, investigador de Centro de Salud Mental Djavad Mowafaghian de la Universidad British Columbia (Canadá), en otro artículo complementario, plantea que estos resultados no son necesariamente incompatibles con estudios similares realizados en animales, donde se observo por ejemplo en otros estudios que la neurogénesis en roedores también disminuyó. Pese a los resultados el investigador sostiene que se los estudios con roedores enfocarán sus esfuerzos en identificar los mecanismos por los que la generación de neuronas disminuye con el tiempo y en cómo podría ralentizarse este proceso para compensar la patología causada por la edad y la enfermedad, podríamos traducir estos resultados en descubrimientos que podrían ayudar a mejorar la salud humana según Snyder. De igual manera el trabajo, del investigador español Arturo Álvarez-Buylla y su equipo ayudará a comprender mejor los procesos de aprendizaje, los trastornos emocionales y las enfermedades neurodegenerativas: demencia, Alzheimer, Parkinson… No es un paso atrás, ni mucho menos, si los estudios continúan confirmando el nuevo enfoque sobre la neurogénesis tan solo será una corrección y mejora en la comprensión de nuestro cerebro y los caminos para mejorar nuestra salud. El grave problema del crecimiento incontrolado: Evidencias claras relacionan la contaminación atmosférica y anomalías en el desarrollo fetal Sin duda alguna, uno de los principales problemas que supone la civilización es la contaminación descontrolada que amenaza nuestra propia existencia como especie en un futuro cercano… y no es una broma, cada vez hay más pruebas que dan fe de ello. Ahora una investigación llevada a cabo en China sobre madres embarazadas ha revelado información muy significativa que alerta sobre los riesgos que supone la polución extrema que estamos alcanzando. El equipo liderado por la Dra. Yawei Zhang, profesora en la Universidad Yale en Estados Unidos y un nutrido grupo de investigadores en China, recogió la concentración media diaria de partículas contaminantes del tipo PM10 (partículas que tienen 10 micrómetros de diámetro o un poco menos) en las estaciones de vigilancia medioambiental gubernamentales en Lanzhou. En la investigación realizada, sobre más de 8.000 madres, todas ellas residentes en la zona mencionada de Lanzhou, capital de la provincia china de Gansu, se pudo observar que las mujeres expuestas a un alto nivel de ciertos elementos contaminantes presentes en el aire durante el embarazo tuvieron un mayor riesgo de crecimiento fetal anormal. Para realizar estos estudios emplearon mediciones ultrasónicas para cuatro parámetros de crecimiento fetal durante el embarazo, a su vez los investigadores, analizaron la exposición a las PM10 y el riesgo de crecimiento fetal anormal, cruzando los datos obtenidos con las mediciones. Tras cruzar los datos, el equipo identificó de forma sistemática una asociación clara éntrelos niveles más altos de exposición a esas partículas contaminantes, provenientes de vehículos, fábricas e industrias y otras actividades como la construcción con un desarrollo fetal incorrecto. Cada día son más las pruebas que nos alertan de un desarrollo incontrolado de la industria y los medios de consumo, así que esperamos que estos estudios nos ayuden a ser conscientes de la necesidad inmediata para emprender un futuro sostenible. La cara opuesta del problema: crecer en vecindarios más verdes puede tener efectos beneficiosos sobre el desarrollo del cerebro Veamos ahora la cara opuesta del problema, de la misma manera que la contaminación daña nuestra salud, los investigadores también realizan estudios en el polo contrario del programa. Muestra de esto es el reciente estudio publicado en Environmental Health Perspectives en colaboración con el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), el Hospital del Mar y la UCLA Fielding School de Salud Pública (UCLA FSPH). En dicho estudio han podido comprobar que los niños criados en hogares rodeados de un mayor número de espacios verdes tienden a presentar mayores volúmenes de materia blanca y gris en ciertas áreas de su cerebro. Dicho así suena extraño, pero estas diferencias anatómicas observadas en los jóvenes, están a asociadas directamente con efectos beneficiosos sobre la función cognitiva. Para realizar el estudio se realizó con una muestra de 253 escolares del proyecto BREATHE en Barcelona. Para analizar la exposición a lo largo de la vida a los citados espacios verdes se empleó imágenes vía satélite de todas las direcciones de los participantes desde su nacimiento hasta el momento del estudio.
Por otro lado la anatomía del cerebro se examinó a través de imágenes por resonancia magnética tridimensional (IRM) de alta resolución. Para estudiar la función cognitiva, es decir, la memoria de trabajo y la falta de atención se emplearon tests informatizados, cuyos resultados se cruzaron después con las zonas donde habían residido los niños y los resultados sobre la anatomía de su cerebro. Los resultados obtenidos sugieren que la exposición a espacios verdes de manera temprana en la vida podría resultar en cambios estructurales beneficiosos en el cerebro, según el Dr. Payam Dadvand, investigador de ISGlobal y autor principal del estudio. Los datos obtenidos demostraron que la exposición prolongada a espacios naturales se asociaba positivamente con el volumen de materia blanca y gris en algunas partes del cerebro, pero además, los resultados de los niños con estos mejores resultados coincidieron parcialmente con los resultados asociados en las pruebas cognitivas con puntuaciones más altas, una mejor memoria de trabajo y una menor falta de atención, resultados positivos que se encuentran entre las funciones cognitivas más importantes. Por tanto los directores de la investigación consideran el contacto con la naturaleza como un elemento esencial para el desarrollo del cerebro en los primeros años de nuestra vida. Lo cierto es que no es el primer trabajo que afirma estas teorías, otro estudio previo del proyecto BREATHE realizado con 2.593 escolares de entre 7 y 10 años, realizado a lo largo de 12 meses mostró que los centros con un mayor número espacios verdes tuvieron un mayor incremento en la memoria de trabajo y mayor reducción en la falta de atención que aquellos que asistían a colegios con menos naturaleza. A partir de este punto podemos hablar de la hipótesis de la biofilia, la cual plantea que existe un vínculo evolutivo de los humanos con la naturaleza. Según esta hipótesis los espacios verdes proporcionan a los niños oportunidades de restauración psicológica y estimulan ejercicios importantes como el descubrimiento, la creatividad y la asunción de riesgos, lo que a su vez se cree que influye positivamente en diferentes aspectos del desarrollo del cerebro. Por otro lado y enlazando con el estudio realizado en China que antes hemos comentado, las áreas verdes a menudo presentan niveles más bajos de contaminación que podrían corresponderse también en beneficios indirectos para el desarrollo del cerebro. Jesús Pujol, médico del servicio de Radiología del Hospital del Mar y coautor del estudio nos indica que los resultados también podrían proporcionar pistas sobre cómo tales cambios estructurales podrían ser la base de los efectos beneficiosos de la exposición a espacios verdes en el desarrollo cognitivo y conductual observado. Por su lado el investigador de ISGlobal y último autor del estudio, Jordi Sunyer incide en la importancia de este estudio como una nueva evidencia que nos ayude a reflexionar sobre la necesidad de transformar nuestras ciudades favoreciendo el crecimiento de espacios verdes por los beneficios observados. Aunque todos los autores coinciden en que se requieren más investigaciones para confirmar los resultados en otras poblaciones y condiciones, así como evaluar otros resultados cognitivos, neurológicos y examinar las diferencias según la naturaleza y la calidad de dichos espacios naturales, estos estudios vienen como mínimo a denunciar la necesidad de poner freno a un urbanismo descontrolado y contaminante que podría poner en riesgo el bienestar y la salud de las futuras generaciones. Rubén Luna S. Temas relacionados: Divulgación científica, Biomedicina, Rubén Luna S, Medicina. Reconocimientos y más información sobre la obra gráfica ADVERTENCIA: En este foro, no se admitirán por ninguna razón el lenguaje soez y las descalificaciones de ningún tipo. Se valorará ante todo la buena educación y el rigor sobre el tema a tratar, así que nos enorgullece reconocer que rechazaremos cualquier comentario fuera de lugar.
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