MODA Y SUPERVIVENCIA |
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Air Force Medical Service Una empresa británica está comercializando una caja de supervivencia ante el miedo de que los supermercados se queden sin abastecimiento. Pero nos tememos que tan solo es un negocio oportunista y poco tiene que ver con el sentido común y la prevención. Se trata de un kit embalado en una caja de cartón con 60 comidas liofilizadas, 48 porciones de carne, un filtro para agua y un gel para poder hacer fuego. Todo ello, al “módico” precio de 331 euros. El lote de productos se supone que se vende para paliar la posible escasez de alimentos. ¿Algo de esto tiene el menor sentido? A falta de unas semanas para que el Reino Unido salga de la Unión Europea y con las sonadas disputas en las islas para llegar a un plan de ruta negociado, una empresa está intentando hacer el agosto intentando vender a los británicos más preocupados por las consecuencias del Brexit un kit de supervivencia para ayudarles a frente a un posible desastre (o al menos esa es la idea que propugnan) y el empresario James Blake, responsable de esta maniobra, presume de ya haber vendido cientos de estos packs. El Brexit Box, que así ha sido bautizado, se supone que proporciona raciones de alimentos para 30 días embaladas en una sencilla caja de cartón a la venta por 295 libras (331 euros, una cantidad nada despreciable), Este paquete, ya de salida no parece regirse por criterios, digamos, muy técnicos, pues al parecer incluye 60 porciones de los platos liofilizados que se encuentran entre los favoritos de los británicos: chilli con carne, fajitas de pollo, pollo tikka, macarrones con queso o 48 porciones de carne seca, todo ello acompañado de un líquido inflamable para encender el fuego y un filtro de agua para permitir cocinar estos majares. Resulta difícil valorar el aporte nutricional del conjunto, pero lo que parece a simple vista es la lista de las raciones de comida basura rápida empaquetada que se pueden vender en cualquier supermercado británico. Brexit Box - BBC Así que si hablamos de supervivencia no parece a primera vista una dieta razona, aunque el problema detrás de esta clase de productos ya no es tanto su dudosa calidad o composición, todos somos libres de gastar nuestro dinero como queramos, si no la motivación en sí de su existencia, la comprensión real de las consecuencias del Brexit y la equívoca percepción de lo que significa supervivencia, razón de esta líneas. Un problema real de fondo Lo que no se puede negar es la existencia de un trasfondo real de crisis al no llegar a un acuerdo sobre la fórmula que regirá las relaciones comerciales entre el Reino Unido y la Unión Europea. Muchos minoristas y fabricantes han advertido frente a este posible futuro con una salida “dura” de la Unión Europea, pues la falta de acuerdo podría provocar una escasez de alimentos y medicamentos debido a los problemas legales, administrativos o de gestión en las líneas de suministro actuales que bloqueara momentáneamente el habitual sistema de suministro a través de puertos y aeropuertos de las islas. A finales del año pasado varias empresas ya advirtieron de que un Brexit duro, sin acuerdo con la UE, podría afectar al abastecimiento de comida, como así advirtieron por ejemplo la compañía de almacenaje en frío Wild Water que alertaban de las maniobras para acumular reservas de productos de algunos fabricantes que estaban dejando sin espacio sus instalaciones. Por su lado la compañía de ferris Stena alertaba a su vez de los problemas logísticos que iban a suceder con las lagunas legales a casusa de la falta de acuerdos. Esto no es lo único que ha aparecido a raíz de los desacuerdos, varios supuestos productos y “kits” de supervivencia más han aparecido en el mercado ante el Brexit y se han creado en la red varios grupos de discusión al respecto. Hace unos días, a raíz de los primeros rumores de desabastecimiento un portavoz del gobierno afirmó que "no había necesidad de acumular reservas de ninguno de los artículos que vienen dentro de la caja que se está comercializando.” Miedos colectivos y redes sociales Pese a todo, miles de personas se han unido a grupos de “Preppers", donde se asegura informar y analizar las "medidas prácticas que la gente debe hacer para la vida después del Brexit". En ellas sus miembros aseguran que van a acumular todo tipo de reservas ante la posible “debacle” desde alimentos y medicamentos hasta artículos de aseo personal y pañales, incluso tabaco (algo esencial para la preservación de la especie al parecer… o al menos de los nervios por malgastar tanto dinero y tiempo en tomar medidas inútiles sobre algo que no entendemos) Por cierto, ¿Saben que tienen en común la mayoría de estos grupos que podemos encontrar en las redes sociales? La promoción del miedo irracional y la venta de productos bastante inútiles en la práctica a precios nada económicos, incluso si llegasen a darse las condiciones que ellos mismos anticipan. (Al menos esa es la impresión que recibe cualquier lector ajeno a estos foros, no digamos ya un profesional del rescate o la seguridad) Los “productos oportunistas” alteran gravemente la percepción de las personas acerca de cómo enfrentar estas situaciones. El propio empresario justificaba su negocio con las siguientes palabras: "En este momento estamos en un proceso sobre el que nadie tiene control, no tenemos idea de lo que está sucediendo. Nuestro Gobierno no tiene idea de lo que está sucediendo, pero usted puede controlar lo que le sucede a usted al tomar el control… una de esas cosas es anticiparse y tener algo de comida". Siempre podemos decir algo a favor del Brexit Box: su la larga vida útil, este tipo de comida en caso de estar bien envasada y se guarda adecuadamente puede durar unos cuantos años y no se desperdicia. ¿Pero compensa el desembolso económico en una comida de dudoso valor nutricional para salvarnos del caos en caso de emergencia?. En situaciones particulares de desconfianza frente a un gobierno resulta razonable ignorar las garantías de este sobre que no habrá necesidad de almacenar alimentos u otros enseres a causa de situaciones excepcionales, el problema surge cuando la percepción de lo que debemos almacenar y las medidas a tomar se ven desfiguradas por esta clase de negocios oportunistas. La mayoría de las personas desconocen realmente que se necesita y como almacenarlo en caso de que pudieran suceder situaciones improbablemente catastróficas como las advertidas en el Brexit, así que estos productos y la sensación que dan lo empeoran. Symeon Vlassis El empresario James Blake, dueño de la empresa que lo comercializa declaró a la BBC: "Intentamos hacer una caja que le diera a la gente los productos básicos que necesitaría. Tener algo así, en realidad, ayuda a calmar un poco los miedos de una persona porque ya sabe que ha hecho algo para prepararse para lo que pueda venir. Solo te sirve para estar un poquito más preparado y tener ese poquito más de margen de maniobra en caso de que las cosas se pongan feas". Desgraciadamente la existencia de estos productos no elimina ningún miedo, más bien lo agrava, en cierta manera la posible comercialización de estos productos parte de la necesidad de que exista ese miedo y fomentarlo para vender el máximo posible, tanto si resulta una solución correcta o no. Quizás desde nuestro punto de vista esto no sea el problema más grave de la venta de semejante “Kit” si no la idea expresada por el empresario de “calmar ese miedo” gastándose 331 euros en una caja que a la hora de la verdad, en caso de desabastecimiento grave no iba a resolver nada y en caso de leve solamente serviría para alimentarnos de manera inapropiada durante 30 días con un aporte nutricional incorrecto fácilmente solucionable con una inversión previa y correcta de nuestros recursos económicos para paliar problemas de escasez temporal de alimentos. Sin embargo el Brexit Box parece más destinado a una compra compulsiva basada en el miedo y a nuestra predilección por cierto tipo de cocina rápida y apetitosa poco apropiada para una situación real de carestía dure lo dure ese periodo. Así que en caso de escuchar estas noticias tendemos a creer que podemos afrontarla con éxito guardando unas pocas bolsas de macarrones con queso deshidratados a precio de oro. Previsiones reales, medidas reales Las catástrofes son imprevisibles, sean las que sean, desde desastres naturales como terremotos, maremotos, inundaciones o nevadas hasta amenazadas de otro origen como es la guerra o una situación de desabastecimiento por causa mayor, así que resulta inteligente estar mínimamente prevenidos si comprendemos realmente lo que puede suceder, la probabilidad de que ocurra, diferenciando las características intrínsecas de un desastre particular. Por ejemplo, en el año 2016 el gobierno alemán se actualizó con un nuevo plan de defensa civil instando a los ciudadanos a hacer acopio de agua y víveres para entre 5 y 10 días, pero no solo eso y aquí está la gran diferencia, los recurso disponibles se tenían que emplear en el acopio de ciertos medicamentos, utensilios, medios energéticos y reservar cierta cantidad de dinero en efectivo. Dada la tradición alemana por la precisión, las órdenes del Gobierno alemán recomendaban cantidades concretas, la Oficina de Protección del Ciudadano y de Ayuda en Catástrofes aconsejaba 5 kilos de pan, pasta y patatas; 3,5 kilos de harina y fruta en conserva; decenas de huevos, 2 kilos de pescado en conserva y carne y 28 litros de agua. ¿A qué se debía esta sugerencia? ¿Había una catástrofe en ciernes sobre Alemania? No, sencillamente era una maniobra de comunicación bien estudiada frente a las habituales en conspiraciones, rumores y teorías de todo tipo, así que en resumen, lo que el Gobierno alemán les decía a sus ciudadanos era que se prepararan para una catástrofe, la que fuese empleando la lógica. El almacenamiento racional de alimentos para situaciones de emergencia dista mucho de las ideas que se desprenden de estas propuestas oportunistas. Imagen: simplyoffgrid ¿Por qué? Si no ocurría nada real por delante ¿Qué sentido tenía? Por un lado resulta un mecanismo político eficaz para combatir críticas de falta de previsión sin demasiado esfuerzo, por otro lado un comunicado racional de medidas tiende a que las personas analicen sus temores a través del empleo de medidas lógicas y por último desde un punto de vista de la seguridad civil siempre resulta beneficioso que las personas sean capaces de sobrevivir por su cuenta unos días después de una emergencia, racionalizando la gestión de los recursos de emergencia en caso de desastre y facilitando las actuaciones realmente prioritarias. Planificación responsable, el desabastecimiento puede ser un problema grave asociado a una cadena de acontecimientos El principio básico de la economía de emergencia radica en emplear los recursos económicos a nuestro alcance para hacer una acopio máximo de los diferentes enseres que pudiéramos necesitar y almacenarlos de manera muy accesible pero segura (no empezar por gastar una elevada suma en una ínfima cantidad de alimentos como la que ofrece este paquete, más destinado a la comodidad en una salida de acampada que a nutrirnos adecuadamente si llegan problemas tan serios como para tener que echar mano a unas reservas de verdadera emergencia. Está claro que la comida y al agua son básicos. Pero primero siempre es el agua, embotellada y almacenar al menos tres litros diarios de agua por persona al día. La comida debe intentar ser una mezcla de alimentos enlatados, mezclas secas y otros productos básicos que no requieran refrigeración, cocción, agua o preparación especial, pero debemos procurar en previsión de verdadera escasez maximizar el aprovechamiento de nuestro dinero que garantice alargar al máximo las posibilidades de alimentarnos apropiadamente. La mitad de nuestro almacén debe estar compuesto por carbohidratos, eso significa que no pueden faltar ni la pasta, el arroz ni los cereales. Así que en caso de emergencia por des-aprovisionamiento lo lógico resulta comprar paquetes de gran tamaño, mucho más económicos y fácilmente almacenables con la posibilidad sencilla de “protegerlos” en previsión de periodos prolongados en tarros o bolsas selladas, reemplazándolos cada cierto tiempo por otros más recientes, pudiéndolos cocinar tranquilamente antes de las fechas de caducidad. Las proteínas deben suponer un 25 % del alimento y las conservas en sus múltiples variedades de lata y tarro resultan una opción lógica compradas atendiendo a un reparto racional de sus características nutricionales y al igual que con los carbohidratos podemos realizar ciclos de “reemplazo” que pueden ser mucho más prolongados, además de ser un buen truco para resolver emergencias “momentáneas” de otro tipo como invitados inesperados o “despistes” a la hora de no mirar revisar correctamente la lista de la compra cuando estamos en el supermercado. . Gran parte del coste que pagamos en los alimentos liofilizados y en otros tipos de procedimiento para atmosfera protectora o al vacio radica precisamente en el propio envasado y el valor del embase, destinando una escasa parte de nuestra compra a pagar el propio contenido. Si estamos buscando productos que nos mantengan a salvo en caso de una auténtica emergencia debe primar sacar el máximo provecho de nuestro dinero a la hora de llenar el almacén particular y garantizar en lo posible la variedad nutricional intentando el acopio de productos variados, pues en caso de desabastecimiento la falta de fruta, verdura o pescado fresco, esencial para complementar los nutrientes esenciales y sobrevivir largos períodos de tiempo se convierte en un serio problema Tampoco debemos olvidar, los utensilios para cocinar y el combustible con el que hacerlo son también esenciales, así como un abridor para las latas, una navaja multiusos y productos para potabilizar el agua. Del mismo modo no debemos olvidar priorizar los medicamentos para emergencias y un buen botiquín general, pilas y linternas, mascarillas, ropa, combustible, hasta un silbato o dinero en efectivo. Una falta de suministros grave hasta este punto en un país desarrollado podría implicar una crisis sanitaria y disturbios de consecuencias impredecibles donde estos paquetes poco o nada paliarían el problema. Cuando comienza una crisis que produce un desabastecimiento alimentario grave como para que lleguemos al punto de tener que dar cuenta de alimentos de “supervivencia”, significa que las infraestructuras de un estado moderno y avanzado han colapsado incapaces de poder gestionar una situación tan grave y básica como alimentar a la población. Acostumbrados a una alta “especialización” en nuestra forma de vida moderna en países muy desarrollados socialmente, la ruptura brusca del abastecimiento significaría como ya hemos dicho, no solo el suministro de alimentos, sino de muchos bienes esenciales, comenzando por los medicamentos, productos fito sanitarios o todo tipo de material y materias primas para las industria. Así que supondría la caída de muchos servicios que vertebran nuestra sociedad, impidiendo el normal funcionamiento de la cadena productiva o el funcionamiento de muchas estructuras del estado creando un problema irresoluble para el desarrollo de la actividad de muchas personas, empresas e instituciones. En caso de una situación tan delicada la cadena de acontecimientos y reacciones es impredecible, además hablando de uno de los países más avanzados del mundo, llegar a una ruptura semejante de los servicios implicaría problemas los consecuentes problemas sanitarios y de seguridad que irían acompañados de revueltas y la detención de servicios elementales. Podría producirse un parón en los servicios de transporte, suministro de agua potable, combustible en las gasolineras, electricidad, servicio de recogida y procesado de basuras etc. que serian consecuencias lógicas de haber llegado a un punto tan grave como para tener que echar mano de paquetes de comida liofilizada con un descompensado aporte nutricional y una duración de 20 años dentro de una caja. Ashley Basil Es difícil imaginar otra situación donde tener que recurrir a alimentos de este tipo, pero de producirse, significa que hablamos de una crisis de dimensiones elevadas que no se podría resolver en 15 ni 30 días y que obligaría al acúmulo de reservas por procedimientos más racionales, rentabilizando al máximo nuestro dinero con sistemas de almacenamiento más lógico y reservando parte de este dinero para otros elementos como los mencionados. Miedo, dinero y percepción Por desgracia estos “productos oportunistas” alteran gravemente la percepción de las personas acerca de cómo enfrentar situaciones de este tipo, con productos que no resuelven ni mínimamente un problema real y nos impiden ver la verdadera gravedad que supone una situación de crisis con todas sus trágicas consecuencias o la manera real de afrontarla. Esperemos al menos que todos estos acontecimientos lleven a una seria reflexión acerca de cómo a veces somos manipulados, apoyando decisiones bruscas, alocadas y pasionales, sin conocer los intereses particulares ocultos de algunos instigadores y que nos pueden conducir a situaciones incontrolables que se precipiten como un castillo de naipes que no se arreglan con unos chilis con carne deshidratados a precio de oro. Por suerte lo más probable, es que este desastroso desenlace solo ocurra en las mentes de algunos británicos, manipuladas por una herramienta tan poderosa como es el miedo. El mismo con el que se llego a esta situación de Brexit, donde el individualismo, la falta de diálogo y honestidad podría conducirnos con el tiempo a una nueva fragmentación Europea donde el olvido de nuestra historia nos llevará a repetirla. Te puede interesar: Miguel Cabrera S
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