El debate del cambio de hora invierno y verano o adaptarse a un nuevo huso horario para mejorar nuestra calidad de vida nos acompaña desde hace años, de nuevo este verano presentó su intención de proponer la derogación del cambio de hora estacional coordinado en la Unión Europea.
Vamos a analizarlo en profundidad, porque, aunque se ha hablado mucho de ello en los últimos días, desafortunadamente es un problema con muchas aristas que podría beneficiar nuestro bienestar e incluso nuestra productividad, pero solo con profundos cambios en la sociedad.
Aquí radica el escollo, nadie niega los problemas que supone el cambio de hora, sobre todo en invierno, pero si queremos obtener beneficios para esto deberíamos abordar serios cambios en muchos aspectos de crucial importancia para la sostenibilidad y la adecuación técnica. Pensemos que el origen de los horarios actuales se basaba precisamente en la necesidad de facilitar la comprensión y uso de los horarios de llegada de los ferrocarriles, ya era necesario tener la misma hora en todo un territorio para no volverse locos por las horas de las salidas y llegadas de trenes. Personalmente estoy a favor de acabar con el cambio de hora, pero nunca en los términos actuales y siendo consciente del problema que supone, aunque jamás imaginé que tendría que hablar sobre el tratamiento irresponsable y sin conocimiento que hacemos del problema, pues para afrontar esta medida sin mayores perjuicios que beneficios deberíamos tener en cuenta los problemas que supone y muchas veces no conocemos. Dame una encuesta, dame una mentira La actual decisión la Comisión Europea se presenta después de una encuesta virtual donde 4,6 millones de ciudadanos votaron mayoritariamente por eliminar el cambio de hora. Por cierto, el diario alemán Westfalenpost, afirmó hace unos días que unos tres millones de participantes procedían de ese país. No parece un buen comienzo estadístico a mí entender, pero no nos detengamos en lo superficial. En el proceso la mayoría de los votantes fueron alemanes, austríacos, luxemburgueses y fineses, curiosamente en los lugares más cálidos donde siempre protestamos cuando en invierno es de noche a las seis de la tarde, la participación resultó mucho más pequeña, eso sí, los resultados afirmaron que en España también un 93% de los participantes deseaban mantener un horario fijo todo el año. Para empezar esta encuesta se ha vendido en los medios de comunicación como que el 93% de los españoles y el 84% de los europeos quieren abolir el cambio de hora y eso es rotundamente falso. No negaremos que un alto porcentaje de población desea fijar la hora, pero ni de lejos disponemos de una apreciación tan exacta, es pura matemática básica.
Fuente: Comisión Europea / El País
Es cierto que la Unión Europea, a través de su página web, realizó una consulta y que ha tenido una participación enorme en comparación con cualquier otra que hayan realizado previamente, con 4,6 millones de personas, aunque si tomamos el total de la población europea, para empezar no es tanto. Hablamos de menos del 1% de la población total, los cuales además no fueron seleccionados a través de un procedimiento estadístico mínimo, que garantizase la representación adecuada de toda la población europea. Por el contrario la decisión de participar fue autónoma y parcial, siguiendo un proceso que desvirtúa completamente el resultado, verán, las personas que por diversas razones tuvieron noticias de la consulta en algún lugar y decidieron participar, haciendo frente a la molestia de dedicar un tiempo a realizar todo el proceso de voto estaban especialmente motivadas, así que eran personas que tenían de antemano una idea clara y activa sobre el tema, más concretamente en la dirección de fijar la hora de manera inamovible. Decidir que ese grupo de personas representan al total de la población europea es sencillamente ilógico, pongamos un ejemplo tradicional en política: los partidos radicales suelen contar con pocos miembros, pero muy activos y motivados que les lleva a realizar muchas acciones en las calles o en los medios de comunicación con el objeto de aumentar su visibilidad. ¿Qué creen que ocurriría si la Comisión Europea realizara una encuesta abierta y poco publicitada como esta sobre “aumentar un 8% los fondos comunitarios para la visibilidad de los pequeños partidos radicales”? - Correcto, el sí probablemente ganaría al no pese a que resulta obvio que muchos ciudadanos estarían en desacuerdo, incluso si tan solo obtuvieran el 30% o 35% de los resultados, sería una barbaridad decir que el “35% de los ciudadanos Europeos están a favor de que los partidos de ultraderecha y ultraizquierda reciban un incremento en las ayudas económicas del estado”. Pues sencillamente nos lo han vendido así. El resultado de la estrambótica encuesta que he propuesto tan solo sería una visión parcial causada en gran parte por la motivación de sus seguidores, pero en el caso que nos atañe casi nadie cuestiona los resultados con seriedad e imparcialidad. Pero en vista de estas cifras tan “claras”, la Comisión anunciaba la proposición a los gobiernos de dejar de hacer el cambio de hora anual a partir del 2020, aunque me temo que ese sector de la población no es realmente representativo de la población en su conjunto. Hablamos únicamente de un grupo de ciudadanos europeos muy bien informados e interesados, con facilidades para el acceso a Internet y al igual que mi supuesto grupo de ciudadanos radicales, muy motivados para actuar sobre el tema en cuestión del cambio de hora. Se han realizado acusaciones sobre las garantías que ofrece este método de votación electrónica para evitar el fraude, aunque no lo veo significativo y no entraré en ello, porque tan solo reafirmaría las conclusiones.
El objetivo del cambio horario pretendía permitir que aprovechásemos más la luz solar sobre todo a primeras horas de la mañana, porque al atrasar el reloj disfrutamos de una mayor luz solar en estos momentos, lo que implica directamente perder horas de luz por la tarde..
Para comprobar si hay tal ahorro de energía el ingeniero industrial Carlos Illueca analizó los datos ofrecidos por el Operador del Mercado y comparó los volúmenes de energía del mercado para días antes y después del cambio de hora en el año 2015. El gráfico superior muestra el volumen de energía del mercado para el lunes 19 de Octubre, el lunes justamente anterior al cambio de horario. Como podemos comprobar, la energía total gestionada por el mercado ibérico fue de 615.693 MWh aproximadamente, ahora comprobemos este mismo dato para el primer lunes tras el cambio de hora –gráfico inferior- (comparamos dos lunes dado que entendemos que no sería de lógico comparar otro día debido a que la demanda no sería similar). Sorpresa, el lunes 26 de Octubre, tras el cambio de hora, el total de energía gestionada en el mercado fue de 612.680 MWh aproximadamente, esto nos dice que la diferencia entre antes y después del cambio de hora es de 3 GWh (un “ahorro” del 0,005%). La escasa diferencia de consumo entre los dos días podría incitarnos a pensar que el cambio de hora no sirve para ahorrar energía, ya que 3 GWh sobre 615 totales apenas representa un 0,005% de ahorro, sin embargo, tenemos que tener en cuenta que en este volumen de energía incluye contratos bilaterales que no necesariamente representan energía consumida en el día, además de que no podemos asegurar que el consumo del día 26 hubiera sido el mismo si no hubiera cambiado la hora. Esto es bastante sencillo de entender, dado que el día 26 de Octubre la hora ya había sido cambiada, no tenemos posibilidad de saber que volumen de energía se hubiera manejado en caso de que la hora no hubiera sido cambiada. Y realmente solo podríamos afirmar que el cambio de hora no sirve (empíricamente hablando), comparando el mismo día con y sin cambio de hora (lo que viene a ser virtualmente imposible de realizar). Carlos Illueca / Grebus Por tanto aunque hayan participado 4,6 millones de ciudadanos, no creo que refleje ni de lejos una cifra aproximada a una encuesta tradicional, con una muestra aleatoria de al menos 100.000 o 150.000 personas, donde los ciudadanos seleccionados contestan sin una autodecisión previa para participar en una cuestación donde ya saben de qué trata el asunto y les interesa de manera especial. Pero claro, una encuesta seria de semejantes dimensiones cuesta mucho dinero y trabajo, aunque los resultados sean más concluyentes (y eso contando lo que ya sabemos todos sobre la precisión de las encuestas bien elaboradas). Así que esto sí que se podría considerar a todas luces una observación más que insuficiente para tomar una decisión de esta envergadura. Una cuestión estacional para mitigar la variación anual del ciclo solar y ahorrar energía. Existen razones de peso para mantener el cambio horario ya que la tierra no es una esfera perfecta que esté con su eje de rotación perfectamente alineado con el eje de la órbita. Esto provoca que la diferencia entre el día y la noche durante el año sea muchísima. El cambio busca establecer un uso racional del tiempo y los horarios respecto a estos cambios, así el cambio estacional de hora es algo de lo más lógico y científico, como ya se ha planteado durante años en informes previos que se habían realizado tanto en el seno de la UE como en muchos países desde mediados del siglo XX. La sincronización horaria por motivos prácticos de comunicación y técnicos por diversas naciones se intenta desde hace más un siglo y se consolidan por fin coincidiendo con los cambios a los que conduce la II Guerra Mundial, aunque los esfuerzos datan de mucho tiempo atrás considerándose la adopción del Meridiano de Greenwich en el año 1884 con el objeto de reemplazar los numerosos existentes, el inicio real de esta normalización. Esto facilitó la adopción del día universal en todos los países, que comienza a la medianoche, hora solar en Greenwich y tiene una duración de 24 horas, así como la adopción también del inicio a medianoche para los días náuticos y astronómicos, lo cual supuso una simplificación notable de la complejidad y confusión desmedida que provoca una infinidad de errores, problemas y conflictos ya a finales del siglo XIX en plena Revolución Industrial, tanto en el comercio, la comunicación o en muchas investigaciones donde la medida del tiempo según la localización era un dato relevante. España tomó su huso horario actual al finalizar la Guerra Civil tomando el mismo que Alemania, pero no por los motivos que muchos imaginan, a su vez durante la contienda Europea y otras naciones como Reino Unido o Francia sincronizaron sus relojes con el objetivo de coordinar mejores tácticas, operaciones, logística o ahorrar energía en tiempos de falta de recursos esenciales Al acabar la guerra como ya explicaré Francia y España prefirieron mantener el horario Alemán, mientras que Reino Unido volvió al natural para su meridiano, conscientes de las ventajas que suponía el ahorro energético que se pudo comprobar durante la guerra y la sincronicidad para comercio y comunicaciones. Con gran parte de las infraestructuras destruidas, la energía era un punto clave para la reconstrucción de Europa y ahorrar cada segundo de luz no era una broma.
Problemas técnicos sí, pero no tantos
La tecnología ha resuelto el ajuste de los relojes hace mucho tiempo, prácticamente todos los sistemas digitales mínimamente decentes tienen la capacidad autónoma para actualizar la hora y se informa hasta la saciedad en los medios de comunicación. A nivel de empresas, jornadas y contabilidad que el cambio se realice en domingo simplifica mucho el problema, pero donde verdaderamente podría surgir un conflicto, como puede ser los sistemas electrónicos automatizados, sobre todo de medición y los programados para realizar tareas en horas determinas, como acabo de decir, la programación correspondiente solventó el problema hace años. Existen conflictos puntuales en ciertos mercados especulativos como es en el mercado eléctrico, donde el cambio de hora tiene una incidencia muy importante dos días al año: Son claro, los días que coinciden con el cambio de hora tanto en marzo como en octubre, es lo que en el mercado se conoce en octubre como la H25 (hora 25), donde se tiene que comprar y vender energía durante una hora más, al retrasarse el reloj una hora o al revés en marzo. Esto transforma el mercado en un caos dado que funciona hora a hora, mezclándose las medidas, las liquidaciones, las ofertas o los resultados en un día donde todo cambia. Por ejemplo, si un trader necesita comprar o vender energía con otro país, ese día de octubre lo tiene más complicado, porque a lo mejor en ese país están trabajando con las 24 horas y en el “pool” se está con las 25 horas. A la hora de realizar ofertas en el mercado para comprar o vender, si se automatizan hay que tener en cuenta estos días que tienen una hora menos y una hora más, lo cual supone una complicación tremenda para procesar los datos. Puede que parezca un gran problema, pero solo tiene una vigencia de dos días y hasta la fecha no ha supuesto ningún desastre medianamente serio ¿Conocen alguna empresa eléctrica con pérdidas? Bromas aparte, es un buen ejemplo de la clase de problemas técnicos que pueden surgir, pero por suerte la tecnología, gracias a la programación y un uso racional de la gestión de la información horaria puede resolverlos sin mayor problema que un poco de esfuerzo preventivo. Realmente la variación horaria, presenta infinidad de “pequeños” problemas técnicos con los que vivimos sin ser conscientes de ello y que muchas veces olvidan todos aquellos que alegan al cambio horario todos los males del mundo: Por ejemplo, existe una diferencia angular de 5,3 segundos entre el meridiano de Greenwich y el meridiano de referencia utilizado por el sistema GPS WGS84 ¿Quién de nosotros no usa el GPS cuando no encontramos una calle o la salida correcta de la carretera? La historia viene de lejos, a causa del procedimiento utilizado para la puesta en marcha del primer Sistema de Posicionamiento Global por satélite en el año 1958, que empleaba como referencia para el nuevo sistema las coordenadas en el sistema NAD27 de la estación de observación de satélites. Como consecuencia de la mayor precisión del nuevo sistema, se encontraron errores de medición en los sistemas tradicionales que obligaron al desplazamiento del Meridiano 0º del Sistema GPS, quedando situado unos 102 metros al este del meridiano de Greenwich.
La causa fue la corrección de diversos errores de concordancia entre los sistemas cartográficos europeos y norteamericanos que no se habían podido apreciar hasta ese momento con los métodos de medición tradicional, mucho menos precisa, así que cuando se comprobó esta diferencia en el año 1969, sencillamente se descartó la posibilidad de reajustar desde cero todo el sistema GPS para eliminar este desfase y con ello vivimos desde entonces, lo cual lleva a constantes correcciones que afectan al tiempo y las posición, pero no existe ningún problema, ni causa que el navegador nos haga girar 100 metros antes ni 20 segundos después, tampoco que las coordenadas GPS indiquen que en vez de estar en tierra firme si las trasladamos a un mapa, estemos cayendo por un acantilado, no, en absoluto, sencillamente la información se procesa y ajusta todo el tiempo con una precisión mil veces superior o un reajuste horario.
Igualmente pasa con los sistemas de navegación aérea o marítima, donde los cambios de posición y hora son constantes en miles de aviones y barcos desplazándose por todo el planeta y que se adecuan automáticamente a cualquier cambio, gracias a la adopción de toda una serie de protocolos basados en las referencias acordadas internacionalmente que permiten la comunicación mundial todos los días y sin el menor problema. Principal motivo: ahorro energético ¿Realmente es así? El motivo que comúnmente más se ha relacionado con el cambio de hora es el del ahorro energético, aunque no está del todo claro hoy en día. Realmente el asunto no se tomo muy en serio hasta 1973, con la llegada de la crisis del petróleo, supuso un terremoto tanto energético como social y político que transformaría el mundo como una Guerra Mundial, que obligó a la mayoría de los países que hoy conforman la Unión Europea e incluso al entonces todopoderoso Estados Unidos a implantar los cambios de hora. El resultado deseado consistía en ahorrar el máximo de energía sin más consideraciones, algo que parece funcionó durante un tiempo, pero actualmente los informes solo indican un ahorro entre un 0,5 y un 2% y muchos cuestionan si realmente los descensos de productividad que se supone causa al final representan un verdadero ahorro. Para enturbiar más el tema, durante estos años no se ha podido evitar que la polémica cuestione si España está en el huso horario más lógico, ya que, por distribución en el mapa, el meridiano de Greenwich el mismo que marca la hora en Reino Unido o Portugal da la sensación de ser el más lógico. Pero España es un País con una extensión enorme que hace a la práctica imposible que una sola hora fuese la más lógica para todo el territorio. Por ejemplo, debido a su situación geográfica en Las Islas Baleares amanece y se pone el sol una hora antes que en Galicia, donde en verano ya pasadas las 10 de la noche todavía hay luz solar, que sumado a nuestro uso horario, por el intento de sincronicidad en toda Europa que se implantó a partir del fin de la II Guerra Mundial, hace tengamos la misma hora que los países centrales europeos, también adaptados a este huso. Si lo pensamos bien, es obvio que hay más gente levantada a las 7 de la tarde que a las 7 de la mañana, así que es lógico pensar que queramos que haya más luz del sol cuando más gente haya activa, pero el problema radica en que estamos regidos por unos ritmos circadianos a los cuales cambiar de golpe una hora les afecta y sin embargo los horarios laborales, de tiendas o nuestras costumbres permanecen inalterables todo el año afectando seriamente a nuestro organismo imposibilitando que nuestro reloj biológico se adapte al mismo tiempo tanto a nuestro horario conceptual, marcado por los relojes o la posición solar según la hora en la que amanece o la estación del año. El problema viene de si realmente se ahorra energía en cuestión de iluminación y las cifras son confusas, ya que si lo importante es permitir que los ciudadanos puedan gozar de luz solar en sus momentos de actividad y ocio, para ahorrar energía, la teoría se rompe en mil pedazos, puesto que la mayor parte del gasto en iluminación superfluo o prescindible resulta de un uso irracional y derrochador asociado con una sobre iluminación inútil, ¿Quién no ha escuchado alguna vez el chiste de la inútil iluminación navideña cuando exigen el cambio horario? Es una broma, pero recoge la esencia de una sociedad contradictoria e irresponsable frente al consumo responsable.
En esencia hablamos de gasto energético sostenible, lo cual sería mucho más sencillo de solucionar prohibiendo y regulando con responsabilidad y valentía la sobre iluminación, pero es un tema muy delicado en el que nadie entra por cuestiones que todos conocemos y que llevarían este reportaje a un agrio debate político completamente superado.
Nadie quiere perder una venta navideña, un cliente, un turista en su ciudad o tener las calles de su urbanización menos iluminadas que las del vecino. Así que intentar resolver esto sin autocrítica es inútil. Por otro lado la actividad matinal se vería entorpecida en invierno, ya que algunos puntos peninsulares más distantes verían amanecer en torno a las 9 o 10 de la mañana en algunos momentos del invierno lo cual parece también ilógico, por poner un ejemplo de un sistema de horarios fijo. Por tanto si la adecuación de los horarios laborales al ciclo solar nunca se ha racionalizado con sentido común ¿Qué nos hace pensar que ahora sí? ¿Los cambios horarios dañan nuestra calidad de vida? Ritmos circadianos y efectos perniciosos para la salud Como he dicho antes, la Academia sueca otorgó en 2017 el Premio Nobel de Fisiología o Medicina a Jeffrey C. Hall (Brandeis University), Michael Rosbash (Brandeis University) y Michael W. Young (Rockefeller University) por sus investigaciones sobre los mecanismos moleculares que regulan los ritmos circadianos. Estos ritmos son auténticos relojes biológicos destinados a adaptar la fisiología de la mayoría de los seres vivos a las diferentes variaciones de la luz y la temperatura que suceden entre el día y la noche y a su vez a largo de las estaciones. Actualmente sabemos que estos regulan, por ejemplo, la presión sanguínea los patrones de sueño, el metabolismo, la temperatura corporal o los niveles hormonales. Los estudios han demostrado que un desajuste grave y permanente en el tiempo entre nuestras pautas de vida y este reloj biológico produce un aumento del riesgo de diversas enfermedades. Incluyendo el cáncer, las enfermedades neurodegenerativas, los trastornos metabólicos y la inflamación. Los estudios realizados por los investigadores premiados descifraron en parte los mecanismos moleculares que regulan los ritmos circadianos revelando una nueva comprensión oculta hasta ahora sobre cómo los organismos se anticipan y adaptan a las señales que nos indican el ciclo diurno y nocturno o las estaciones, con sus condiciones climáticas. Para sus investigaciones los científicos premiados utilizaron la mosca de la fruta, conocida como Drosophila melanogaster, logrando aislar un gen que controla el ritmo biológico normal en esta especie, demostrando que esta secuencia genética codifica una proteína que se acumula en las células durante la noche y que posteriormente se degrada durante el día. Más tarde los investigadores identificaron nuevas proteínas involucradas en los mecanismos moleculares que regulan los ritmos circadianos, explicado también por qué los hongos, las plantas, los animales y los seres humanos adaptan sus funciones biológicas según sea de día o de noche. Con el Nobel en 2017 a estos estudios en el fondo se daba la confirmación científica a una creencia asumida por casi todos y muy pocas veces llevada a la práctica por los estados.
Cuando la Comisión anunció el pasado 5 de julio la puesta en marcha de una consulta pública en línea que terminó el pasado 16 de agosto con el fin de que la ciudadanía pudiera pronunciarse sobre la continuidad del cambio horario, la razón alegada era evaluar una posible modificación de la normativa comunitaria, pero la razón es confusa si bien en la resolución se insta a la Comisión a que “reevalúe las consecuencias para la salud”, además, el portavoz comunitario Margaritis Schinas dijo que no existen pruebas científicas concluyentes pero recalcó que sí hay indicios que apuntan al efecto pernicioso de este sistema, armonizado a nivel europeo desde 2001.
Personalmente el horario de invierno caminando de noche a las 6 de la tarde me parece deprimente y afecta a mi actividad, productividad o incluso muchas veces mi estado de ánimo. Esto es algo común en lo que coincidirán muchas personas. Es real, aunque no se debe tanto al cambio de hora, si no a una irresponsable adecuación de los horarios tanto laborales como vitales, que nunca han tenido en cuenta los ritmos circadianos. (Pensemos en las guardias médicas de 24h seguidas) Es muy difícil conseguir normas racionales para regular con efectividad los horarios de bares, centros comerciales o la propia televisión, pero los horarios de nuestra vida se rigen por los horarios de los lugares donde vamos o como interactuamos y a qué horas, con el resto del mundo. Así que antes de lanzar toda la culpa a una hora más o menos, mirémoslo de una manera más racional y amplia teniendo en cuenta como hemos pasado históricamente del razonamiento lógico y ahora también basado en la evidencia científica: Aunque según la encuesta y la realidad en la que yo misma me puedo encontrar, parece indicar que la mayoría de los europeos están de acuerdo en que se suprima el cambio de hora porque resulta incómodo. - Si científicamente es mejor mantener los cambios de hora, ¿Por qué se rechazan? ¿Obviamos la importancia de los factores psicológicos y las consecuencias para nuestra salud? ¿Nos preocupa realmente nuestra calidad de vida o nos acogemos tan solo a excusas fáciles para olvidar un problema de fondo que exigiría racionalizar la jornada laboral y la vida social obligando por ley a adecuar unos horarios menos “deprimentes”? ¿Realmente esto es posible o tan solo es palabrería? Veamos la cuestión del uso horario con frialdad, durante años mucha gente afirma que cambiando el huso horario podemos cambiar la calidad de vida de las personas, pero esto no es así por pura lógica. Una vez que cambiamos el huso horario de un país, los ciudadanos comenzarán a readaptar su vida para estar en un equilibrio como en el uso previo –eso contando que además se regularían los horarios comerciales y laborales para adaptarse a los cambios de una manera racional, lo cual es mucho pedir mirando que actualmente no es así, sin necesidad de forzarlos por un cambio de uso-.
España está geográficamente, en el mismo huso que Portugal o Reino Unido
Si cambiamos el huso horario la gente sencillamente se verá forzada a ir paso a paso y con muchas molestias readaptando su modo de vida, para al final de una década más o menos acabar con una redistribución de horarios respecto al sol igual a la que tienen ahora. Si quieres que no haya conclusiones, haz un comité de expertos El presidente del Gobierno, anunció en la frontera de agosto que el Gobierno daría luz verde a un Comité de Expertos para evaluar la posición de España respecto al cambio de hora que quiere impulsar la Comisión Europea. Como si después de más de medio siglo el tema no estuviera claro, se le da a este comité la misión de "saber exactamente qué conviene en términos de productividad, de calidad de vida, de bienestar social y de ahorro energético". El problema una vez más queda erróneamente fijado con las palabras porque la productividad, la calidad de vida, el bienestar social y el ahorro energético dependen de factores muy diferentes, el cambio horario tan solo es el delator de problemas de responsabilidad energética y adecuación de horarios más racionales. Pedro Sánchez nos anunciaba durante una rueda de prensa en su visita a Costa Rica la creación de otro comité de esos que creamos cuando buscamos deslizarnos sobre la realidad con una buena maniobra política que impida coger el problema por la solapa. "Conocido ese posicionamiento, se trabarán complicidades con los actores económicos, políticos y sociales para tener el mayor consenso posible". ¿Qué tiene que ver el consenso con la lógica? A veces mezclamos la realidad con el deseo de agradar. Por supuesto el Presidente y su equipo asesor considera con buen criterio que es un tema importante y que debe trascender de "la voluntad política". Aunque lógicamente, como buen piloto en el escenario político, Sánchez evitó pronunciarse sobre si prefería seguir en el actual horario de verano de Europa Central o fijar para siempre el de invierno para España. La tontería Berlinesa Los países europeos pertenecen a tres husos horarios diferentes y España está en el mismo que Bruselas, aunque, en teoría por su posición geográfica, le correspondería el mismo que Reino Unido. ¿Seguro? Entonces, ¿Quién metió la pata?
En el siguiente mapa podemos ver que a pesar de que prácticamente todo el país debería tener el huso horario de Gran Bretaña, tenemos el mismo huso horario que países como Alemania o Suecia, que se encuentran mucho más al Este. Grebus
Existe todavía un mito respeto a las causas de nuestro huso horario: muchas personas creen que se cambió en la II Guerra Mundial, como parte de la estrategia bélica de nuestros aliados en Berlín. Sin embargo esto no es real ni mucho menos, para empezar, durante la Guerra Civil Española hubo alrededor de una docena de cambios horarios en ambos bandos. En el momento que Franco tomó los bastiones de Madrid, Barcelona y Valencia, su ejército usaba el horario de Reino Unido, mientas que la República ¡usaba el de Berlín! Al finalizar la Segunda Guerra Mundial Francia, que había cambiado el huso horario previamente, lo mantuvo por una razón geométrica sencilla: Cuando estamos en Invierno, la línea que separa el día de la noche (lo que técnicamente llamamos “terminador”), por la inclinación de la tierra va casi en paralelo con la orientación del eje europeo central, es decir España, Alemania o Francia. Así que si pudiéramos ver amanecer a la vez en toda Europa, esto significaría que en invierno, estaríamos amaneciendo más o menos a la vez en torno de 250 millones de europeos, lo cual tiene unas innegables ventajas, no solo locales si no para comunicaciones, viajes y negocios por ejemplo. Así que esta razón para igualar los horarios europeos basado en el planteamiento lógico que asocia el amanecer con el comienzo de la actividad, es lo que probablemente alentó a Francia y más países por aquel entonces para introducir el mismo huso horario en esa zona, así que España, la cual ya había hecho este cambio en el año 1940 no tenía razones lógicas para cambiarlo. ¡Pero que una buena pulla de tintes políticos no nos arruine la realidad! Por mucho que se diga el uso horario no es ningún problema por sí mismo. España técnicamente no tiene ningún tipo de problema con él, está perfectamente adaptada a su huso y lo que sucede ahora en la Unión Europea es una peligrosa hacía el absurdo que me recuerda al primer episodio de The Black Mirror donde la opinión pública reflejada en un “Like” puede acabar con el sentido común de un gobierno. Tan solo son convenciones, lo importante es racionalizar los horarios a los cambios necesarios El huso horario y los cambios de hora tan solo una serie de líneas divisorias y acuerdos puestos arbitrariamente los primeros por las condiciones históricas del poder en el Siglo XIX y que podrían ser cualesquiera otros, mientras que los segundos tan solo un camino para racionalizar las variaciones temporales según las estaciones, pero la clave radica en normas y leyes lógicas que permitan que la sociedad se adapte de una forma lógica con los ritmos vitales. Las convenciones de tiempo en sí mismo no son nada real, nos ayudan a pautar nuestra vida y medir eventos, nada más y por mucho que las cambiemos el sol seguirá saliendo y poniéndose independientemente del huso horario y si atrasamos o no la hora veinte veces. Podemos cambiar todo lo que queramos, pero eso no va a cambiar nuestros hábitos dañinos. Antes de tomar una decisión pregúntense qué sentido tiene aceptar que el horario prime-time nocturno finalice a las doce o la una de la madrugada, que la sesión de noche de un cine comience a las diez y media o más tarde, si tenemos que levantarnos a las 7 de la mañana. No nos auto engañemos, sin cambiar nuestros hábitos de vida y laborales todo esto no sirve para nada, tan solo es un guiño para mantener contenta a una población exhausta y desinformada que pide soluciones fáciles a problemas complejos y de fondo. Te puede interesar:
Autora: Laura López A
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