Ojeando las notas de prensa
Hoy analizamos los aceites refinados a raíz de los fraudes detectados por la OCU en el etiquetado del aceite de oliva virgen extra, el proceso de obtención de los aceites refinados y el verdadero peligro que estos conllevan.
Vivimos en una continua y salvaje competición de precios y productos donde damos por sentado un mínimo de veracidad en las propiedades, características y calidad de los productos que se nos venden a diario. Uno de los puntos más importantes y delicados es sin duda la alimentación, el bombardeo publicitario es masivo y la guerra de precios constante hasta el punto de sumirnos en la confusión. Si unos consejos básicos podemos dar desde aquí respecto a los aceites, es sencillo si eres una persona sana: No arriesgues con modas pasajeras (de tanto en tanto se nos anuncian aceites “milagrosos”, por ejemplo, no está demostrado al 100% desde un punto de vista sanitario los beneficios del aceite de Coco y hay especialistas en nutrición que denuncian su peligrosidad). Escapa de los aceites refinados que acaban con sus propiedades beneficiosas. Pero sobre todo, si de algo podemos presumir en la dieta mediterránea, es de contar con uno de los mejores aceites del mundo, sin duda uno de los que más poseen propiedades saludables que hayan podido demostrarse científicamente: “El aceite de oliva virgen” Consume un poco de este aceite al día, es necesario para nuestro organismo, pero sin pasarse: a ser posible en “crudo”, jamás lo eleves a altas temperaturas y desde luego huye de los fritos. Hay numerosos estudios, usar aceite de oliva en lugar de otros tipos de aceite incide en tener menos problemas cardiacos, niveles de colesterol menores, menor incidencia de artritis y cáncer o una presión arterial más baja. El aceite de oliva también estimula el crecimiento de los huesos y favorece la absorción del calcio y la mineralización. Las propiedades del aceite de oliva para la salud están asociadas con su alto contenido de grasas monoinsaturadas y polifenoles. Entre las grasas monoinsaturadas presentes en el aceite de oliva destaca el ácido oleico que hace subir los niveles del mal llamado colesterol bueno (HDL), que protege nuestras arterias al transportar el colesterol depositado en las arterias hacia el hígado para ser eliminado y así reducir los riesgos de trombosis arterial, infarto y apoplejías. La clave radica en que el ácido oleico logra este aumento del colesterol HDL sin aumentar los niveles del colesterol malo (LDL). Por otro lado están los polifenoles que son un grupo de sustancias antioxidantes que se encuentran, además de en el aceite de oliva, en algunos otros productos de origen vegetal como el té verde, la uva o el chocolate negro. Estos previenen varios tipos de cáncer, entre ellos los del esófago, estómago, colon, hígado o pulmón, mama, páncreas y piel. De igual manera nos protegen del daño causado por la oxidación y ayudan a la elasticidad de las arterias, lo cual reduce también el riesgo de problemas circulatorios y cardíacos. Cuidado con los refinados y las diferentes “grasas”, ¡Hay trampa! La publicidad tiende a “confundirte” con mucha inteligencia, verás: buscan asociar las propiedades de los aceites refinados con los que no lo son y eso es un grave problema, porque poco tienen que ver las propiedades del aceite de oliva refinado y un buen “oliva virgen extra” (y desde luego el precio). No hay ninguna duda hoy en día de lo bueno que es el aceite de oliva virgen, quizá no tengas ni idea de lo perjudiciales que pueden llegar a ser los aceites vegetales refinados y la baja calidad nutricional que aportan. Los aceites de palma, soja, girasol, o maíz están por todas las estanterías del supermercado y puede que los utilices para freír en casa sin la menor preocupación. Están en la bollería industrial en la margarina, en los platos precocinados y en la comida de la mayoría de locales que frecuentas como lo más normal del mundo. Durante un periodo de tiempo bastante extenso la industria alimentaria y cierto sector de la medicina y la nutrición demonizó las grasas animales y obvió otros hábitos saludables en la ecuación.
Había que evitar a toda costa, -incluso aunque estuviéramos sanos- los ácidos grasos saturados en la mantequilla, el queso o los huevos culpabilizándolos como los únicos responsables de las enfermedades cardiovasculares. Pero hoy en día sabemos que esto no es así y que la “ecuación” es mucho más compleja.
Pese a todo el mensaje caló en nuestras mentes y la industria alimentaria por diversas razones (sobre todo económicas) ha sustituido esas grasas animales por aceites vegetales refinados, que desde luego no son muy sanos. Frente a los 4.000 años que llevamos consumiendo aceite de oliva (ya había constancia en Siria por aquel entonces), los aceites refinados de semillas apenas tienen un siglo de historia por ejemplo y las consecuencias a largo plazo tan solo ahora es cuando comenzamos a comprenderlos. En su extracción se busca ante todo la rentabilidad y maximizar el volumen obtenido, así que se emplea un dañino proceso industrial en el que se aplica calor, presión y toda una serie de productos químicos, incluidos hasta ¡blanqueantes! El refinado de los alimentos (no solo el aceite de oliva) supone un proceso que cambia incluso la “concepción química” de dicho producto. La industria busca abastecer con la mayor cantidad de aceite de oliva posible el mercado y para conseguirlo, su composición se ve alterada para lograr que tenga una vida más larga, quitando algunas de las principales propiedades de este alimento y transformándolo en una especie de “mutación” que, desde luego, no tiene las mismas ventajas que el auténtico aceite de oliva virgen. Las consecuencias fatales para sus propiedades, son por ejemplo, un aceite con menos nutrientes y que se oxidan con mucha facilidad. La lista de “peros” es larguísima, para continuar podríamos recalcar que tienen demasiado Omega 6. Aunque los ácidos grasos poliinsaturados como el Omega 6 y Omega 3 son esenciales para nuestro organismo, en nuestra alimentación “saturamos” el organismo de Omega 6 y poco Omega 3. Debería existir una relación de 2:1 en nuestra dieta para que fuese saludable, pero en la sociedad actual es de aproximadamente 15-20:1, es decir: de 7 a 10 veces más que lo aconsejable. Un exceso de Omega 6 produce inflamación, empeora los problemas cardiovasculares y se le relaciona con el cáncer y enfermedades autoinmunes. Nuestra alimentación está descompensada a causa de exceso de cereales, sus harinas refinadas y los aceites vegetales que acompañan a casi cualquier cosa que encontramos “empaquetada” en un supermercado. Por el contrario, consumimos muy poco pescado, huevos o carne criada de una manera saludable. La falta de recursos económicos, tiempo y educación nutricional nos lleva a comprar esos baratos productos “industriales” que nos están tan deliciosos, accesibles y nos causan tanta adicción como los pasteles “empaquetados” o una pizza congelada. Un mito bastante extendido para excusar el uso de aceites refinados consiste en argumentar su capacidad superior de conservación, pero es otra mentira en la práctica: Se oxidan con mucha facilidad, (lo que comúnmente llamamos volverse rancios) y producen peróxidos, aldehídos y radicales libres que podrían inducir el estrés oxidativo en el organismo. Tendemos a creer que el aceite de oliva no es adecuado para cocinar porque se descompone más fácilmente, pero otra vez: ¡es falso! Los aceites refinados se descomponen mucho más al cocinar, hay muchas evidencias científicas que demuestran es así.
El aceite de oliva virgen básicamente no es más que el zumo de la aceituna y para obtenerse sólo se usan medios mecánicos para su extracción, nunca se deben modificar sus características una vez ha sido extraído. iloveaceite
La adición de grasas saturadas en el proceso de refinado de algunos aceites empeora la situación. La calidad, por supuesto, hay que pagarla pero este aceite refinado resulta mucho más barato y se nos vende como “saludable”. Sin embargo, las grasas ”trans” o grasas saturadas que incluyen muchos aceites refinados pueden suponer un riesgo evidente para nuestra salud en un consumo continuado. No es ningún secreto que aquellas personas que suelen tomar grasas trans y saturadas de manera continuada, sumado al sedentarismo y el tabaco disparan las estadísticas de los problemas como la arteriosclerosis, los infartos de miocardio o las embolias. Términos destinados a confundir Por otra parte, el término “grasa vegetal” se hace deliberadamente confuso, normalmente hace referencia a los aceites de coco y palma, estos aceites, aunque son de origen vegetal, son muy ricos en grasas saturadas y si este exceso de grasas está formado mayoritariamente por ácidos grasos saturados, como sería por ejemplo, si consumimos grandes cantidades de grasa de origen animal, sumado a hábitos de vida poco saludables, como ya hemos dicho, elevamos por las nubes el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Otro término “clásico” creado exprofeso para confundir al consumidor es la denominación “margarina vegetal”. Se emplea “vegetal” para dar una falsa sensación de sano, pero tras este término se ocultan algunas de las grasas más perjudiciales para nuestra salud: los aceites vegetales hidrogenados y los más nocivos: los parcialmente hidrogenados. No sólo no aportan ningún valor nutricional sino que se están demostrando muy perjudiciales para la salud, ya que se consumen en cantidades enormes al estar presente en una inmensa cantidad de alimentos “súper procesados” y baratos que encontramos por todas partes. Así pues las grasas trans están en el debate público después de que varias instituciones de salud pública hayan pedido ya formalmente su prohibición y en algunos países como Austria o Suiza veten su consumo con medidas legales pero todavía la batalla está abierta y los beneficios económicos son tan elevados que la presión a la que los organismos sanitarios se ven sometidos es enorme. La confusión y el fraude llevado a los aceites “sanos” Frente a esta situación una nueva “cultura de la alimentación sana” ha surgido en mitad de la polémica durante los últimos años, pero en esta última se mezclan de nuevo intereses económicos, mitos y mentiras en un caldo de intoxicación informativa destinada a volver a convertir esta “nueva alimentación” en otro negocio muy rentable a través de la credulidad de un consumidor poco “formado” en materia nutricional aunque sin embargo supuestamente más informado que nunca. En mitad de todo esto, las cualidades ya demostradas del aceite de oliva se han transformado en una buena excusa para emplear esta denominación de un producto saludable y “delicioso” gastronómicamente hablando, aunque comparativamente mucho más caro, para vender sus derivados refinados de baja calidad y menor valor nutricional pero que, vendidos a un precio mucho más bajo, (aunque elevado frente a otros aceites) ofrece jugosos beneficios. El colmo de esta avaricia ha sido denunciada estor días por la OCU al estudiar la composición de los aceites de oliva virgen, aquellos que supuestamente no deberían haber sido tratados con procesos industriales de refinado o sencillamente mezclados con aceites de peor calidad. En la nota de prensa que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado un análisis de 41 marcas de Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE). Los resultados de laboratorio no dejan lugar a dudas, 20 de las 41 marcas analizadas, no cumplen los requisitos del Reglamento Europeo que regula la comercialización del aceite y no son Aceite de Oliva Virgen Extra, sino una categoría inferior, Aceite de Oliva Virgen (AOV) más barata. Los resultados del estudio se publican en el número de noviembre de la revista OCU-Compra Maestra.
Momento de la Cata del Aceite de Oliva Virgen Extra de la Denominación de Origen Priego de Córdoba
Para llegar a la publicación de estos resultados, la OCU ha seguido al pie de la letra, El RD 538/2015 que regula la realización de estudios y análisis comparativos de productos de alimentación. Esta norma, obliga a realizar los análisis en laboratorios acreditados, permite realizar a la industria análisis contradictorios, y en casos de incumplimiento legal, como el que se denuncia, permite la realización de un análisis dirimente cuyo resultado será el de la publicación. Sólo virgen, etiquetados como “virgen extra” De acuerdo con este procedimiento OCU denuncia que los productos analizados de Hojiblanca El nuestro, Carbonell pet, Koipe, Eroski pet y vid, Dintel Clássico, Alipende pet, Coosur Origen, Coviran aceites del sur y Exquisite Aceites del sur, Dia pet, vid y Afrutado, Hacendado pet, La Masía Excelencia, Olearia del Olivar (Aldi), Guillen, Olisone (Lidl) pet y vid y La Española se etiquetan como virgen extra, cuando en realidad se trata de solo virgen. Etiquetados correctos (¡algunas marcas aparecen en ambas listas!) Haciendo referencia a esa confusión y complejidad a la que hacíamos referencia al principio, la OCU encuentra marcas que tienen productos en ambas listas así que del resto, 21 sí cumplen los requisitos que establece la normativa, se trata de Ybarra pet y vid, Mar de olivos, Hojiblanca bravío, Olearia del olivar (aldi) Alipende vid, Carbonell Gran Selección, Gutbio (aldi), Consum, Dccop, Maeva pet y ecológico, Auchan vid, Carrefour ecológico, Borges, El corte inglés bio , Auchan pet, Hacendado gran selección coop, Carrefour pet y Oleostepa, siendo estos tres últimos los que mejores resultados obtienen. Algunas de estas marcas ponen en el mercado productos distintos en función del envase o con diferente denominación por lo que se incluyen en un grupo u otro de acuerdo con los resultados de la muestra analizada. Resulta sorprendente como algunas marcas de toda la vida aparecen en ambas listas ofreciendo solo la calidad anunciada en parte de sus aceites (casualmente los que tienen un precio notablemente superior). La OCU recuerda que es una normativa europea la que regula las condiciones de comercialización del aceite de oliva y los requisitos que deben cumplir cada una de las categorías para su correcto etiquetado. Esta normativa establece que para determinar si un aceite reúne los requisitos necesarios para ser calificado como virgen extra ha de superar una prueba sensorial a través de un panel acreditado y bajo una metodología concreta que establece el propio reglamento. Los resultados del laboratorio acreditan que las muestras de las citadas marcas no superan esta cata y por tanto no puede ser calificado como aceite de oliva virgen extra. Denuncia por fraude La OCU recuerda en la nota de prensa que: La normativa española establece que es una infracción administrativa en materia de protección al consumidor el fraude en el etiquetado de los productos, cuando este no se corresponde con la verdadera naturaleza y características de los mismos. En el caso de las marcas señaladas todas etiquetan su producto como AOVE, cuando en realidad, a la vista de los análisis realizados, se trata de una categoría inferior, lo que supone un claro incumplimiento de la normativa de consumo.
Muchas marcas donde elegir, pero se necesita un control efectivo por parte de las administraciones que garantice la calidad.
La OCU ha denunciado a todas las marcas que incumplen la normativa ante las Comunidades Autónomas, que son las administraciones públicas con competencias en materia de inspección y sanción en esta materia. Además, ha pedido que de acuerdo con la normativa que regula los análisis comparativos, los resultados de estos análisis se tengan en cuenta a la hora de inspeccionar a las empresas infractoras. Es un fraude económico, no de salud pública Debe quedar claro que se trata de un engaño de carácter económico, ya que de media el AOVE resulta 0,50 euros por litro más caro que el AOV. No se trata de un problema que afecte a la salud publica pues todos los aceites analizados cumplen los requisitos de la normativa para ser comercializados, eso sí en categorías diferentes. EL AOVE resulta 0,50 € más caro que el AOV A pesar de que no ha habido casos de comercialización de aceite lampante, o de mezclas de distintos tipos de aceites como en estudios anteriores, sí ha aumentado la proporción de aceites que no superan los requisitos establecidos por la legislación para comercializarse como AOVE. OCU lamenta esta situación “crónica” que tiene funestas consecuencias para la imagen del sector y de un producto tan importante como el aceite de oliva. Al mismo tiempo recuerda que, son solo los fabricantes que lo hacen mal, los únicos responsables del perjuicio que las denuncias sobre él aceite, reiteradas por parte de la Comisión Europea u otros organismos de protección del consumidor de diferentes países causan en la imagen de un sector tan importante en España. ¿Por qué no se hace nada? La OCU denuncia la alarmante inacción de algunas comunidades autónomas, responsables de inspeccionar y sancionar estos hechos que permiten que esta situación se mantenga en el tiempo. A pesar de que hay inspecciones en el sector se desconocen su número y sobre todo sus efectos. En este sentido OCU lamenta que de las denuncias que presentó raíz de su último estudio, en el año 2012 nada sepa sobre sus resultados. Por ello pide a todas las Administraciones implicadas que lleven a cabo una reforma de la legislación que endurezca las sanciones, permitiendo que estas sean públicas y se ponga fin a una situación que perjudica a los consumidores y a la imagen de España en el exterior. El último que sumar a la lista tras el fraude de los 24.000 litros de aceite refinado hecho pasar por “virgen extra” para hacer caja Esta denuncia se suma a la última operación policial realizada a comienzos de septiembre en Valencia, donde se intervinieron miles de litros que utilizaban esta trampa, una práctica habitual para conseguir más ganancia: mezclar aceite desodorizado y venderlo como un puro virgen extra.
Molinos cónicos de aceitunas tradicionales (España, siglo XIX), expuestos en el jardín del Museo Dell'Olivo (Imperia, Italia).
Este no es un hecho aislado: los intentos de fraude son habituales en torno al aceite de oliva. Porque pasar aceite de oliva refinado por uno virgen extra es una práctica conocida en el sector. Sólo se necesita un proceso sencillo y que el consumidor difícilmente apreciará, consistente en mezclar un aceite que cumpla los requisitos con otro refinado para conseguir superar las pruebas o las catas y ser comercializado como virgen extra al mismo precio. A este aceite refinado también se le conoce en el sector como aceite desodorizado, o sea, el que se obtiene tras un proceso químico que permite eliminar olores y sabores desagradables maximizando el rendimiento frente al material de origen, es decir la oliva (u otros aceites procedentes de semillas, como el de girasol). Si se combinan estos aceites con un virgen extra, en una proporción entorno al 70%-30%, es prácticamente indetectable en la cata, pero ilegal, además de alterar sus propiedades nutricionales. Como recuerda la OCU, por ley, el aceite de oliva virgen extra no puede contener nada de aceite refinado. La trampa permite que el precio del producto baje y la ganancia económica sea exponencial. ¿El precio a la baja detrás de estos fraudes? El precio del aceite de oliva ha estado a la baja en los últimos meses y eso ha llevado probablemente a aumentar las “tretas” en el sector, acostumbrado a la venta de mezclas para mejorar sus cuentas. El aceite de oliva virgen básicamente no es más que el zumo de la aceituna y para obtenerse sólo se usan medios mecánicos para su extracción, nunca se deben modificar sus características una vez ha sido extraído. Los aceites de oliva virgen y virgen extra se obtienen mediante métodos de extracción mecánica y sin usar procesos de refinado. El virgen extra es el de máxima calidad y nunca debe sobrepasar los 0’8 grados de acidez. La diferencia entre el aceite virgen extra y el virgen, no es tan solo que el segundo es de peor de calidad, en este se permite un nivel de acidez de hasta 2 grados pero la diferencia puede llegar a ser notable en sus propiedades ya que combinando aceite de oliva refinado, dependiendo de la cantidad y calidad del segundo, podemos estar hablando de algo completamente distinto por lo que estar pagando un precio absurdo. Así que al final es la historia de siempre: no debemos confundir “formación” y “preparación” con “información” y mucho menos “publicidad” … pero llega un momento que debemos pedir a los organismos responsables que tomen las medidas necesarias porque hablamos de nuestra salud y nuestra cartera. Te puede interesar:
Autor: Fátima Salazar C
Temas relacionados: Economía Social, Sociedad, Política Y Ciencias Sociales, Defendiendo A Los Consumidores, Derecho, Fátima Salazar C. Reconocimientos y más información sobre la obra gráfica ADVERTENCIA: En este foro, no se admitirán por ninguna razón el lenguaje soez y las descalificaciones de ningún tipo. Se valorará ante todo la buena educación y el rigor sobre el tema a tratar, así que nos enorgullece reconocer que rechazaremos cualquier comentario fuera de lugar.
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